Desde este blog, compartiremos los temas mas importantes, en esta era globalizada.
Republica del Zulia
Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.
Una mujer espera en una mesa de votación este domingo, durante la jornada de elecciones legislativas, en un colegio de Lanús, provincia de Buenos Aires (
Argentina
). Los colegios electorales de la provincia de Buenos Aires, la más poblada de Argentina, abrieron en la mañana para la celebración de unos comicios legislativos cuyo resultado impactará en la campaña para las elecciones nacionales de octubre próximo. EFE/ Juan Ignacio Roncoroni
La provincia de Buenos Aires, la más poblada de Argentina, celebra este domingo con normalidad unos comicios legislativos cuyos resultados despiertan gran expectativa de cara a las elecciones nacionales de octubre próximo.
Tras registrarse algunas demoras en la habilitación de las mesas de votación, la elección, que se inició a las 8:00 hora local (11:00 GMT), se desarrolla con normalidad.
Según informaron medios locales, transcurridas cuatro horas y media desde la apertura de los colegios electorales, ya había votado el 29,7 % del padrón de electores.
Unas 14,3 millones de personas están llamadas a acudir hasta las 18:00 hora local (21:00 GMT) a las 41.189 mesas de votación habilitadas.
El voto es obligatorio para los ciudadanos de 18 a 70 años y optativo para los que tienen 16 y 17 años o superan los 70.
En estos comicios los bonaerenses votan para elegir 46 diputados y 23 senadores del Legislativo provincial, con sede en la ciudad de La Plata (60 kilómetros al sur de la capital argentina) y que en total tiene 92 sillas en la Cámara Baja y 46 asientos en el Senado.
Además, se vota para elegir a los miembros de los concejos deliberantes de los 135 municipios bonaerenses.
En cada una de las ocho secciones o zonas electorales en las que está dividida la provincia compiten una quincena de partidos y alianzas electorales.
Elección provincial con impacto nacional
Entre los principales frentes está Fuerza Patria, alianza de unidad de diversos sectores del peronismo, incluyendo los que lideran el actual gobernador bonaerense, Axel Kicillof, la expresidenta argentina Cristina Fernández (2007-2015) y el exministro de Economía Sergio Massa.
Su principal rival es la formación de ultraderecha La Libertad Avanza (LLA), liderada a nivel nacional por el presidente Javier Milei, y que para estos comicios provinciales ha forjado una alianza con Propuesta Republicana (Pro), partido conservador liderado por el expresidente argentino Mauricio Macri (2015-2019).
Tanto el Gobierno de Milei como el peronismo -la principal fuerza opositora en Argentina- eligieron como estrategia política plantear la elección provincial como una batalla clave para posicionarse con solidez para los comicios nacionales del 26 de octubre, en los que se renovará parcialmente la composición del Parlamento argentino.
«Es una elección muy importante, a la que todos le estamos dando gran relevancia», señaló Kicillof en una breve rueda de prensa tras emitir su voto y en la que sostuvo que tanto el Gobierno de Milei como él, al frente del Ejecutivo bonaerense desde 2019, tienen que «escuchar a las urnas».
El mandatario provincial se mostró expectante por ver quién obtendrá más votos este domingo en la provincia que concentra el 38,6 % de la población de Argentina.
«Tengo optimismo. Creo que hay una provincia que se despierta. (…) El Pro está donde tiene que estar, donde está el cambio. Vinimos a construir un triunfo», dijo tras emitir su voto Cristian Ritondo, dirigente de Pro que trabajó por sellar la alianza con LLA.
El tramo final de la campaña para la elección de este domingo estuvo marcado por una denuncia de corrupción en la Agencia Nacional de Discapacidad que salpica a la secretaria general de la Presidencia y hermana del jefe de Estado, Karina Milei, por el veto presidencial a leyes en favor de jubilados y discapacitados, por tensiones en los mercados y un estancamiento de la economía.
En medio de un fuerte operativo de seguridad, Karina Milei votó en un colegio de la localidad bonaerense de Vicente López y se retiró sin hacer declaraciones a la prensa, arropada por seguidores de LLA. EFE
El presidente de Guyana, Irfaan Ali, resultó reelecto para un segundo mandato consecutivo, según el primer boletín oficial de la autoridad electoral difundido cinco días después de las elecciones.
El oficialista El Partido Progresista del Pueblo/Cívico (PPP/C), de Ali, obtuvo 242.497 votos válidos, equivalente al 55% del total.
Ali ya se había proclamado vencedor de los comicios el miércoles en declaraciones a la AFP.
