
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a sacudir el tablero regional al anunciar el martes un “bloqueo total y completo” del flujo de petróleo que entra y sale de Venezuela a través de embarcaciones previamente sancionadas.
Por El Tiempo
En un mensaje publicado en la red social Truth Social, Trump afirmó que el país sudamericano está “completamente rodeado”, por lo que describió como el mayor despliegue naval jamás reunido en Sudamérica. Declaró, de paso, al régimen de Nicolás Maduro como una Organización Terrorista Extranjera (FTO, por su sigla en inglés) y acusó a Caracas de haberle “robado” a EE. UU. petróleo, tierras y otros activos que ahora, dijo, deben ser recuperados.
Pero como ocurre con frecuencia con los anuncios de alto voltaje de Trump, el mensaje dejó abiertas más preguntas que respuestas sobre su verdadero alcance y viabilidad en la práctica.
Sin embargo, de materializarse en los términos sugeridos, la medida representaría una escalada masiva en la campaña de presión de Washington contra el régimen venezolano y cuyo objetivo que cada vez resulta más explícito: forzar la salida de Maduro del poder y provocar un cambio democrático.
Desde el punto de vista económico, el golpe potencial sería devastador. Para el politólogo venezolano, Daniel Árias, si se mantiene el bloqueo, tanto petrolero como comercial, no cabe la menor duda de que “el gobierno, producto de sus experiencias en los últimos 25 años, va a aguantar así haya un deterioro muy grande de la situación social de la mayoría de los venezolanos”.
Ante esta posibilidad, resalta Árias, Maduro podría aprovechar la ventaja para inclinar a los gobiernos de Colombia y Brasil de su lado “para recibir asistencia que le permita garantizar la subsistencia”.
Sin embargo, el impacto será considerable. Francisco Monaldi, director del Programa de Energía para América Latina de la Universidad Rice, en Texas, advierte que cerca del 80 por ciento del petróleo venezolano se comercializa actualmente en el mercado negro, principalmente con destino a China, y que esos ingresos representan alrededor del 50 por ciento del total de las exportaciones del país.
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Las autoridades suecas abordaron el domingo un carguero ruso bajo sanciones que había anclado en aguas territoriales suecas tras desarrollar problemas en el motor, en el último incidente entre países de la OTAN y embarcaciones de Moscú en la región del Mar Báltico.
El Adler, un buque de carga rodante que analistas señalan ha sido utilizado en el pasado para transportar armas, desarrolló problemas técnicos el sábado y se detuvo en aguas territoriales de Suecia antes de que funcionarios de aduanas y guardias fronterizos lo abordaran durante la noche del domingo.
“Poco después de las 01.00 de la madrugada abordamos el barco con el apoyo de la Guardia Costera sueca y el servicio de policía para realizar una inspección aduanera”, dijo Martin Höglund, portavoz de la Administración de Aduanas de Suecia. “La inspección todavía está en curso”.
La tripulación estuvo bien dispuesta y la inspección continuaba el domingo por la mañana, según el servicio de aduanas de Suecia. Medios locales informaron que los servicios de inteligencia y fiscales suecos también estaban involucrados en el caso.
Höglund declinó revelar qué había encontrado el servicio de aduanas a bordo del barco.
Según el servicio de rastreo de buques Marine Traffic, el Adler es un portacontenedores rodante de 126 metros de largo. Está anclado frente a Höganäs, en el suroeste de Suecia.

El buque es propiedad de la empresa rusa M Leasing LLC, que está incluida en las listas de sanciones de Estados Unidos, la Unión Europea y múltiples países europeos por su papel en el transporte de munición norcoreana para su uso en la guerra de Rusia contra Ucrania, según OpenSanctions, una base de datos de empresas e individuos sancionados.
El Adler emitió una llamada de socorro el sábado por la mañana cerca de la localidad sueca de Höganäs, en el estrecho entre Dinamarca y Suecia. El barco había partido del puerto ruso de Bronka, en las afueras de San Petersburgo, el 15 de diciembre, aunque las autoridades aduaneras dijeron que no tenían información sobre su destino.
“Los propietarios están en las listas de sanciones, por eso también lo tenemos en cuenta cuando hacemos un control aduanero, lo que complica un poco todo el asunto”, señaló Höglund.
El abordaje por parte de funcionarios suecos se produce después de que varias embarcaciones pertenecientes a la flota en la sombra de Rusia cortaran cables y tuberías en el Mar Báltico en 2024, culminando con guardias fronterizos finlandeses descendiendo en rappel sobre el petrolero Eagle S el 26 de diciembre del año pasado para detener a su tripulación.
Finlandia presentó un caso contra el capitán y oficiales superiores del Eagle S por sabotaje grave, ya que determinó que los cables cortados por el barco estaban en aguas internacionales.
El Adler ha sido detenido anteriormente por un país de la OTAN cuando fuerzas griegas lo abordaron en 2021 para asegurar que no transportaba armas a Libia, lo que provocó la ira rusa.
Crece la preocupación entre los países de la OTAN que bordean el Mar Báltico sobre la flota en la sombra de Rusia, compuesta por embarcaciones utilizadas para eludir las sanciones occidentales sobre petróleo, así como buques de carga que transportan armas.
Lady Mariia, otra embarcación rusa rodante que ha sido utilizada para transportar armas, también desarrolló problemas en el motor frente a la costa de Suecia a principios de este mes, pero recuperó el control en pocas horas.

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