Donald Trump culpa a la "izquierda radical" del asesinato de Charlie Kirk y ahora pretende clasificar a Antifa como una "organización terrorista". Pero ¿qué es exactamente el movimiento Antifa y cómo está compuesto?
El atentado contra el activista político nacionalista de derecha Charlie Kirk sigue conmocionando a Estados Unidos. Desde que Kirk fue asesinado de un disparo en el campus de la Universidad de Ohio, Donald Trump y sus seguidores han estado avivando cada vez más el sentimiento contra lo que llaman la "izquierda radical", a la que consideran responsable de su muerte.
Ahora, el presidente estadounidense ha anunciado que clasificará al movimiento Antifa como una "gran organización terrorista". En redes sociales, lo calificó de "un desastre izquierdista, enfermizo y peligroso" y declaró que quienes financiaron a Antifa también deberían ser investigados a fondo.
Antifa, un movimiento descentralizado
Antifa es la abreviatura de "Antifaschistische Aktion" (Acción Antifascista). No se trata de una asociación organizada de forma centralizada, sino de un movimiento informal de grupos e individuos comprometidos con la oposición al fascismo, el racismo, el antisemitismo, el nacionalismo étnico, el revisionismo histórico de derecha y otras formas de ideologías de ultraderecha.
Antifa se ubica en el espectro político de la izquierda y la extrema izquierda, y es activo en todo el mundo, especialmente en Europa y Norteamérica.
Sus orígenes se remontan a la Alemania de las décadas de 1920 y 1930, cuando, durante la turbulenta época política de la República de Weimar, activistas y grupos de izquierda se opusieron al cada vez más poderoso nacionalsocialismo.
Fue proclamada oficialmente en 1932 por el Partido Comunista de Alemania (KPD), no como una organización, sino como un movimiento colectivo contra el Partido Nazi (NSDAP). Grupos Antifa también surgieron en otros países, por ejemplo, en Italia, contra el régimen fascista de Benito Mussolini, y en España, como reacción a la dictadura de Francisco Franco.
Desde el anticapitalismo hasta un movimiento liberal-burgués
Hasta el día de hoy, Antifa sigue siendo más bien un conjunto de pequeños grupos. Originalmente, el "antifascismo" era un grito de guerra comunista que también cuestionaba el capitalismo. Por ello, el logotipo del movimiento Antifa presenta dos banderas plantadas en la derecha y apuntando hacia la izquierda: una roja que representa el socialismo/comunismo, y una negra que simboliza el anarquismo.
Sin embargo, el concepto de antifascismo ha evolucionado a lo largo de las décadas. Hoy en día, también existe un "antifascismo liberal-burgués" que aboga por la preservación de la democracia y el Estado de derecho, que considera amenazados por el extremismo de derecha.
¿Movimiento violento o no violento?
El término general "antifascismo" es tan amplio como el movimiento "Antifa". Numerosos grupos que se identifican con él adoptan una postura no violenta contra el extremismo de derecha y el autoritarismo. Por ejemplo, investigan y publican información sobre redes de ultraderecha, organizan protestas y manifestaciones, o eliminan propaganda de ultraderecha.
Sin embargo, también existen grupos militantes que toleran el uso de la violencia para lograr sus objetivos o incluso la utilizan ellos mismos, en diversas formas. Se autodenominan grupos Antifa "autónomos", "militantes" o "independientes", distanciándose así conscientemente del antifascismo "burgués" o "estatista".
Es decir, que Antifa describe a un impresionante conjunto de diversos grupos más pequeños sin una estructura organizativa fija. Si, y en qué medida, el uso de la violencia se considera un medio legítimo en la lucha contra el extremismo de derecha, es un tema de frecuente y de amplio debate dentro del movimiento, lo que le ha valido numerosas críticas públicas en repetidas ocasiones.
Antifa en Estados Unidos
Los grupos Antifa existen actualmente en muchos países del mundo occidental, incluyendo a Gran Bretaña, Italia, España y Estados Unidos. En todos sin una organización central. Antifa USA está formada por grupos locales unidos por el concepto ideológico del antifascismo. Desde la década de 1980, se opusieron activamente a las actividades de los neonazis estadounidenses, los skinheads (cabezas rapadas) racistas y el Ku Klux Klan.
Entre los grupos más conocidos hoy en día se encuentran Rose City Antifa, fundado en Portland, Oregón, en 2007; el grupo Anti-Racist Action (ARA), activo principalmente en muchas ciudades del Medio Oeste estadounidense; y Refuse Fascism, un grupo que se formó tras la primera elección de Donald Trump como presidente de EE. UU. en 2016, y que desde entonces ha organizado reiteradas protestas contra el fascismo y el autoritarismo.
Desde el principio, Antifa ha sido una piedra en el zapato para Donald Trump. Ha anunciado repetidamente, incluso durante su primer mandato, que pretende clasificar al movimiento como "organización terrorista". Sin embargo, expertos y agencias como el FBI y el Departamento de Seguridad Nacional consideran que este plan es legalmente imposible de implementar.
Grandes preocupaciones legales
Ya en 2017, el entonces director del FBI, Christopher Wray, declaró que la clasificación como organización terrorista no era posible debido a la falta de una estructura o jerarquía formal.
La agencia observó a Antifa como un "movimiento potencialmente violento" y también realizó investigaciones contra perpetradores individuales con "algo así como una ideología antifa". Sin embargo, en general, el movimiento era demasiado heterogéneo como para ser designado claramente como una organización.
El segundo problema legal es que no existe un mecanismo formal para declarar a los grupos nacionales estadounidenses como "organizaciones terroristas". Según la legislación estadounidense, la clasificación de un grupo terrorista es responsabilidad del Departamento de Estado, y hasta la fecha, solo existe un mecanismo para clasificar a las "organizaciones terroristas extranjeras" (FTO).
Si bien los delitos cometidos por individuos dentro de Estados Unidos pueden constituir actos terroristas, los grupos en sí no reciben una designación terrorista formal como sí la reciben en el contexto internacional.
Finalmente, existe la Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, que protege la libertad de expresión y de reunión, así como la libertad de opinión política. Incluso las opiniones radicales, antisistema o antigubernamentales están protegidas por la Constitución. Por lo tanto, una designación terrorista podría interpretarse como un intento de criminalizar la expresión política protegida por la ley, lo cual violaría la Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos.
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