Cualquier consulta electoral no importa si se trata del nivel municipal o regional son un test sobre el estado de la opinión pública nacional, sobre la inclinación de la opinión de los ciudadanos, de sus preferencias y rechazos.
Por supuesto que en condiciones normales cuando los comicios son para elegir autoridades locales o regionales el peso de lo nacional resulta bastante atemperado pero no inexistente.
En la presente situación venezolana en la cual concurren una crisis política como la generada por la desaparición de Chávez y los cuestionados resultados del 14 de abril con la crisis socioeconómica producto del fracaso del modelo chavista en lo económico una elección del nivel que sea adquiere carácter plebiscitario y lo específicamente local o regional conviven con menos fuerza con lo nacional. La inevitable polarización y la necesidad de resolver quién es en realidad mayoría, quiérase o no resta importancia a lo específicamente municipal, esa es la situación objetiva de cara a la consulta municipal del 8D.
Hay ejemplos propios y de otras latitudes que comprueban este aserto: uno propio, en los primeros comicios municipales separados realizados en el país en 1979, apenas 6 meses de las elecciones presidenciales de 1978 Copei, el partido del recién electo Presidente se alzó con la victoria debido a que el cuerpo electoral estaba en una onda de cambio nacional.
Ahora un ejemplo foráneo, el domingo 29 de septiembre se realizaron en Portugal elecciones para elegir autoridades locales y en ellas el partido de gobierno sufrió una contundente derrota en todo el país. Glosamos lo informado por el País de España: "Más allá de la lucha particular en cada ciudad, los portugueses castigaron el domingo los 2 años de medidas ininterrumpidas de austeridad y recortes del Gobierno". Vale la pena también recordar el efecto nacional que tuvo el resultado de los comicios municipales de 1932 en la España monárquica de entonces.
La Venezuela democrática tiene el 8 de diciembre una oportunidad de oro para elegir buenos alcaldes y concejales, castigar la desastrosa gestión del régimen, demostrar que es mayoría y acercar el fin del chavismo en el poder.
El caso de Portugal confirma el aserto de que cualquier comparecencia a las urnas siempre supone en mayor o menor una ocasión para que ciudadano se pronuncie sobre su acuerdo o no con quienes gobiernan.
Por supuesto que en condiciones normales cuando los comicios son para elegir autoridades locales o regionales el peso de lo nacional resulta bastante atemperado pero no inexistente.
En la presente situación venezolana en la cual concurren una crisis política como la generada por la desaparición de Chávez y los cuestionados resultados del 14 de abril con la crisis socioeconómica producto del fracaso del modelo chavista en lo económico una elección del nivel que sea adquiere carácter plebiscitario y lo específicamente local o regional conviven con menos fuerza con lo nacional. La inevitable polarización y la necesidad de resolver quién es en realidad mayoría, quiérase o no resta importancia a lo específicamente municipal, esa es la situación objetiva de cara a la consulta municipal del 8D.
Hay ejemplos propios y de otras latitudes que comprueban este aserto: uno propio, en los primeros comicios municipales separados realizados en el país en 1979, apenas 6 meses de las elecciones presidenciales de 1978 Copei, el partido del recién electo Presidente se alzó con la victoria debido a que el cuerpo electoral estaba en una onda de cambio nacional.
Ahora un ejemplo foráneo, el domingo 29 de septiembre se realizaron en Portugal elecciones para elegir autoridades locales y en ellas el partido de gobierno sufrió una contundente derrota en todo el país. Glosamos lo informado por el País de España: "Más allá de la lucha particular en cada ciudad, los portugueses castigaron el domingo los 2 años de medidas ininterrumpidas de austeridad y recortes del Gobierno". Vale la pena también recordar el efecto nacional que tuvo el resultado de los comicios municipales de 1932 en la España monárquica de entonces.
La Venezuela democrática tiene el 8 de diciembre una oportunidad de oro para elegir buenos alcaldes y concejales, castigar la desastrosa gestión del régimen, demostrar que es mayoría y acercar el fin del chavismo en el poder.
El caso de Portugal confirma el aserto de que cualquier comparecencia a las urnas siempre supone en mayor o menor una ocasión para que ciudadano se pronuncie sobre su acuerdo o no con quienes gobiernan.
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