Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

sábado, 18 de octubre de 2025

REVOLUCIÓN, GOLPE Y DEMOCRACIA Por Douglas Zabala



Hace ochenta años un día como hoy, pero jueves, Venezuela volvió amanecer de golpe. Un movimiento cívico-militar, autodenominado “Revolución de Octubre” derrocaba al gobierno de Isaías Medina Angarita.

 

Era 18 de octubre de 1945. Los líderes, Rómulo Betancourt de Acción Democrática y oficiales como Marcos Pérez Jiménez y Carlos Delgado Chalbaud, con su asonada cívico militar le ponían fin a la Hegemonía Andina que hacía décadas gobernaban aquella Venezuela rural.

 

Ese día la ciudad de Caracas y su Ávila despertaron como todos los días con suave brisa, pero con la diferencia que esa mañana un grupo de militares comprometidos en una conspiración, se sienten descubiertos y son arrestados, entre otros, los Mayores Marcos Pérez Jiménez y Julio César Vargas.

 

Más tarde el Mayor Carlos Delgado Chalbaud, toma la Escuela Militar junto al teniente Edito Ramírez, quien arenga a los Cadetes y los arma. Ya en la tarde el teniente Miguel Nucete Paoli, se apodera del Palacio de Miraflores. Media hora después el teniente Ramón Norberto Zambrano se alza en el Cuartel San Carlos.

 

La nueva Junta Revolucionaria de Gobierno, presidida por Betancourt, actuó con celeridad para desmantelar el antiguo orden. Su medida más trascendental fue decretar el voto universal, directo y secreto. Esta conquista permitió en 1947 las primeras elecciones presidenciales por sufragio universal, que llevaron al poder al novelista Rómulo Gallegos.

 

La gran ironía histórica de este movimiento insurreccional, fue que instauró el voto universal, pero le abrió la puerta a su propia negación. Solo tres años después, en noviembre de 1948, los mismos militares que ayudaron a derrocar a Medina dieron otro golpe, derrocando a Gallegos e instaurando la dictadura de Pérez Jiménez.

 

La llamada Revolución de octubre nos deja una lección fundamental: La democracia, con todos sus defectos, es el único sistema político que garantiza los derechos de la ciudadanía.

 

Preservarla exige un compromiso inquebrantable para que el autoritarismo no siga encontrando cabida en suelo venezolano y, con ello evitar, que no existan ni perseguidos ni presos políticos.

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