El líder de centroizquierda, de 45 años, prometió sacar de la pobreza al país de 850.000 habitantes apalancado en su riqueza petrolera. También deberá gestionar el espinoso asunto del Esequibo, la región rica en petróleo y minerales que reclama el vecino Venezuela.
El boletín oficial ubica a su más cercano seguidor, el partido WIN, fundado hace tres meses por el magnate Azruddin Mohamed, apodado el «Trump guyanés», en segundo lugar, con el 24,8%.
El tradicional APNU, que representa a la población de origen afrodescendiente, terminó tercero con el 17,7% del sufragio.
La Comisión Electoral de Guyana (GECOM) «declaró al Candidato Presidencial del PPP/C, Dr. Mohamed Irfaan Ali, presidente electo», dice el anuncio oficial difundido al filo de la medianoche.
Riqueza petrolera
Ali, proveniente de la mayoritaria comunidad de origen indio, asumirá un segundo mandato de cinco años en momentos en que crecen las tensiones con el gobierno del presidente venezolano Nicolás Maduro, que reclama soberanía sobre el Esequibo y designó autoridades para esa zona en comicios celebrados en mayo.
Cuenta con el apoyo de Estados Unidos, que en este momento atraviesa igualmente un momento de tensión con Venezuela tras el despliegue de buques de guerra en el Caribe para operaciones contra el narcotráfico.
La disputa por el Esequibo es centenaria, pero se recrudeció en 2015 tras el hallazgo de una gigantesca riqueza petrolera.
Guyana de hecho tiene hoy las mayores reservas de petróleo per cápita del mundo. Comenzó la explotación petrolera en 2019 y espera alcanzar una producción de un millón de barriles por día (b/d) en 2030, frente a la de 650.000 b/d de la actualidad.
La riqueza petrolera permitió cuadruplicar en cinco años el presupuesto del Estado (6,7 mil millones de dólares en 2025) con el mayor crecimiento económico de América Latina (43,6% en 2024). Este debería aumentar aún más.
«Tenemos una amplia mayoría y estamos listos para sacar adelante al país», dijo Ali el miércoles a la AFP en una breve declaración telefónica.
PPP/C obtuvo 36 escaños en la Asamblea Nacional, mientras que Invertimos en la Nación (WIN) obtuvo 16, la Alianza para la Unidad Nacional (APNU) obtuvo 12 escaños y el Movimiento Guyana Adelante (FGM) obtuvo un escaño.
Guyana recurrió en 2018 a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) para que ratifique un laudo de 1899 en el que se fijaron las fronteras actuales, pero Venezuela rechaza la jurisdicción de ese ente y reivindica el Acuerdo de Ginebra de 1966, que establece bases para una solución negociada.
El escrutinio electoral en este pequeño país toma días por lo complejo de los comicios desde el punto de vista logístico pues más del 95% del territorio de Guyana está cubierto de selva tropical.
El presidente de Guyana Irfaan Ali y su esposa Arya después de votar durante las elecciones presidenciales en Leonora, Guyana, el 1 de septiembre de 2025
Reelegido presidente de Guyana, Irfaan Ali supo capitalizar la bonanza petrolera para impulsar el desarrollo social, mientras enfrenta críticas por su cercanía con ExxonMobil y mantiene firme su postura frente a Venezuela, defendiendo la región del Esequibo en un país que se ha convertido en uno de los mayores productores de petróleo per cápita del mundo.
Calificado por el presidente venezolano Nicolás Maduro como "marioneta de ExxonMobil", por su relación con la principal operadora petrolera en Guyana, Ali es especialista en urbanismo y ha prometido un desarrollo que beneficie a todos los guyaneses, cuya mayoría sigue viviendo en la pobreza.
Proveniente de la comunidad musulmana de la población de origen indio, considerada como mayoritaria en el país, fue reelegido cinco años después de haber derrotado al entonces presidente David Granger, quien buscaba un segundo mandato.
Hijo de un matrimonio de maestros, nació el 25 de abril de 1980 en Leonora, un pueblo en la orilla occidental del río Demerara, a unos 30 kilómetros de la capital Georgetown. Tras terminar sus estudios en el Reino Unido y Jamaica, incluyendo un doctorado en urbanismo y planificación regional, trabajó para varios ministerios y fue elegido diputado por primera vez en 2006.
Posteriormente ocupó varios puestos ministeriales en los gobiernos de su partido. Se dice que fue designado candidato presidencial en 2020 por el expresidente Bharrat Jagdeo (1999-2011), secretario general del Partido Progresista del Pueblo (PPP) y aún considerado como el hombre más poderoso del país.
