Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

domingo, 19 de octubre de 2025

CANONIZACIÓN, FE Y ESPERANZA Por Douglas Zabala



En una ceremonia sin precedentes para la fe católica en América Latina, el Vaticano ha elevado a los altares a los dos primeros santos venezolanos: José Gregorio Hernández y la Madre Carmen Rendiles Martínez.

 

Este acto histórico trasciende lo religioso para convertirse en un potente símbolo nacional. En un país exhausto por las dificultades conocidas, la canonización de este trujillano y la gran caraqueña reaviva la esperanza de un pueblo que, al igual que ellos, ha tenido que enfrentar y superar obstáculos aparentemente insalvables.

 

José Gregorio Hernández, el "Médico de los Pobres" no solo sanó cuerpos con su ciencia y su caridad; su primer milagro de Beatificación, la sanación milagrosa de la niña Yaxury Solórzano, quien sobrevivió a un disparo a corta distancia en 2017, demostró su intercesión divina en medio de la angustia de sus padres.

 

Su figura se erige con su mano extendida de compasión en una nación donde el sistema de salud anda de observación. Por su parte, la Madre Carmen, quien nació sin su brazo izquierdo y superó el rechazo de congregaciones religiosas, realizó el milagro de sanar al ingeniero Luis Alberto Farias de una meningitis terminal en 1997.

 

Su vida es un testimonio viviente de que las limitaciones, sean físicas o sociales, no tienen la última palabra. Ella fundó una congregación en tiempos de crisis eclesiástica, demostrando una fortaleza que hoy inspira a una Venezuela que anhela el regreso de sus hijos y más unión.

 

Los venezolanos no solo necesitamos milagros de nuestros santos; anhelamos con fervor el milagro colectivo de que podamos vivir en sana paz. La canonización de José Gregorio y la Madre Carmen llega en un momento crucial, recordándole a un pueblo que su fe inquebrantable les permitió cambiar realidades imposibles.

 

Su elevación a los altares no es solo un reconocimiento a su santidad, sino una metáfora de la resiliencia venezolana.

 

En la canonización de Jose Gregorio y la Madre Rendiles, el país se ve reflejado en su capacidad de servir, de levantarse ante la adversidad y de creer, con fe y esperanza en la posibilidad de un milagro de cambio para Venezuela.

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