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domingo, 3 de noviembre de 2024

Los abusos sexuales en la agenda pública por Leoncio Barrios


Hay un debate sobre la importancia o necesidad de denunciar los abusos sexuales

Los abusos sexuales en la agenda pública

Ninguna noticia sobre un abuso sexual, en cualquiera de sus dimensiones, en cualquier lugar, es sobre el último abuso producido. Mientras leemos, nos impactamos, nos enfurecemos, se están produciendo otros abusos, en cualquier lugar, a cualquier hora.

El ejecutor del abuso sexual puede ser cualquier hombre y la campaña de personas y organismos especializados es que se debe denunciar el hecho, trátese de quien se trate, sea donde sea. Si el hecho no ha sido sangriento y la persona agredida decide no denunciar, el abuso solo ha ocurrido para ella, no trasciende. La inmensa cantidad de abusos sexuales quedan en el secreto y, por tanto, impunes.

¿Denunciar o no?

Hay un debate sobre la importancia o necesidad de denunciar los abusos sexuales y en ello se observa una marcada diferencia en los géneros sexuales.

Cuando se trata de un abuso sexual en la familia o un entorno cercano, hay hombres que podrían preferir que no se denuncie. A pesar del dolor o la rabia puede prevalecer la vergüenza. Así, es mejor que nadie lo sepa. Si el abuso ocurrió en un entorno ajeno, los hombres pueden apretar los labios hasta con rabia pero preferirían el silencio en torno a lo ocurrido.

Pudiera ser que se les active un mecanismo inconsciente de solidaridad masculina con los de su género e, inclusive -una hipótesis bien atrevida- ,porque les protege de posibles acusaciones. Una posición preventiva, digamos.

Las mujeres detractoras de la denuncia pueden tener razones más variadas que los hombres para no decir pero prevalece, por un lado, la vergüenza de tener que revelar aspectos de su intimidad y el temor de ser sancionada por algunas personas, hasta por ellas mismas. “Seria por algo que tu hiciste”, suele decir la mirada sancionadora.

Por otro lado, las mujeres pueden preferir callar el abuso sexual por desconfianza en el sistema policial y judicial, de que la denuncia sirva para algo. Además, por no verse sometida al calvario del escrutinio policial, médico, judicial, social que sigue a su denuncia. Muchas mujeres agredidas sexualmente quieren pasar la página tan pronto como sea posible. Lamentablemente, es un anhelo muy difícil de lograr, posiblemente, nunca puedan olvidar lo sucedido.

A pesar de las reservas que hayan sobre la denuncia de abusos sexuales, cada vez hay más denuncias. Por lo general se hacen por la vía informal, diciéndoselo a pocas personas o a más, a través de las redes virtuales.

Cada vez más las redes virtuales son los recursos usados para denunciar abusos sexuales. Esa vía tiene sus ventajas: la denuncia puede ser anónima, tiene más impacto social y hay más probabilidad de vengarse del agresor o agresores. Al mismo tiempo, tiene sus limitaciones: si es anónima puedes carecer de validez porque no se puede comprobar y el anonimato permite inventar o exagerar lo que se dice y, por supuesto, no es legal. Puede quedarse en la venganza sin llegar a la justicia.

Inclusive, puede ser que la denuncia , por una red o ante la policía, no la haga la persona abusada/violada, sino una tercera. Quiero resaltar que no digo ¨la mujer abusada/agredida/violada” porque también hay hombres y personas trans que son agredidas sexualmente. De esos casos, menos se habla. No se dice, como no se dice casi nada que se refiera a lo sexual, a no ser que adquiera tono de escándalo.

Ocultamiento y complicidad

Los abusos sexuales que no llegan a sangrientos suelen callarse. No solo por las personas agredidas sino por el entorno que se entera del hecho. Las conductas sexuales no solo son parte de lo privado de cada quien, sino de lo íntimo. De lo sagrado de cada quien. De lo sexual no se habla o se habla en voz muy baja para evitar que otros se enteren. Ese secreto da origen a una complicidad. Un serio problema en cualquier sociedad pero que cada vez es menor.

Recientemente, se ha roto el ocultamiento y la complicidad ante abusos sexuales con denuncias de trascendencia internacional como los abusos de uno de los más importantes productores de cine en Hollywood que dieron origen a la campaña de denuncias conocida como “me too” y más recientemente con la cloaca destapada de abusos de todo tipo liderada por un importante influencer y productor musical, también en los Estados Unidos y en la cual hay mucha gente importante involucrada, hombres y mujeres.

También han prosperado las denuncias por abuso sexual hechas de sacerdotes católicos, de entrenadores deportivos, de empresarios que pagan para que les permitan abusar y hasta de quienes ejercen el poder político: ministros, congresistas y ex presidentes que han requerido de la complacencia sexual de quienes trabajan para ellos.

También de los hombres comunes y corrientes como los que hemos visto en el juicio que Gisele Pelicot sigue en Francia a más de 50 hombres por haberla violado con el consentimiento de su marido. Y siguen, vendrán más denuncias con el favor de Dios, como dice la gente religiosa.

efectococuyo.com

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