"La economía del futuro"
Ali es el primer presidente en beneficiarse realmente de la bonanza petrolera, explotada desde 2019.
"He cumplido mis promesas, pueden confiar en mí", repitió durante la campaña, citando numerosas obras realizadas como carreteras, puentes, hospitales, escuelas.
Justo antes de las elecciones, presidió el "último vertido de concreto" del inmenso puente que cruza el río Demerara en Georgetown, uno de los símbolos de su mandato y que no estará operativo hasta dentro de unas semanas.
Sus detractores lo acusan de encarnar una política de inauguraciones simbólicas o de "corte de cintas". Casado con Arya, padre de dos hijos, suele afirmar que es necesario gestionar los ingresos del petróleo pensando en las generaciones futuras.
"Estas son riquezas para las generaciones presentes y futuras. El petróleo y el gas nos brindan los recursos necesarios para construir la economía del futuro. Diversificar y establecer diferentes pilares sobre los cuales descansará la economía", afirmó en una entrevista en 2022.
Durante la campaña repitió esta consigna, mientras prometía proteger la selva tropical que cubre el 95% del territorio y que constituye también una fuente de ingresos mediante los créditos de carbono.
En medio de su mandato, vio a Venezuela relanzar sus pretensiones sobre el Esequibo, territorio administrado por Guyana pero objeto de una disputa histórica entre ambos países. Apoyándose en el respaldo estadounidense, adoptó una actitud firme e intransigente hacia Caracas que apreciaron sus compatriotas.
El lunes apoyó el despliegue estadounidense en el Caribe en nombre de la lucha contra el narcotráfico, que también apunta a Maduro, acusado por Estados Unidos de liderar un cartel de drogas.
"Apoyaremos todo lo que permita eliminar cualquier amenaza a nuestra seguridad, no solo en términos de soberanía (...), todos debemos unirnos para combatir el crimen transnacional, luchar contra el tráfico de drogas", afirmó.
El partido del presidente de Guyana, Irfaan Ali, lidera este miércoles el recuento de votos en la mayoría de las regiones del país, mientras que el recién creado Invertimos en la Nación (WIN) se consolida como la principal fuerza de oposición.
La Comisión Electoral de Guyana todavía no ha anunciado resultados oficiales, pero las actas electorales de los distintos distritos empezaron a divulgarse ayer, un día después de las elecciones generales.
Según esos datos, el gobernante Partido Progresista del Pueblo/Cívico (PPP/C), liderado por Ali, ha ganado en al menos siete de las diez regiones de Guyana.
El gran derrotado en los comicios parece ser la Alianza para la Unidad Nacional (APNU, en inglés), una coalición de seis partidos opositores encabezada por el veterano Aubrey Norton.
Las proyecciones apuntan a que el PPP/C y el WIN triunfaron por ejemplo en las regiones 4 y 10 del país, respectivamente, que fueron descritas durante mucho tiempo como fortalezas impenetrables de APNU.
En otras regiones, WIN ha llegado en segundo lugar, superando a APNU, por lo que se espera que este partido se convierta en el principal de la oposición durante los próximos cinco años.
WIN fue creado hace tan solo tres meses por el empresario Azurddin Mohamed, quien está sancionado por Estados Unidos por corrupción pero ha logrado una gran popularidad.
La victoria de Ali ya fue anticipada ayer por el vicepresidente de Guyana y secretario general del PPP/C, Bharrat Jagdeo, basándose en las actas electorales obtenidas por su colectividad.
Según los datos de Jagdeo, Ali revalida para un segundo mandato y el PPP/C entraría en el Parlamento con una mayoría más amplia.
El presidente Ali, de 45 años, agradeció ayer a todos los guyaneses «por ejercer pacíficamente su derecho democrático» en las elecciones del 1 de septiembre.
«Insto a todos a celebrar nuestros valores democráticos mientras abrimos otro capítulo en el desarrollo de nuestro hermoso país», añadió en un mensaje.
Las elecciones presidenciales, legislativas y regionales de Guyana determinarán quién gestionará en los próximos cinco años la enorme riqueza petrolera del país.
Guyana logró el récord de crecer un 63 % en 2022, gracias a la bonanza petrolera, y, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), crecerá un promedio del 14 % anual durante los próximos cinco años.
Los guyaneses están llamados a las urnas este lunes en unos comicios generales catalogados como históricos para la nación sudamericana.
