A 256 AÑOS DE SU NACIMIENTO
“Tenía en alto aprecio su dignidad de ente libre y su decoro de ciudadano independiente. Sabía que el hombre de ilustración e inteligencia, creador, iniciador y original, no ha nacido para eunuco, para esclavo, para faquín, ganapán o esportillero”. Señala en el libro “Don Simón Rodríguez, Maestro del Libertador” el historiador Gonzalo Picón Febres Cordero.
Simón Narciso de Jesús Carreño Rodríguez nació un 28 de octubre de 1769. Simón Bolívar tuvo la oportunidad de su vida cuando la providencia hizo que uno de sus maestros fuese Simón Rodríguez. El profesor y amigo fue hombre de virtud acrisolada, de generoso corazón, de gran sinceridad, de luminoso y elevado entendimiento, de bellos ideales.
El Maestro sabía que el hombre de talento no debe prostituirse ni engañar. Sabía que el hombre consciente de sus actos y responsabilidad no es lo mismo que el especulador soez, que mañanea al negocio y anochece en la pitanza descarada. Lo indignaba el adulón; el vividor le daba asco; del hacedor de antesalas se dolía; contra el farsante protestaba.
En una oportunidad, en el ejercicio de ministro de Educación en Bolivia por encargo del mismo Libertador, le recuerda a propósito de un desencuentro con el General Sucre: “Por satisfacer a usted y por satisfacerme a mí mismo, me separé de usted en Bolivia. ¡Qué mal hizo usted en dejarme, y yo en no seguirlo! La obra que yo iba a emprender, exigía la presencia de usted; y usted, para consumar la suya, necesitaba de mí”.
Rodríguez fue un gran pedagogo: “Enseñen, y tendrán quien sepa; eduquen, y tendrán quien haga”. Su propuesta educativa era profundamente democrática: “La América española es original, originales han de ser sus instituciones y su gobierno, y originales sus medios de fundar uno y otro. O inventamos o erramos”.
Hoy, cuando Venezuela clama por más libertad, urge que los jóvenes rescaten los valores libertarios de Simón Rodríguez: la autenticidad, la crítica, la creación, la educación como herramienta de emancipación.
Sigamos el legado de este Maestro de Repúblicas, que su ejemplo no sea solo memoria, sino bandera viva en la lucha por la democracia.

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