Venezuela se prepara para vivir este domingo 19 de octubre un acontecimiento histórico con la canonización de José Gregorio Hernández y la madre Carmen Rendiles. El evento llega en medio de un clima político tenso, marcado por el despliegue de buques de guerra estadounidenses en el Caribe —en lo que Washington dice son labores de lucha contra el narcotráfico— y la denuncia del Gobierno venezolano de que lo que se busca es un cambio de régimen en el país.
Por CNN
La ceremonia emociona a millones de creyentes dentro y fuera del país. Los que están en Caracas o viajan a la capital tienen como parada obligatoria la iglesia Nuestra señora de la Candelaria ubicada en el Centro histórico, donde reposan los restos mortales del doctor José Gregorio Hernández, conocido popularmente como el “médico de los pobres”.
Hasta allí llegó Edward Ocariz, activista de derechos humanos, quien ve en este momento una oportunidad para la reconciliación nacional. Una vez en el lugar enciende una vela y pide lo que en su opinión sería un gran paso en ese sentido: la liberación de los presos políticos.
“Eso es lo que le pido a mis santos, José Gregorio y la nueva santa, de que se nos pueda dar que esas puertas de esos pequeños infiernos, de esos centros de tortura se abran. Que esas luces penetren los corazones de los opresores y se abran todas las puertas de libertad a todas aquellas personas que son inocentes”, dijo a CNN.
Ocariz dice que aún carga con las secuelas de su encarcelamiento. Confiesa que hay heridas que nunca se cierran y que aún intenta dejar atrás lo que dice que vivió durante más de cinco meses tras las protestas que siguieron al polémico anuncio del Consejo Nacional Electoral en 2024, que proclamó como ganador a Nicolás Maduro. “Me detuvieron, recorrí por seis centros distintos de detención”, recordó.
El testimonio de Ocariz coincide con el de otras personas que estuvieron detenidas en las protestas postelectorales quienes dicen haber sufrido malos tratos. El Gobierno de Venezuela rechaza los señalamientos y el fiscal general del país, Tarek William Saab, ha dicho que las detenciones se realizaron “según la justicia y los derechos humanos”.
El poder electoral defendió los resultados de aquellos comicios, que fueron ratificados por el Tribunal Supremo de Justicia (tanto el Consejo como el Tribunal están integrados por personas afines al oficialismo). La oposición calificó los resultados de fraudulentos, mientras que organizaciones como el Centro Carter y el Panel de Expertos de las Naciones Unidas manifestaron dudas sobre la transparencia del proceso.
Tras las elecciones, unas 2.000 personas fueron detenidas en protestas, según cifras oficiales. Por su parte, el Gobierno aseguró que esas personas eran responsables de actos violentos, aunque negó haber reprimido de forma desproporcionada. Meses después, Maduro solicitó a la Fiscalía revisar los casos de detenidos, uno por uno, lo que derivó en cientos de liberaciones.
Por otro lado, el Foro Penal Venezolano reporta que hay 841 presos políticos en Venezuela, entre ellos 97 ciudadanos con nacionalidad extranjera. Maduro niega sin embargo que haya presos políticos en el país: “Salen a decir que son presos políticos, no son presos políticos son gente que quemó, que atacó, que amenazó, que agredió, destruyeron y mataron”.
Para Ocariz, la fe en José Gregorio Hernández fue clave para sobrellevar su detención.
“Esta santidad para mí es de alegría, pero también me siento involucrado. Porque fue esa fuerza la que me mantuvo. Fue esa fe la que me ayudó a salir”, afirmó Ocariz conmovido.
Ocariz manifestó su profunda reacción ante las imágenes de la reciente liberación de rehenes israelíes en manos de Hamas y detenidos en poder de Israel ocurrido el lunes 13 de octubre. Expresó una combinación de emociones encontradas que van desde el sombrío recuerdo de las atrocidades que dice que sufrió, hasta la esperanza renovada por el reencuentro familiar y la búsqueda de justicia.
Un santo de la unidad nacional
José Gregorio Hernández es conocido como el “médico de los pobres” y nació en Isnotú, estado Trujillo, en los andes venezolanos en 1864. Fue médico, científico, profesor y filántropo y destacó tanto por su dedicación a atender a los más necesitados como por su contribución a la medicina moderna en Venezuela, introduciendo avances científicos como el microscopio y sentando bases en bacteriología. Era un hombre de ciencia pero también de fe que en 2021 se convirtió en beato.
Es considerado un símbolo de unión nacional. Su figura es invocada tanto por fieles como por líderes políticos. El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, insiste en asegurar que llevó el caso personalmente hasta la Santa Sede y que lo planteó en una reunión con el papa Francisco en 2013. Considera que ese paso fue clave para que avanzara este proceso.
“Yo me sentí muy emocionado. Casi que lloré recordando al papa Francisco y su compromiso. Después de 77 años de postulado, José Gregorio recibe su título, que son bendiciones de paz para el pueblo de Venezuela”, dijo el mandatario.
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