Gracias a su incipiente industria petrolera, el país pasó de ser uno de los más pobres del hemisferio a convertirse en una de las economías de mayor crecimiento, hoy incluso comparada con Dubái.
Según el Financial Times, entre 2019 y 2024 el PIB de Guyana casi se quintuplicó de poco más de cinco mil millones a 25 mil millones de dólares.
El medio especializado también señala que el gobierno espera generar 41 mil millones en cinco años por la explotación de petróleo que comenzó hace menos de 10 años tras un contrato con Exxon Mobil Corp.
El auge del petróleo atrajo inversión, pero también desafíos económicos y tensiones diplomáticas con Venezuela, uno de sus países vecinos, y que históricamente reclama la zona del Esequibo, hoy controlada por Guyana, como suya.
Por todo esto, el analista guyanés Christopher Ram, citado por el mismo Financial Times, señala que el evento de este lunes será considerado por los historiadores como «la madre de todas las elecciones».
Guyana decidirá entre la continuidad del gobierno del presidente Irfaan Ali, del Partido Progresista del Pueblo (PPP), quien lleva en el puesto desde 2020, y sus opositores, quienes prometen renegociar el contrato con Exxon porque afirman que es demasiado generoso con la empresa.
Y es que, mientras en la capital de esta excolonia británica, Georgetown, se produce una enorme transformación, con la construcción de autopistas, hospitales y hoteles de lujo, otras zonas del país sufren por el limitado acceso a la vivienda y los servicios básicos.
En los comicios, los guayaneses realmente escogerán cómo se invierte y quién se beneficia de los miles de millones que tendrán en sus manos durante los próximos años.
Donald Trump ha lanzado una propuesta que busca rediseñar los cimientos del proceso electoral estadounidense. Su iniciativa pretende implementar cambios significativos en la manera de votar.
La medida central exige identificación obligatoria para todos los votantes, eliminando prácticamente el voto por correo. Solo personas con graves problemas de salud y militares en el exterior podrán utilizar esta modalidad.
La propuesta de Trump no solo se limita a la identificación. Durante años, también ha pedido el fin de las máquinas de votación electrónica, abogando por el uso de papeletas y el recuento manual, un proceso que, según las autoridades electorales, es lento, costoso y mucho menos preciso que el recuento automático.
La iniciativa surge tras las controversias de las elecciones de 2020, donde Trump ha mantenido consistentemente sus alegaciones sobre un supuesto fraude electoral. Su objetivo parece ser restaurar la confianza en un sistema que considera comprometido.
Los demócratas ya han manifestado su preocupación, argumentando que estas medidas podrían marginar a sectores vulnerables, especialmente minorías y comunidades con recursos limitados.
Las elecciones intermedias del 3 de noviembre de 2026 serán el primer referéndum nacional sobre las políticas nacionales e internacionales de Trump desde su regreso al cargo en enero. Los demócratas buscarán romper el control republicano sobre el Congreso para bloquear la agenda nacional de Trump.
Tres de los seis partidos políticos que compiten en las elecciones generales de Guyana confían en ganar en las urnas mañana, lunes, entre ellos el del presidente guyanés, Irfaan Ali, quien busca revalidar para un segundo mandato.
EFE
Los principales grupos que disputan los comicios son el Partido Progresista del Pueblo/Cívico (PPP/C), de Ali; la Alianza para la Unidad Nacional (APNU), encabezada por Aubrey Norton, y el partido Invertimos en la Nación (WIN), liderado por el empresario sancionado por Estados Unidos Azruddin Mohamed.
El director de la Comisión Electoral de Guyana, Vishnu Persaud, declaró este domingo que la Comisión está «plenamente preparada» para celebrar las elecciones generales y regionales del lunes.
Persaud indicó que las papeletas y las urnas se han distribuido por todo el país por vía terrestre, fluvial y aérea, en las diez regiones administrativas.
Hay 2.070 colegios electorales en todo el país, atendidos por más de 11.000 funcionarios el día de la votación. El padrón electoral oficial cuenta con unos 776.000 votantes.
El actual presidente y candidato del PPP/C, pidió a los jóvenes, en el último mitin celebrado el sábado, que «no se dejen engañar» por los otros partidos.
«No tienen ningún valor para ustedes como ciudadanos y no les importa su futuro», dijo Ali dirigiéndose a miles de simpatizantes en Lusignan, en la costa este de Demerara.
