Si usted no acepta que le impongamos el Amor Socialista... usted es enemigo de la Revolución...
Chávez me está obligando a revisar mis convicciones más profundas, incluido el anticomunismo radical. ¡¡Que se me está haciendo cada vez más radical!! Porque una cosa es comprender teóricamente la absoluta inviabilidad del Comunismo (leyendo las zonceras de Marx o tratando de imaginar cuán imposibles serían las relaciones humanas, si se elimina la Propiedad Privada, es decir, cuando todo sea de todos) y otra, mucho más ingenua y lamentable, es oír a Chávez explicar cómo es que el Amor va a sustituir al Egoísmo, una vez que su Revolución acabe con Venezuela. Lo único más trágico que oírle a Chacumbele esas tonterías sobre el Amor Socialista Obligatorio, es que él se las cree plena y sinceramente; y que, con toda tranquilidad ¡¡puede llegar a la matanza para imponerlas!! Tal como hicieron Lenin, Stalin, Mao, Fidel y Pol Pot; y como seguramente hubiesen hecho Allende, las FARC, Pancho Villa, los Tupamaros, Sendero Luminoso y los movimientos guerrilleros centroamericanos, si hubiesen triunfado.
Y uno capta entonces, en vivo, existencialmente, en la cotidianidad, lo que en realidad es el Comunismo: la destrucción, no sólo de la Propiedad Privada, la Libertad Individual, la Moral y la Democracia, exquisiteces burguesas todas ellas; nada de esas pequeñeces, no se trata sólo de liquidar todo eso, ¡¡sino de la destrucción de Lo Humano!! Mucho más allá de la simple Barbarie, se trata del regreso a la Animalidad más pura, a la guerra más cruel. Porque, simplemente, si usted no acepta que le impongamos el Amor Socialista, si usted no está dispuesto compartir cualquier silla adicional que tenga en su casa (que tampoco será suya), entonces, sin la menor duda, usted es enemigo de la Revolución... ¡¡y nosotros, los encargados de imponer por decreto el Amor Socialista, decidiremos qué hacer con usted!!
Y es entonces cuando captamos exactamente lo que es el Comunismo; cuando percibimos en carne propia lo que va a ser (y "nos va a hacer") el Socialismo del Siglo XXI, si es que lo dejamos. Es entonces cuando uno empieza a conectar de verdad ambas cosas, cuando uno comienza a captar que de una estupidez suprema como el Marxismo no podía salir... sino el Comunismo, esto es, el regreso a la Animalidad. Es entonces cuando uno empieza a barruntar que se le está reestructurando el Alma, el Inconsciente, los sedimentos más profundos que allí se nos fueron depositando en los 51 años transcurridos desde que entramos a la UCV en 1960. Y descubrimos, en lo más recóndito de nuestro ser, un sedimento que se nos quedó intacto por tan largo periodo: el Antiyankismo.
En esas 5 décadas -desde las tonterías de Marx, hasta el Amor Socialista de Chávez- fui poco a poco captando que el Comunismo no era tan sólo la Barbarie, sino peor, la Animalidad. Pero, al lado de ello, estúpidamente, he mantenido intacta mi animadversión inconsciente por los gringos, sigo rechazando silenciosamente sus intervenciones en Latinoamérica; sin la menor reflexión acerca de cómo, ellos -los yanquis, los marines y el Capitalismo- han sido el muro de contención contra la animalidad del Comunismo. Sigo aún sin hacer la menor reflexión acerca de lo que habría sido de Cuba si la invasión de Bahía de Cochinos hubiese triunfado, si la isla no hubiese sido arrasada por Castro; o, para ir directo al dolor más profundo: lo que habría sido de Chile si Allende hubiese impuesto sus anacrónicas ideas. Y de repente me descubro -todavía hoy y en el colmo de mi necedad- alegre por la derrota de los Yankis en Bahía de Cochinos y triste por el golpe de Estado contra Allende. | EL UNIVERSAL