Tras una luna de miel política y por conveniencia, el presidente Maduro se ha visto obligado a arremeter políticamente, contra la calidad de un aliado de cierta data, tal y como lo es el presidente Lula Luis Innácio Lula da Silva, quien vetó con toda justificación el ingreso de Venezuela al club Brics; grupo de potencias emergentes, a manera de represalia (castigo diplomático) por incumplimiento de los acuerdos para la realización de unas elecciones de unas elecciones democráticas; actitud de parte de Lula que el régimen venezolano ha calificado como de “agresión” y “gesto hostil” la censura u oposición de su adhesión al Brics o grupo de potencias emergentes, a lo que Maduro replicó: “nadie vetará ni callará al país”. Con tal actitud de Lula, Venezuela queda más aislada aún del contexto mundial de naciones, de entre las cuales hay un cierto número de las mismas que lo le reconocen y cuestionan con toda justificación, su reelección ”de facto” para el sexenio 2025-2031, a juramentarse, ante diversos cuestionamientos, rechazos y elusiones, el 10/1 venidero, en medio de una crisis que ha protagonizado desde 2013 y con un saldo lamentable de algo más de unos cinco millones de venezolanos migrados hacia diversas partes del mundo.
En efecto, buena parte del continente latinoamericano queda a manos de un triángulo fatídico que conformaría: Nicaragua, Cuba y Venezuela.
Aunque es de estimarse que es el dominio petrolero de Brasil en América Latina, -conflicto de intereses- el hecho que trunca realmente, el ingreso de Venezuela en el grupo Brics puesto que, durante la década pasada, según Petroguía, Brasil logró aumentar su producción en un 64 por ciento para alcanzar un tope sobre los 3,6 mbpd hacia fines de 2023, aunque durante el año actual ha experimentado una ligera caía equivalente a unos 3,4 mbpd. Aun así, ya se ha convertido en el primer productor de petróleo en América Latina. Pues, ahora Venezuela por causas de las políticas erráticas del régimen chavista, no es competitiva en su mercado natural y surgirán nuevos actores, entre los que podría descuella Guyana, que ya se está perfilando como tal en medio del maremágnum por la disputa territorial porque asevera que el laudo de 1899 resolvió de manera plena, directa y definitiva los asuntos relativos a toda reclamación.
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En efecto, buena parte del continente latinoamericano queda a manos de un triángulo fatídico que conformaría: Nicaragua, Cuba y Venezuela
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