Entretanto, en Georgetown, una multitud de simpatizantes de uno de los partidos más nuevos y populares en las elecciones, el WIN, se congregaron en la playa del hotel Guyana Marriott, para mostrar su apoyo al magnate Azurddin Mohamed.
«Ganaremos estas elecciones», declaró Mohamed, quien dirigiendo sus comentarios a los otros dos principales partidos políticos advirtió: «Saben que sus días han terminados».
También en la capital, Norton fue recibido ayer en el escenario entre fuegos artificiales y una multitud jubilosa y prometió un gobierno que «trabajará» para el pueblo.
«Nunca les daremos la espalda, pueden estar seguros de que haremos todo lo posible para mejorar su vida», declaró.
En los comicios generales y regionales de Guyana, se elegirá un presidente, los miembros de la Asamblea Nacional y los Consejos Democráticos Regionales, responsables de la gestión de las diez regiones administrativas del país.
Amar Sukar, un agricultor de 70 años y simpatizante del PPP/C, dijo a EFE que quiere que «este gobierno regrese», aludiendo a una nueva victoria de Ali.
«Estoy bien, planto arroz, recibo fertilizantes gratis, se limpian los desagües», explicó sobre sus motivos para volver a votar por el PPP/C, el partido más antiguo de Guyana.
Mientras tanto, los simpatizantes de la oposición comparten diferentes opiniones.
Gavin, de 59 años, quien se encuentra en silla de ruedas tras perder ambas piernas, tiene esperanzas en WIN porque el empresario conoce las dificultades» de los guyaneses y trabajará «por todos».
Mohamed fue sancionado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos en junio de 2024 por no incluir más de 10.000 kilogramos de oro en declaraciones de importación y exportación, eludiendo pagar más de 50 millones de dólares en aranceles aduaneros.
Por su parte, Shonette, funcionaria pública de 38 años, vota por APNU porque cree que el partido tiene políticas más sólidas para los guyaneses, como su programa de ‘Alquiler con Opción a Compra’, que básicamente implicaría que el Gobierno construya vivienda pública.
«Llevo mucho tiempo esperando un terreno y una casa. Sé que con esta política por fin conseguiré una vivienda», dijo a EFE.
Todos los partidos políticos han prometido programas de apoyo social basándose en la riqueza petrolera de Guyana, que logró el récord de crecer un 63 % en 2022 y que, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), crecerá un promedio del 14 % anual durante los próximos cinco años.
La Organización de los Estados Americanos (OEA) arrancó el despliegue de su Misión de Observación Electoral (MOE), que será liderada por el exprimer ministro de Jamaica, Bruce Golding (2007-2011), para las elecciones generales en Guyana el 1 de septiembre.
Será la segunda ocasión que Golding realiza dicha función desde que en el año 2021 encabezó un equipo de observadores de la Mancomunidad de Naciones (Commonwealth, en inglés) en las elecciones generales de Bahamas.
El grupo en Guyana estará compuesto por 27 expertos y observadores de 18 países, según explica la OEA en un comunicado de prensa publicado en su página web.
La misión, de acuerdo con el organismo, centrará su trabajo en la organización y los registros electorales, la tecnología electoral, el financiamiento político-electoral, la justicia electoral y la participación política de las mujeres.
Esto permitirá al equipo analizar el proceso de forma estructurada y técnicamente rigurosa.
Los miembros de la misión observarán, tanto la votación de los cuerpos de seguridad el 22 de agosto, como la votación principal el 1 de septiembre.
El día de las elecciones visitarán los colegios electorales desde la apertura de las urnas hasta el recuento de votos y el procesamiento de los resultados, explicó la OEA.
Antes de las elecciones, el jefe de la misión y el equipo de observadores de la OEA se reunirán con autoridades gubernamentales y electorales, partidos políticos y candidatos, representantes de la sociedad civil y otras partes interesadas para conocer sus perspectivas sobre el proceso electoral en curso.
En los días posteriores a las elecciones, la MOE presentará su informe preliminar con observaciones y recomendaciones que buscan fortalecer los procesos democráticos y electorales del país.
Esta es la séptima MOE que la OEA ha despliega en Guyana y es respaldada por contribuciones financieras de Brasil, Canadá, Chile, España, Estados Unidos, Francia, Italia, Marruecos, Países Bajos, y Perú. EFE
Dos hombres que llegaron a la política de la mano del mismo mentor, el expresidente Jaime Paz Zamora, se enfrentarán el 8 de noviembre en la segunda vuelta de las elecciones de Bolivia: su hijo Rodrigo Paz Pereira, la gran sorpresa de los comicios generales, y el exmandatario Jorge “Tuto” Quiroga, que ha reconocido que fue Paz Zamora quien la abrió las puertas a la política. Hasta allí llegan las semejanzas, porque los dos defienden agendas muy distintas.
