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Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

25.12.25

¿Quién salió "ganando" en la sesión de la ONU sobre Venezuela y EEUU?


El gobierno de Venezuela solicitó una sesión del Consejo de Seguridad de la ONU para denunciar las acciones de EEUU en el Caribe. El representante de Trump advirtió que seguirán aplicando "máxima presión"

Venezuela Trump anuncia que destruyó otra lancha de "narcoterroristas"
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Como era previsible, la sesión extraordinaria del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas de ayer martes para discutir la escalada de tensiones entre los gobiernos de Venezuela y Estados Unidos terminó sin decisiones ni resoluciones formales.

Ocurrió lo esperado: Venezuela denunciando, Estados Unidos amenazando, algunos respaldando una posición u otra y la mayoría dejando sobre la mesa su buena voluntad de apoyar un diálogo que calme las cosas.

El subsecretario general adjunto de las Naciones Unidas para Asuntos Políticos y de Consolidación de la Paz y para Operaciones de Paz, Khaled Khiari, tomó la palabra para contextualizar la situación a partir del hecho de Washington justifica sus acciones en el Caribe -que ya suman al menos 105 personas muertas desde el 2 de septiembre- como parte de un “conflicto armado no internacional” contra el narcotráfico.

Khiari recordó en su intervención que el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos calificó los ataques aéreos de Estados Unidos contra presuntas embarcaciones del narcotráfico como contrarios al derecho internacional, sobre la base de que la lucha contra el narcotráfico «debe abordarse como una cuestión de aplicación de la ley y no mediante el uso letal de la fuerza».

El funcionario de la ONU describió como el conflicto escaló a partir de que Washington designó al Cartel de los Soles como organización terrorista extranjera, declaró el cierre del espacio aéreo venezolano e incautó buques petroleros frente a sus costas, además de sancionar a empresas navieras vinculadas al sector petrolero venezolano.

Khiari transmitió al Consejo de Seguridad la posición del secretario general de la ONU: «El diálogo es la única vía para evitar una mayor inestabilidad y sufrimiento humano en la región».

EEUU y las sanciones al máximo

El embajador de EEUU ante la ONU, Michael Waltz, no fue conciliador: «Permítanme comenzar declarando y reiterando que Estados Unidos no reconoce a Nicolás Maduro ni a sus secuaces como el gobierno legítimo de Venezuela. Nicolás Maduro es un fugitivo de la justicia estadounidense y el jefe de la Organización Terrorista Extranjera Cartel de los Soles»

“Estados Unidos aplicará sanciones al máximo para privar a Maduro de los recursos que utiliza para financiar el Cartel de los Soles, designado como organización terrorista por Estados Unidos, junto con el Tren de Aragua”, dijo.

A propósito de las sanciones a navieras y barcos petroleros, Waltz apuntó: «La realidad de la situación es que los petroleros sancionados operan como el principal salvavidas económico para Maduro y su régimen ilegítimo. La capacidad de Maduro para vender el petróleo de Venezuela permite su pretensión fraudulenta de poder y sus actividades narcoterroristas».

“Los petroleros sancionados operan como principal fuente de ingresos de Maduro y el Cartel de los Soles, que además invita a grupos terroristas como Hezbolá, el régimen iraní y las milicias como el ELN y las disidencias de las FARC a operar libremente en su país. La capacidad de Maduro de vender el petróleo le permite mantenerse en el poder y llevar a cabo estas actividades narcoterroristas. El pueblo de Venezuela merece algo mejor”.

El embajador estadounidense dejó una promesa en el aire: «El presidente Trump va a utilizar todo el poder y la fuerza de los Estados Unidos para enfrentar y erradicar a estos cárteles de la droga que han operado con impunidad en nuestro hemisferio durante demasiado tiempo».

«La mayor amenaza para este hemisferio se encuentra en nuestro propio vecindario. Estos cárteles no son como la mafia; son organizaciones sofisticadas, con capacidades técnicas y bien financiadas que están causando estragos en la región».

La tesis del «plan mayor»

Venezuela, solicitante de la reunión, fijó posiciones a través de su embajador Samuel Moncada, quien cuestionó la narrativa de que el país es una amenaza para la región: «La amenaza actual es el imperio de EEUU, no Venezuela. Alertamos al mundo: Venezuela es solo el primer objetivo de un plan mayor».

El representante venezolano comenzó su intervención asegurando que la amenaza del conflicto no solo afecta a Venezuela, sino que se extiende a toda América Latina y el Caribe.

«Durante años, el gobierno de los Estados Unidos ha venido desarrollando una campaña de propaganda y desinformación sobre nuestro país», denunció: «La narrativa de los Estados Unidos tiene pies de barro, no tiene contacto con la realidad. Desde enero de este año, este gobierno ha tratado de convencer al mundo de que los venezolanos, en este mismo instante, hoy, están ejecutando una invasión al territorio de ese país… que la presencia de venezolanos, solo por su nacionalidad, es contraria a la seguridad de Estados Unidos y que todos son terroristas. Se trata de la criminalización de todo el pueblo venezolano».

«La paz de la región está en grave peligro por una ficción impulsada por un gobierno belicista y desesperado por atacar a toda una nación y a un pueblo», dijo.

