
En medio de un panorama político marcado por el dominio republicano, el senador independiente Bernie Sanders y la representante demócrata Alexandria Ocasio-Cortez emprenden una gira nacional que despierta el entusiasmo entre los votantes progresistas, bajo el lema "Fight Oligarchy" (Lucha contra la oligarquía).
La pareja política busca movilizar a la ciudadanía y presionar a su propio partido para adoptar una postura más combativa frente a la administración de Donald Trump.
En su primera parada en el anfiteatro de Craig Ranch, Nevada, Ocasio-Cortez dirigió un mensaje directo tanto contra el presidente como contra su propio partido.
“Esto no es solo cosa de los republicanos. Necesitamos un Partido Demócrata que luche más duro por nosotros también”, afirmó.
Sus palabras fueron recibidas con cánticos de "Primary Chuck", en referencia al líder de la minoría del Senado, Chuck Schumer, quien recientemente cedió ante los republicanos en una disputa presupuestaria, lo que desató la indignación de la base demócrata.
Sanders, por su parte, centró su discurso en la desigualdad económica, señalando que "nunca en la historia de nuestro país a las personas más ricas les ha ido tan bien mientras la clase trabajadora sigue luchando por sobrevivir".
La gira, que incluirá casi 30 eventos en diversos estados, es interpretada como un intento de canalizar la frustración de los votantes progresistas en acción política.
El contexto en el que se desarrolla la campaña no es menor. Con los republicanos evitando reuniones con electores debido a la creciente reacción contra los recortes impulsados por Elon Musk desde su nuevo rol en la administración Trump, los demócratas buscan ocupar ese espacio.
Sin embargo, también enfrentan críticas internas por lo que muchos consideran una falta de liderazgo y determinación en la lucha contra la agenda conservadora.
Ocasio-Cortez y Sanders están consiguiendo atraer multitudes que superan con creces las de eventos previos del Partido Demócrata. En Denver, lograron congregar a 34 mil personas, mientras que en Tempe, Arizona, reunieron a 15 mil asistentes.
La gira no solo busca visibilizar las políticas que afectan a la clase trabajadora, sino también para medir el pulso de un electorado que clama por una oposición más firme y una alternativa clara para las elecciones de 2028.
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