Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

viernes, 17 de octubre de 2025

Neuro Villalobos: La regresión cultural



Siempre me he preguntado si es el árbol el que se sacude las hojas para mantener un proceso de renovación permanente o si son las hojas las que dejan al árbol para poder volar libremente. Neuro J. Villalobos Rincón.

Recurrente ha sido el discurso oficial que alega que desde la oposición democrática no se presentan alternativas, siendo otra la realidad. Se han presentado, a Chávez primero y a Maduro después, por distintos sectores de la nación, propuestas y soluciones para superar los males que ellos mismos han creado, sin embargo  las respuestas no sólo han sido el desaire y la burla oficial, sino la expresión pública de que no hay diálogo posible con quienes no comulguen con el catecismo del socialismo del siglo XXI. Es obvio, como dice Indira Ghandi, que con el puño cerrado no se puede intercambiar un saludo.

Hace más de treinta años que José Ignacio Cabrujas -ese venezolano excepcional-, caracterizó al Estado venezolano como el “Estado del disimulo”. Se refería entonces al sentido de provisionalidad, del mientras tanto y del por si acaso, propio del campamento-hotel que en varias de sus obras caricaturizó a lo que tenemos  como país.

Analista cultural juicioso, concluye además que el Estado Venezolano es simplemente un “truco legal” que justifica formalmente apetencias, arbitrariedades y demás formas del “me da la gana”’. Estado es lo que yo, como caudillo o simple hombre de poder, determino que sea Estado. Ley es lo que yo determino que es Ley.

No imaginó Cabrujas, en aquel entonces,  que pudiera llegar a la más alta magistratura del país alguien que con tanto cinismo conformara un gobierno de piaras que no sólo tomara al país como un campamento desde el cual extraer sus riquezas para exhibirlas y gastarlas por el mundo, sino que lo hace además sin ningún disimulo transformándolo en el Estado del descaro.

Ese campamento -decía Cabrujas- se convierte en un hotel con una gerencia desastrosa, en permanente fracaso a la hora de garantizar el confort de los huéspedes. Para quienes administran este hotel-país el corrupto es un ser lógico sostenido por una relación de causa y efecto. El corrupto es la norma, el hombre honesto es un pendejo o una excepción lujosa.

Nos ubicamos así, en un proceso de regresión cultural en donde el gobierno ha sido el principal agresor del Estado. La concentración de poderes, la ejecución indebida de sus funciones y la malversación de los grandes recursos de la renta petrolera, les permite hacer lo que les da la gana sin el más mínimo respeto por los ciudadanos y sus derechos. Por eso he insistido  que hemos pasado del Estado del disimulo al Estado del descaro y también ahora, del desespero.

El país está saturado de vicios que provienen del Estado y “la expresión circunstancial del Estado, que es el gobierno, es la de un cretino al que debes engañar si quieres sobrevivir.”.Esa situación aún permanece latente, porque como dice Savater, “Se puede vivir de muchos modos pero hay modos que no dejan vivir”

Hemos permitido que los grandes desintegradores dividan a nuestra Patria y la traicionen. La siembra de odio, el lenguaje instigador, irrespetuoso y manipulador, el aprovechamiento de la ignorancia, nos ha conducido a formar parte de clases distintas e irreconciliables. Los grandes desintegradores han convertido el conflicto en guerra y el diálogo en ofensa, tanto entre nosotros como entre las naciones del mundo.

nevillarin@gmail.com

https://www.costadelsolfm.org/

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