
El panorama geopolítico atraviesa un punto de inflexión. En medio de tensiones cada vez más visibles con Estados Unidos, Brasil ha comenzado a consolidar vínculos estratégicos con
Por Gizmodo
Un acercamiento que inquieta a Washington
En los últimos meses, China mostró señales claras de reforzar su red de alianzas globales. La foto de Xi Jinping junto a los líderes de Rusia y Corea del Norte fue apenas un preludio de lo que vendría después: la confirmación de Brasil como socio dispuesto a dar un paso más en su cooperación con Pekín.
Celso Amorim, asesor de Lula Da Silva, participó en un desfile militar en honor al 80° aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, y allí confirmó la decisión de enviar generales brasileños como agregados militares a la embajada en China. El gesto resulta histórico, dado que hasta ahora solo Estados Unidos contaba con una representación de tal jerarquía.
“Ya tenemos cooperación en el sector espacial, pero este movimiento indica que podría extenderse a otras áreas estratégicas”, subrayó Amorim, quien insistió en que se trata de una decisión con voluntad de continuidad.
La economía como columna vertebral de la alianza
Brasil no es un aliado improvisado dentro del marco de los BRICS. China se ha convertido en su principal socio comercial, con quien desarrolla mecanismos financieros diseñados para resistir períodos de inestabilidad global.
Amorim destacó que esta relación se orienta a construir confianza y herramientas económicas capaces de respaldar a ambos países en contextos críticos. “Esta cooperación es vital y ellos también lo entienden”, recalcó, insinuando que la asociación trasciende la coyuntura y apunta a convertirse en un pilar a largo plazo.
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