Esta foto combinada muestra a los candidatos presidenciales Rodrigo Paz, a la izquierda, y al expresidente de Bolivia Jorge Quiroga, a la derecha. AP
A escasas horas de las elecciones,Rodrigo Paz aparecía tercero en las encuestas, con apenas 10% de la intención de voto, por detrás del empresario Samuel Doria Medina del Frente Unidad Nacional y del expresidente Jorge "Tuto" Quiroga de Alianza Libre. La jornada de este 17 de agosto lo mostró como el gran ganador, al encabezar las preferencias con 32,04%.
Quiroga, que lo siguió con 26,9%, será su rival el 8 de noviembre en una elección inédita, el primer balotaje en la historia de la democracia boliviana, pues desde que esta fórmula fue aprobada en el 2009, todos los procesos fueron ganados por el hoy resquebrajado MAS en primera ronda.
Los dos llegan con la crisis económica como principal desafío y como punto focal de su oferta de campaña. Incluso vienen de un tallo político común, porque en su discurso luego de anunciarse los resultados Quiroga reconoció que el padre de su rival, el expresidente Jaime Paz Zamora, le dio sus primeras oportunidades para insertarse en la política boliviana.
Pero la forma en que prometen afrontar ese reto es diferente, con Paz apostando por redimensionar el estado y democratizar el acceso al capital, pero negándose rotundamente a acudir al Fondo Monetario Internacional, y Quiroga presentándose como un tecnócrata dispuesto a atraer inversiones y aplicar recortes.
Partidarios de la fórmula del partido Demócrata Cristiano, integrada por Rodrigo Paz y Edman Lara, celebran el resultado de la primera vuelta de las elecciones presidenciales. La Paz, 17 de junio de 2025. REUTERS - Claudia Morales
Paz: el hombre que supo escuchar
El nombre de Rodrigo Paz probablemente no le decía mucho al electorado al inicio de la campaña, más allá del linaje político del que proviene.
Paz nació fuera de Bolivia, en España, donde su padre se asiló durante la dictadura militar, y su capital político estaba prácticamente circunscrito a Tarija, donde fue diputado, alcalde y es senador desde 2020.
La figura de su compañero de fórmula, el expolicía Edman Lara, es mucho más conocida, y fue quien se encargó de llevar el mensaje del candidato a los rincones que él ya había conquistado con su discurso anticorrupción.
Leer también
“Nosotros hemos tenido un contacto directo con la gente, hemos escuchado lo que quiere esa Bolivia profunda”, asegura Lara, que fue destituido en 2024, acusado de faltas graves, luego de haber hecho una serie de denuncias sobre irregularidades en la policía.
El plan de gobierno de Paz está contenido en la llamada Agenda 50/50, que defiende un reparto más equilibrado de la riqueza potencial de Bolivia, porque rechaza apelar a la búsqueda de préstamos de organismos multilaterales para paliar la crisis.
Simpatizantes del expresidente Evo Morales gritan consignas junto a una caja que se asemeja a un ataúd con un cartel que dice en español: "Descanse en paz, la economía de Bolivia" mientras exigen que se le permita a Morales postularse nuevamente a la presidencia en las próximas elecciones cerca del palacio de gobierno en La Paz, Bolivia, el miércoles 4 de junio de 2025. AP - Juan Karita
De acuerdo con el diagnóstico de Paz, el 85% de los recursos que produce Bolivia es administrado por el gobierno central. Él propone una fórmula en la que esa proporción pase al 50%, y que la otra mitad sea asignada a los poderes regionales y las universidades públicas.
La descentralización es su gran bandera, luego de más de 20 años de carrera política dedicados a defender los intereses de la llamada “billetera de Bolivia”, Tarija, una región que concentra más del 45% de la explotación nacional de gas, así como buena parte de la riqueza vinícola y agropecuaria, y que a menudo expresa sus aspiraciones de autonomía.
Paz, formado en Estados Unidos en economía y estudios internacionales, también promueve el principio de “capitalismo para todos”, un programa de créditos accesibles, beneficios impositivos y eliminación de aranceles que busca estimular la economía formal. “En Bolivia la plata alcanza para reactivar nuestra economía”, asegura.
