Resulta paradójico que un país tan rico en minerales como es Venezuela, termine siendo al mismo tiempo tan atrasado en los adelantos y beneficios que aporta la explotación e industrialización de cada uno de estos metales preciosos.
Además de las reservas de oro, petróleo y diamante, un nuevo metal causa furor en la industria electrónica y la tecnología por ser un poderoso conductor de electricidad. Se llama coltán, es conocido como el oro azul y desde hace 10 años se explota ilegalmente en Venezuela.
Su mayor auge tiene que ver con la fabricación de celulares inteligentes y sistemas informáticos de alto nivel y se encuentra en grandes proporciones en el Amazonas donde es explotado por las mafias de la minería ilegal y la corrupción chavista.
Aplicado a los microchips, el metal permite condensadores electrónicos para una variada gama de smartphones en los bolsillos de millones de consumidores en el mundo. Se refina en un polvo y se aplica a los paneles solares. El coltán aumenta la eficiencia energética.
El gran descubrimiento de la revolución
El 15 de octubre de 2009, el presidente Hugo Chávez Frías, celebró el hallazgo de las millonarias reservas de coltán en Venezuela. Lo que no dijo es que son extraídas por contrabandistas y mafias de la minería en Venezuela, principalmente integrada por paramilitares armados y narcotraficantes, militares y funcionarios del actual gobierno, que al mismo tiempo son los que erosionan y generan grandes daños a la ecología y las reservas naturales de Bolívar y Amazonas.
Fue una noticia inesperada, pero nadie prestó realmente atención en el país sobre aquella ignorada reserva. Lo que si trajo el descubrimiento revolucionario fue el furor por todos aquellos apasionados del enriquecimiento fácil.
Estamos hablando de piedras azuladas con altas concentraciones de Tantalio (Ta) y Niobio (Nb) o Columbita, metales refractarios imprescindibles en la novísima industria electrónica, de armamento militar y aerospacial. Es un tesoro que comparten las comunes tierras amazónicas de Brasil, Colombia y Venezuela.
Solo en Colombia y Venezuela la mayor parte del coltán es ilegal, sin embargo los mineros y compradores a pequeña escala son abundantes y el mercado se dispara rápido, aunque no existe un precio base. Su venta se realiza desde Venezuela al mundo a través de internet.
Una gran parte de la oferta mundial proviene de las zonas de conflicto en África Central, donde los grupos armados paramilitares de estos gobiernos en su mayoría dictaduras totalitarias, controlan las minas y extorsionan a los mineros y se quedan con los beneficios de la venta de minería ilegal.
El coltán ilegal que sale de Suramérica es enviado a fundiciones legítimas que alimentan a los fabricantes de alta tecnología en todo el mundo. No existe forma precisa para identificar o detectar el coltán legal del que se trafica por contrabando, una vez que se encuentra en la cadena de comercialización.
“Ahora apareció un mineral estratégico que se llama coltán y hemos tomado militarmente la zona para evitar que se lo lleven de contrabando a Colombia”, fue lo que dijo el entonces líder de la revolución el 15 de octubre de 2009.
Chávez prohibió de inmediato la explotación de este mineral y puso en marcha la “Operación Oro Azul” con 15 mil tropas desplegadas para perseguir contrabandistas que traficaban el mineral hacia Colombia.
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