Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

miércoles, 15 de octubre de 2025

SANGRE, RAÍCES Y LIBERTAD Por Douglas Zabala



El primer Simón Bolívar arribó a este mágico continente de ríos, montañas y hermosas mujeres desde una familia vasca asentada en la Isla de Santo Domingo. Sin imaginar que su apellido quedaría grabado para siempre en nuestra historia, su descendiente, Simón De Bolívar, forjó excelentes relaciones con la corona española, lo que le valió un puesto diplomático en Caracas.

 

Al establecerse en Venezuela, los hijos de este antecesor del Libertador se destacaron como funcionarios públicos y tribunalicios de profunda fe, realizando cuantiosas donaciones a la iglesia católica. Este linaje, iniciado por el "Viejo Bolívar", se consolidó como una línea ininterrumpida de adinerados miembros de la aristocracia colonial caraqueña.

 

De ese tronco familiar nació Juan Vicente Bolívar y Ponte, heredero de una inmensa fortuna que incluía extensos territorios en los valles de Aragua, haciendas de cacao y un ingenio azucarero en San Mateo.

 

Desde joven dedicado a las armas, Juan Vicente no solo fue uno de los mantuanos más acaudalados, sino el primero de los Bolívar en manifestar abiertamente su descontento con el régimen español y en impulsar la causa independentista.

 

Fue su hijo, Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Ponte Palacios y Blanco, quien, recogiendo esta herencia histórica de convicción y valor, materializó el ideal independentista hasta lograr la libertad de cinco naciones.

 

Hoy, en un país que clama por un cambio de rumbo, se hace más necesario que nunca recordar y honrar el legado de una familia que, con su hijo Simón a la cabeza, consagró su existencia a la lucha por la independencia de la corona española.

 

Hoy nuestro libertador sigue siendo un ejemplo imperecedero para defender los valores democráticos y la soberanía popular y nacional. Bolívar soñó con una patria donde el poder sirviera al pueblo, no donde el pueblo temiera al poder.

 

Por eso, afianzarnos en su legado implica construir un país sin perseguidos ni presos políticos, donde se respeten los derechos humanos y se abrace la pluralidad como riqueza. Solo así honraremos verdaderamente su sangre, sus raíces y su lucha por la libertad.

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