Estados Unidos está viviendo un momento decisivo, y necesitamos un liderazgo sólido para enfrentar las amenazas internas y externas. Donald Trump es ese líder, y lo ha demostrado enfrentando desafíos económicos sin ceder ante el despilfarro de recursos públicos. Con una inflación que afecta a millones de familias, se necesita en la Casa Blanca a alguien que implemente soluciones, no solo que hable de ellas. Trump ha sido ese líder en el pasado, y está a las puertas de serlo nuevamente, con alto compromiso en restaurar la estabilidad económica, proteger a los estadounidenses y defender los recursos de este país.
Lo que hemos visto en estos últimos años en Estados Unidos parece tomado de un guion de Venezuela, Nicaragua o Cuba, donde el sistema judicial ha sido utilizado como un arma política en su contra. Los demócratas han utilizado el aparato judicial para arremeter contra su principal adversario. Trump ha sido perseguido y enjuiciado como ningún otro líder político en la historia de este país, y, sin embargo, sigue en pie. Su resiliencia frente a estas adversidades es una prueba de su compromiso con el pueblo y su fortaleza ante los ataques. A pesar de las múltiples acusaciones, ninguna ha sido por malversación de fondos públicos ni colusión con intereses extranjeros. Este hecho cobra relevancia en el contexto actual, donde Trump representa una amenaza real para aquellos que intentan controlar la narrativa mediática y restringir la libertad de expresión en Estados Unidos y detener el socialismo en el mundo.
En el ámbito internacional, Estados Unidos no puede seguir cediendo frente a regímenes dictatoriales. Durante la administración de Joe Biden y Kamala Harris, hemos visto cómo Nicolás Maduro ha conseguido torcer las políticas de Washington en su favor. Exigieron la liberación de figuras clave de su régimen, como Alex Saab y los “narcosobrinos”, personajes vinculados directamente al narcotráfico y la corrupción, y este gobierno accedió. Las sanciones se redujeron, beneficiando al régimen venezolano sin obtener nada a cambio, y mientras tanto, nuestra líder María Corina Machado se ha visto obligada a seguir luchando en Venezuela pero en la clandestinidad. Con Trump, esto nunca hubiera ocurrido. Trump enfrentó a estos regímenes con mano firme, dejando claro que Estados Unidos no se inclina ante criminales y dictadores. Bajo su liderazgo, más de 60 países por primera vez en la historia reconocieron a la oposición venezolana como la representación legítima de su pueblo.
Además, Trump fue el único presidente que enfrentó de forma directa y contundente la amenaza económica y tecnológica de China, defendiendo la industria estadounidense y los empleos de millones de ciudadanos. Su firmeza en la política exterior envió un mensaje claro al mundo: Estados Unidos no se rinde y defiende sus intereses sin vacilar.
Por otro lado, resulta inconcebible que bajo la administración de Biden y Harris se haya permitido que, junto a los migrantes en búsqueda de asilo, ingresaran al país miles de criminales de todas partes del mundo, como si entrara Pedro por su casa. Como venezolano, respaldo con convicción que, entre las primeras acciones de su próximo mandato, Trump tome medidas firmes para detener a todos y cada uno de los miembros de la organización criminal el “Tren de Aragua”, un grupo exportado por el chavismo venezolano y que hoy amenaza la paz y seguridad en toda la región. Trump es el único que tiene la capacidad y la firmeza necesarias para enfrentar no solo al Tren de Aragua, sino, aún más importante, a la fuente de este problema: la expansión del socialismo en América Latina, liderada por los presidentes de Venezuela, Nicaragua, Honduras, México, Colombia y Cuba.
Nos encontramos ante una elección que define el futuro de esta nación. El socialismo acecha, amenazando con arraigarse en nuestro sistema. ¿Cómo es posible que los demócratas hayan aprobado una ley que prohíbe exigir a los votantes que demuestren no solo su identidad, sino también su ciudadanía? Es insólito. ¿Dónde queda lo democrático en una normativa que más bien parece tomada de regímenes autoritarios como los de Venezuela, Nicaragua y Cuba, donde las reglas electorales las dictan adaptadas a sus intereses? Aquí parece que los demócratas buscan imponer algo como, que vote quien quiera, siempre y cuando vote por ellos. No questions asked.
Apoyar a Donald Trump en esta elección es también respaldar a un equipo de mentes brillantes que fortalecerán su gobierno. Con figuras como Elon Musk y Robert Kennedy Jr. en posiciones clave, los estadounidenses tienen la seguridad de que avanzaremos con soluciones innovadoras y transparentes para enfrentar los desafíos internos y externos. Este equipo es la garantía de un gobierno comprometido con la libertad, la justicia, el bienestar y el progreso real para todos.
