Acabaron con la industria minera y mataron a la gallinita de los huevos de oro. Para colmo, el desarrollo de la Faja del Orinoco y el gas de ultramar ya no son rentables. Agua, electricidad, comunicaciones, sistema vial, salud, educación, en total abandono.
Por su parte, el aparato productor privado fue totalmente desmantelado, y el 80 por ciento que pasó a manos del Estado es totalmente improductivo como lo demuestra el hecho que los rubros que están bajo control oficialista son los que más escasean. Lo ha expresado el propio Maduro, "a la clase obrera aún le falta mucho para poder asumir la conducción de la economía nacional".
A pesar del inmenso reparto de limosna, la pobreza ha aumentado (salario mínimo en 12 dólares), y las misiones sociales pasaron de ser programas para atender a los pobres, a simples medios para alcanzar aspiraciones proselitistas como vivienda, vehículos etc. Por otra parte, las misiones destruyeron lo que quedaba de cultura del trabajo y redujeron a los trabajadores a la condición de parásitos del Estado.
Hay que entender que los países no tienen amigos sino intereses, por eso, las otroras naciones chulas, ahora se muestran distantes e indiferentes. Es necesario percatarse que para disminuir la pobreza se requiere, crecimiento económico, baja inflación y generación de empleo, y este Gobierno no tiene la voluntad de hacer nada de eso.
Hay que tener cuidado, no vaya a ser que la situación económica y el desabastecimiento, coloque ante los venezolanos preocupaciones más urgentes, como la de sobrevivir a como dé lugar. Que oiga quien tiene oídos…
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