
El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, descartó este jueves que su Administración tenga alguna relación con el empresario panameño Ramón Carretero Napolitano, sancionado por Estados Unidos por su vinculación con el Gobierno de Nicolás Maduro.
«Mi Gobierno no tiene ninguna relación, ni directa ni indirectamente, con el señor (Carretero Napolitano), no hay un solo contrato relacionado con él directamente, ni él juega un rol importante en Panamá en términos de actividad económica», respondió Mulino durante su conferencia de prensa semanal al ser preguntado sobre el asunto.
La inclusión de Carretero Napolitano en la llamada ‘Lista Clinton’ que elabora la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, en inglés) del Departamento del Tesoro estadounidense, «es otra decisión de Estados Unidos por hechos ocurridos en Venezuela o alegadamente realizados en Venezuela», comentó Mulino.
«Tendrá él que responder, si es que lo va a hacer, ante las autoridades de Estados Unidos, del Departamento del Tesoro, que es quien impone estas medidas, para lo que corresponda. Pero ese es un problema completamente ajeno al Gobierno» de Panamá, agregó.
Estados Unidos impuso el pasado 11 de diciembre sanciones financieras a Carretero Napolitano, entre otros, con el argumento de que «ha participado en lucrativos contratos con el régimen de Maduro».
El rotativo panameño La Prensa publicó este jueves que, según el diario estadounidense The New York Times, Carretero Napolitano y una sociedad suya de nombre Shineful Energy estuvieron implicados en operaciones de venta de crudo venezolano por unos 500 millones de dólares en los últimos cinco meses.
El empresario panameño fue el «principal beneficiario» del acuerdo que permite a la estadounidense Chevron exportar petróleo desde Venezuela, de acuerdo con el rotativo estadounidense.
Shineful Energy ha vendido «todo el crudo» desde que la Administración Trump permitió a Chevron reanudar las exportaciones desde Venezuela en julio pasado, indica la información de prensa.
El Departamento de Estado dijo el pasado 11 de diciembre en un comunicado que los sancionados, entre ellos tres sobrinos de Maduro, apoyan «al régimen corrupto e ilegítimo de Maduro en Venezuela».
Efecto Cocuyo - Periodismo que ilumina

La reciente comparecencia del secretario de Estado de EE UU, Marco Rubio, envió una señal sobre la intensificación de la presión contra el gobierno de Nicolás Maduro. Bajo la administración de Donald Trump, la retórica dio paso a movimientos que sugieren una fase definitiva en la crisis venezolana.
En una entrevista concedida a NTN24, Washington Abdala, exembajador de Uruguay ante la OEA, analizó el alcance de las palabras de Rubio y la postura de la Casa Blanca. Subrayó que el gobierno de Estados Unidos “no puede hacer comentarios tácticos, estratégicos y logísticos sobre lo que va a ser su accionar en las próximas horas”, lo que sugiere que las decisiones operativas se manejan bajo estricta reserva.
El exdiplomático sostuvo que el objetivo final de Washington es el cese de la usurpación y argumentó que “Estados Unidos lo que querría en términos de modelo idílico es el colapso” de la dictadura, sugiriendo que las piezas para que esto ocurra ya están en movimiento.
“Cuando menos uno imagina esto va a suceder (…) Probablemente acá se están jugando movimientos que no están a nuestro alcance informativo y que se están desempeñando”, aseguró Abdala a NTN24, aludiendo a la discreción que rodea las acciones de alta política y defensa.
El análisis fue contundente respecto a los plazos, afirmando que “va a haber un desenlace en poco tiempo, pocas semanas, pocos días y se verá la caída de la dictadura venezolana”. Para el uruguayo, el despliegue de recursos actuales no es fortuito. “Es evidente que algo va a pasar porque nadie hace todo ese desempeño para hacer una turné marítima por el Caribe. Es evidente que algo de acción de liberación de la opresión que viven los venezolanos va a pasar”.
Finalmente, Abdala reiteró que este escenario es “positivo para la democracia” continental, enfatizando que no existe espacio para la ambigüedad frente a lo que definió de forma tajante. “No es un régimen, es un grupo de delincuentes, de narcoterroristas claramente focalizados”.
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