Un nuevo intento para Quiroga
Será la cuarta vez que Jorge Quiroga aspire a la presidencia de Bolivia. La única vez que llegó al Palacio Quemado no fue ganando él mismo una elección, sino asumiendo como vicepresidente tras la renuncia de Hugo Bánzer por un cáncer de pulmón, y duró solo un año en el cargo, hasta completar el periodo.
Luego perdió en 2005 y 2014 ante Evo Morales, y en 2020 retiró su candidatura una semana antes de las elecciones, reconociendo que no había logrado conectar con los votantes, con las encuestas otorgándole apenas un 7% de respaldo.
Jorge Quiroga y su compañero de fórmula JP Velasco saludan a sus seguidores, junto a sus respectivas esposas, luego de anunciarse los resultados de las elecciones generales de Bolivia. La Paz, 17 de agosto de 2025. EFE - GABRIEL MARQUEZ
Al igual que Paz, es formado en Estados Unidos, pero con un perfil más técnico, graduado en ingeniería y administración de empresas.
Fue ministro de Finanzas de Jaime Paz Zamora, el padre de su rival, cuando apenas tenía 32 años. Es percibido como un tecnócrata, y él se ha encargado de atizar esa percepción ubicando en el centro de su oferta de campaña el potencial modernizador que representa su compañero de fórmula, el empresario digital Juan Pablo Velasco.
Quiroga promete reformar la legislación boliviana, como una forma de hacer más viable la inversión extranjera, y aspira a firmar acuerdos de libre comercio, pero no incluye a Estados Unidos en la lista de futuros aliados, por las políticas arancelarias de Donald Trump.
Leer también
En su oferta de reforma del estado se ha declarado dispuesto a usar “motosierra, machete, tijera y todo lo que encuentre”, en alusión al emblema político de otro gobernante de extrema derecha, el argentino Javier Milei, en su esfuerzo por reducir el tamaño del Estado.
Fiel a su formación neoliberal, Quiroga no descarta acudir al FMI en busca de un fondo de estabilización que permita hacer frente al déficit fiscal, y promete cerrar empresas estatales.
Quiroga comparte su quehacer político con su afición por el montañismo, que lo ha llevado a conquistar varias cumbres por encima de los 6000 m.
Para la segunda vuelta del 8 de noviembre, le tocará usar sus habilidades de escalador, para remontar la cuesta que representa el apoyo de Samuel Doria Medina, el gran favorito a dominar las elecciones, a Rodrigo Paz, y los puntos que puedan sumar a su rival otros candidatos derrotados con perfil centrista.
El candidato presidencial del gubernamental Movimiento al Socialismo (MAS), Eduardo del Castillo, sostuvo este domingo que la gente sabe que «la mejor opción» electoral es ese partido, antes de ingresar a emitir su voto en los comicios generales que se celebran en Bolivia.
EFE
«Es un derecho democrático que la gente puede votar blanco, puede votar nulo, sin embargo sabe que la mejor opción es la del MAS», dijo Del Castillo a los medios en la ciudad oriental de Santa Cruz.
El abogado, de 36 años, afirmó que «hay que salir de la crisis» económica por la que atraviesa el país «sin afectar el bolsillo de los más pobres» y también expresó su deseo de que «sea una jornada bastante tranquila».
«La gente sabe que tenemos problemas, pero esta es la forma de solucionar los problemas, no con bloqueos, no con violencia. Uno tiene que venir a ejercer su derecho democrático, elegir la mejor opción que ellos consideren sin que les afecte su bolsillo y precisamente es lo que estamos viniendo a hacer», agregó.
Del Castillo está situado entre los últimos lugares en las encuestas preelectorales, por lo que si el MAS no alcanza el 3 % de la votación, podría perder su personalidad jurídica.
#EleccionesGenerales#YoElijo | Con abucheos e insultos, Eduardo Del Castillo ejerce su derecho al voto en un la U.E. Caritas de Santa Cruz de la Sierra. Pese a los reclamos de personas de su mismo recinto, el candidato del MAS, mantuvo la calma y habló brevemente con los medios.… pic.twitter.com/yBTXzlcSbQ
En la víspera, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) recomendó que las personas no porten consigo un teléfono móvil al sufragar, tras conocerse denuncias de que en algunas instituciones estatales se estaría obligando a los funcionarios a votar por determinados candidatos y demostrar con fotografías de sus papeletas que así lo hicieron, bajo amenaza de despidos.
Más de 7,5 millones de personas están llamadas a las urnas en territorio boliviano para elegir al presidente, vicepresidente, y a los parlamentarios del Legislativo y otros 369.308 ciudadanos votarán en el exterior, aunque ellos solamente elegirán al binomio gobernante y no están obligados a sufragar.