@CarmonaBorjas
https://www.lapatilla.com/
Lo que hemos visto en estos últimos años en Estados Unidos parece tomado de un guion de Venezuela, Nicaragua o Cuba, donde el sistema judicial ha sido utilizado como un arma política en su contra. Los demócratas han utilizado el aparato judicial para arremeter contra su principal adversario. Trump ha sido perseguido y enjuiciado como ningún otro líder político en la historia de este país, y, sin embargo, sigue en pie. Su resiliencia frente a estas adversidades es una prueba de su compromiso con el pueblo y su fortaleza ante los ataques. A pesar de las múltiples acusaciones, ninguna ha sido por malversación de fondos públicos ni colusión con intereses extranjeros. Este hecho cobra relevancia en el contexto actual, donde Trump representa una amenaza real para aquellos que intentan controlar la narrativa mediática y restringir la libertad de expresión en Estados Unidos y detener el socialismo en el mundo.
En el ámbito internacional, Estados Unidos no puede seguir cediendo frente a regímenes dictatoriales. Durante la administración de Joe Biden y Kamala Harris, hemos visto cómo Nicolás Maduro ha conseguido torcer las políticas de Washington en su favor. Exigieron la liberación de figuras clave de su régimen, como Alex Saab y los “narcosobrinos”, personajes vinculados directamente al narcotráfico y la corrupción, y este gobierno accedió. Las sanciones se redujeron, beneficiando al régimen venezolano sin obtener nada a cambio, y mientras tanto, nuestra líder María Corina Machado se ha visto obligada a seguir luchando en Venezuela pero en la clandestinidad. Con Trump, esto nunca hubiera ocurrido. Trump enfrentó a estos regímenes con mano firme, dejando claro que Estados Unidos no se inclina ante criminales y dictadores. Bajo su liderazgo, más de 60 países por primera vez en la historia reconocieron a la oposición venezolana como la representación legítima de su pueblo.
Además, Trump fue el único presidente que enfrentó de forma directa y contundente la amenaza económica y tecnológica de China, defendiendo la industria estadounidense y los empleos de millones de ciudadanos. Su firmeza en la política exterior envió un mensaje claro al mundo: Estados Unidos no se rinde y defiende sus intereses sin vacilar.
Por otro lado, resulta inconcebible que bajo la administración de Biden y Harris se haya permitido que, junto a los migrantes en búsqueda de asilo, ingresaran al país miles de criminales de todas partes del mundo, como si entrara Pedro por su casa. Como venezolano, respaldo con convicción que, entre las primeras acciones de su próximo mandato, Trump tome medidas firmes para detener a todos y cada uno de los miembros de la organización criminal el “Tren de Aragua”, un grupo exportado por el chavismo venezolano y que hoy amenaza la paz y seguridad en toda la región. Trump es el único que tiene la capacidad y la firmeza necesarias para enfrentar no solo al Tren de Aragua, sino, aún más importante, a la fuente de este problema: la expansión del socialismo en América Latina, liderada por los presidentes de Venezuela, Nicaragua, Honduras, México, Colombia y Cuba.
Nos encontramos ante una elección que define el futuro de esta nación. El socialismo acecha, amenazando con arraigarse en nuestro sistema. ¿Cómo es posible que los demócratas hayan aprobado una ley que prohíbe exigir a los votantes que demuestren no solo su identidad, sino también su ciudadanía? Es insólito. ¿Dónde queda lo democrático en una normativa que más bien parece tomada de regímenes autoritarios como los de Venezuela, Nicaragua y Cuba, donde las reglas electorales las dictan adaptadas a sus intereses? Aquí parece que los demócratas buscan imponer algo como, que vote quien quiera, siempre y cuando vote por ellos. No questions asked.
Apoyar a Donald Trump en esta elección es también respaldar a un equipo de mentes brillantes que fortalecerán su gobierno. Con figuras como Elon Musk y Robert Kennedy Jr. en posiciones clave, los estadounidenses tienen la seguridad de que avanzaremos con soluciones innovadoras y transparentes para enfrentar los desafíos internos y externos. Este equipo es la garantía de un gobierno comprometido con la libertad, la justicia, el bienestar y el progreso real para todos.
@CarmonaBorjas
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Además, Trump fue el único presidente que enfrentó de forma directa y contundente la amenaza económica y tecnológica de China, defendiendo la industria estadounidense y los empleos de millones de ciudadanos. Su firmeza en la política exterior envió un mensaje claro al mundo: Estados Unidos no se rinde y defiende sus intereses sin vacilar.
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