Estados Unidos tiene una larga, y a menudo sórdida, historia de intervenciones en América Latina. Washington entró una vez en guerra con México, desembarcó tropas en Cuba e invadió Panamá para deponer a su gobernante.
Pero durante gran parte del siglo XX, la implicación estadounidense en la región estuvo en manos de la CIA.
Ahora, mucho después del fin de la Guerra Fría, el gobierno de Donald Trump ha autorizado en secreto a la agencia a llevar a cabo acciones encubiertas en Venezuela, según funcionarios estadounidenses, intensificando una campaña contra el líder autoritario del país, el presidente Nicolás Maduro.
La orden ha despertado una vez más el espectro de las operaciones de una agencia que tuvo sus manos en golpes de Estado, planes de asesinato y la lucha contra el gobierno izquierdista de Nicaragua en la década de 1980.
He aquí algunas de esas operaciones de alto perfil.
Un golpe en Guatemala
Cuando el presidente democráticamente electo de Guatemala, Jacobo Árbenz Guzmán, fue derrocado en un golpe de estado en 1954,el gobierno de Eisenhower lo describió como un levantamiento contra un gobierno comunista aliado con la Unión Soviética.
Pero el golpe había sido apoyado por la CIA, que elaboró listas de asesinatos y discutió el reclutamiento de exiliados para participar, según archivos publicados décadas después. El presidente Dwight Eisenhower aprobó una petición para proporcionar bombarderos a los insurgentes, y los pilotos de la CIA ayudaron a crear una fuerza de oposición.
Árbenz también se había granjeado poderosos enemigos en una importante empresa estadounidense, la United Fruit Co. Su gobierno había intentado confiscar tierras sin utilizar propiedad de la empresa para redistribuirlas en el marco de un plan de reforma agraria, y pagar una indemnización por el valor subestimado que la empresa había declarado en el pago de impuestos.
Tras el golpe, Guatemala cayó en tres décadas de guerra civil bajo una serie de líderes militares. Una investigación de la Iglesia Católica Romana concluyó que 150.000 personas fueron asesinadas y 50.000 fueron desaparecidas de manera forzada en el conflicto, estimando que el 80% de las bajas fueron causadas por las tropas guatemaltecas.
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