Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

jueves, 28 de enero de 2016

Emergencia Económica, impericia y ceguera ideológica; por Héctor Silva Michelena

La inflación, la devaluación, el control de precios, las expropiaciones y la aguda escasez no son sino consecuencias de las políticas económicas impuestas por el chavo-madurismo en 17 años de gobierno.

Como dijo Albert Einstein: "Todos somos muy ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas". No todos ignoramos que cuando Hugo Chávez llegó el poder ya hacía una década que el socialismo (con la URSS como eje) había colapsado. ¿Por qué? El fracaso de las economías socialistas de cualquier tipo se debió a la conjunción de tres características que les eran intrínsecas, de ahí su demostrada inviabilidad histórica:

1. La asignación de la mayoría de bienes por parte de un aparato administrativo, bajo el cual los productores no se ven forzados a competir unos con otros.
2. El control directo de la empresas por el partido y sus seccionales políticas.
3. Y la falta de competitividad, democracia política y libertad.

Sin embargo, lo principal fue que el crecimiento del bienestar económico pasó a depender del cambio tecnológico. Hacia los años ochenta, ya el crecimiento dependía mucho más de la capacidad de innovación y de su disponibilidad para adoptar nuevas tecnologías que rindieran mejores productos. Y en eso las economías socialistas fracasaron rotundamente.

No es que los ejecutivos no dieran órdenes para que la tecnología mejorara. La verdad es que sin la competencia nutrida de los mercados (tanto nacional como internacional) ninguna empresa estaba obligada a innovar. Y sin la motivación de la competencia no hay innovación.

Así, la cuestión para el socialismo es si se puede diseñar un mecanismo económico que permita la innovación pero inhiba una distribución regresiva como en el capitalismo.

¿Es posible fomentar una competencia entre las empresas que impulse la innovación sin un régimen de propiedad privada de los medios de producción? Esta pregunta es vital, porque hasta el momento presente no se han observado procesos de innovación en una economía, aparte de los fomentados por la competencia.

Y éste es el quid del problema económico en el país: el gobierno es un enemigo acérrimo de la competencia.

Leer más: http://prodavinci.com/2016/01/26/actualidad/emergencia-economica-impericia-y-ceguera-ideologica-por-hector-silva-michelena/

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