Moncada aseguró que todo se trata de echar mano a los recursos de Venezuela: «El pasado 16 de diciembre nos exigió que de inmediato le entregáramos nuestras tierras, nuestro petróleo y nuestros minerales, porque supuestamente le pertenece. Estamos en presencia de un poder que actúa al margen del Derecho Internacional y que exige a venezolanos y venezolanas que entreguen a nuestro Lago de Maracaibo, nuestra isla de Margarita, nuestros ríos, llanos y montañas. De lo contrario, ejecutará un ataque armado que viene anunciando desde hace semanas… esto no tiene sustento jurídico ni histórico. Aceptar esa lógica, equivaldría a justificar que otros países pudieran confiscar activos estadounidenses por sus deudas internacionales, lo cual resulta contrario al derecho internacional».

«Estados Unidos está desesperado por controlar todas las fuentes de petróleo del mundo y cree que el petróleo de Venezuela les pertenece».

«Exigimos que condene explícitamente esta agresión en curso, desde las ejecuciones extrajudiciales hasta los actos de piratería. Exigimos también que adopte medidas necesarias para que el Gobierno de Estados Unidos repliegue sus fuerzas militares».

Rusia y China se cuadran con Caracas

Rusia, como era de esperarse, se alineó con la posición del Estado venezolano. El embajador Vasily Nebenzya calificó la política de EEUU como un «comportamiento de cowboy» y acusó a Washington de pisotear la soberanía de los Estados. Además, Rusia intentó impulsar un borrador de declaración (que no prosperó por el veto estadounidense) condenando la incautación de petroleros.

«Lo que estamos presenciando es un comportamiento de ‘cowboy’ y una actitud de intimidación por parte de Estados Unidos, que cree que puede dictar su voluntad a naciones soberanas mediante la fuerza bruta», dijo.

«El bloqueo impuesto por los Estados Unidos en las costas de Venezuela constituye un verdadero acto de agresión totalmente flagrante. Estas acciones son métodos ‘pseudolegales’ que disfrazan lo que en realidad es piratería de Estado», denunció Vasily Nebenzya.

No menos firme fue el representante de China, embajador Sun Lei, quien mantuvo un tono diplomático pero crítico hacia Estados Unidos, expresando la oposición de Pekín a lo que llaman «unilateralismo» e «intimidación».

«China se opone a todos los actos de unilateralismo e intimidación. Basta ya de acoso a Venezuela. Instamos a los Estados Unidos a detener de inmediato su campaña contra este país bajo el pretexto de combatir el narcotráfico», dijo. Y sumó la posición de China al argumento de que el conflicto va más allá de Venezuela: «La historia demuestra que la amenaza o el uso de la fuerza conducen invariablemente a mayor sufrimiento humano y a la erosión del orden jurídico internacional. Estas acciones amenazan la paz y la estabilidad en América Latina y el Caribe».

¿EEUU solo?

Establecer un «ganador» y un «perdedor» en esto es demasiado simplismo. Pero ciertamente el gobierno de Maduro tiene con qué sostener su versión de que la jornada le fue favorable en el sentido de que hasta quienes lo desconocen como presidente legítimo respaldan -al menos en el discurso público- la idea sobre un diálogo que alivie las tensiones para evitar males mayores en la región.

«El Reino Unido se mantiene firme con el pueblo de Venezuela en su búsqueda de un futuro democrático. Subrayamos nuestro compromiso con una transición pacífica y negociada que asegure que la voluntad de todos los venezolanos sea respetada», dijo el embajador Archie Young, quien directamente cuestionó la legitimidad de Maduro.

«La situación de los derechos humanos continúa deteriorándose. Sus sistemas político y judicial continúan erosionándose. Seguimos profundamente preocupados por la represión en curso en Venezuela y las luchas cotidianas de los venezolanos», señaló Young, pero al mismo tiempo en su intervención advirtió que las normas del derecho maritímo deben ser respetadas.

Argentina, Chile y Panamá están en la lista de naciones que no reconocen la legitimidad del gobierno de Maduro y denuncian violaciones a los derechos humanos en Venezuela. Pero igualmente respaldan la opción del diálogo. Las palabras de Paula Narváez, representante chilena, resumen la posición: «Chile ve con preocupación de despliegue de operaciones militares que puedan desestabilizar la región. Chile no reconoce la legitimidad del actual régimen de Nicolás Maduro. El escenario de tensiones no nos hace olvidar el deterioro de las instituciones democráticas y la crisis migratoria. Pero Chile advierte que la escalada de un conflicto armado que tendría consecuencias humanitarias devastadoras. Los desafíos de Venezuela no tienen una solución militar».

Brasil, Colombia y hasta México -que no forma parte del Consejo de Seguridad- cuestionaron las acciones de Estados Unidos en el Caribe y ofrecieron su apoyo a una solución negociada.

Podría decirse también -simplificando- que la advertencia de que el conflicto no afecta solo a Venezuela ha calado. Detrás de los esperados y diplomáticos llamados a la concertación, podría estar la percepción de que la entrada de Estados Unidos a un país por la vía de la fuerza tendrá peores consecuencias colectivas para la zona que la permanencia en el poder de un gobierno como el de Maduro.

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