A mitad de una calurosa tarde de verano en Ciudad de México, Jocelyn Carrillo y sus dos hijas esperan afuera de la Embajada de Venezuela a que llegue el transporte que las llevará al aeropuerto para tomar un vuelo humanitario de regreso a su país. Ahora, ya no importan los miles de kilómetros recorridos, ni las adversidades que enfrentaron.
Es el camino que ha elegido luego de que sus planes de llegar a Estados Unidos se vieran truncados tras la decisión del Gobierno de Donald Trump de?cancelar la aplicación CBP One, una vía legal que permitía a ciertos migrantes solicitar asilo en el país. “Tenía mi cita el 31 de enero, pero me la cancelaron con la entrada del nuevo presidente. Ahí terminó la esperanza”, cuenta a CNN.
Como Carrillo, otros migrantes venezolanos se apostan con sus maletas a las puertas de la sede diplomática venezolana ubicada en la colonia Polanco, una zona de clase alta en la capital mexicana, buscando un vuelo de retorno ya que dicen que no tienen los recursos para salir de México por su cuenta.
Son parte de una creciente ola de migración inversa impulsada por las?políticas inmigratorias?de línea dura de Trump, falta de oportunidades y desesperanza que los obliga a regresar a los países de los que huyeron por causas como la pobreza o la violencia. Especialistas afirman?que esta situación acelera los procesos de deportación y retorno, y dejan a muchas personas sin alternativas viables, generando un impacto aún mayor en los migrantes.
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