El voto en el país suramericano es obligatorio y tras emitirlo, la persona recibe un certificado de sufragio que deberá presentar para realizar cualquier trámite en instituciones públicas y bancarias en los 90 días posteriores a los comicios.
Los recintos electorales dispuestos en todo el país abrieron a las 08.00 hora local (12.00 GMT) y funcionarán durante ocho horas ininterrumpidas hasta las 16.00 (20.00 GMT), cuando se prevé su cierre.
Bolivia cuenta para esta elección con el Sistema de Transmisión de Resultados Preliminares (Sirepre) cuyos primeros datos se darán a conocer a las 21.00 hora local (01.00 GMT del lunes).
También están desplegadas 14 misiones internacionales de observación electoral, las más numerosa de la de la Unión Europea (UE) y de la Organización de Estados Americanos (OEA), además de otras cinco delegaciones nacionales para vigilar el proceso.
Para ganar en primera vuelta, un candidato debe lograr más del 50 % de los votos, o un mínimo del 40 % con al menos diez puntos de ventaja sobre el siguiente, según la ley del Régimen Electoral.
Ocho candidatos compiten el 17 de agosto por la presidencia de Bolivia. Reuters
Días antes de las elecciones generales de este domingo 17 de agosto, en las calles de La Paz se veían pocos carteles con los nombres de los candidatos y solo algunas personas acompañaban las caminatas de campaña en Bolivia.
La mirada de los bolivianos parece estar puesta en la economía. La escasez de combustibles, la pérdida de valor de su moneda en el mercado paralelo de divisas y una inflación interanual del 25% integran la larga lista de preocupaciones.
De acuerdo a las encuestas, ninguno de los ocho candidatos que pelean por la presidencia supera el 22% en intención de voto, según proyecta el último sondeo del medio Unitel realizado por la empresa Ipsos-Ciesmori.
El empresario liberal Samuel Doria Medina lidera el sondeo con un 21%, seguido del expresidente conservador Jorge "Tuto" Quiroga (2001-2002), que cuenta con un 20% en intención de voto. El resto de las opciones aparecen con menos del 10%.
El único candidato de izquierda con posibilidades de rozar una segunda vuelta, Andrónico Rodríguez, aparece relegado al quinto lugar en las encuestas con un 5,5%. Mientras que el expresidente Evo Morales (2006-2019) hace campaña por el voto nulo.
Samuel Doria Medina se postula por cuarta vez la presidencia de Bolivia. EPA
De confirmarse esta tendencia, las elecciones marcarían un quiebre en la dinámica política de los últimos 20 años en el país, en las que el partido ganador aseguraba su victoria con una amplia mayoría en primera vuelta.
Para la consultora Luciana Jáuregui, el país atraviesa una crisis de representación que la vemos en opciones electorales que compiten con "siglas vacías, sin estructura territorial y sin propuestas programáticas sólidas".
De acuerdo a los analistas, consultores y encuestadoras, el resultado de la elección no lo conoceremos este domingo. Esta podría ser la primera vez que Bolivia defina la votación en segunda vuelta.
En los últimos 20 años, el Movimiento al Socialismo (MAS) se afianzó como partido predominante con resultados por encima del 50% en primera ronda, con la excepción del problemático y cuestionado proceso electoral de 2019.
En aquel año, el escenario de balotaje parecía un hecho. Los primeros datos del sistema de transmisión de resultados preliminares mostraron, con el 83% de las actas computadas, una distancia de menos de 10 puntos entre Evo Morales y el segundo candidato más votado, Carlos Mesa.
Jorge "Tuto" Quiroga busca volver a la presidencia después de 23 años. Reuters
Sin embargo, aquella noche la publicación de los resultados se detuvo y cuando la transmisión se reanudó, el Tribunal Supremo Electoral informó que la brecha de Morales con Mesa era de 10,56%, medio punto sobre la distancia del 10% que le permitía evitar la segunda vuelta.
Esta situación terminó con la explosión de protestas en las calles, la denuncia de "fraude escandaloso" por parte de Mesa y la posterior renuncia y salida del país de Evo Morales.
Antes de la sanción de la Constitución de 2009, Bolivia no contaba con la instancia de balotaje. En aquel momento, si ningún candidato alcanzaba una mayoría en primera vuelta, el Congreso decidía al ganador entre los dos candidatos más votados.
Los bolivianos dedican gran parte de su día a chequear los precios de los alimentos, a revisar los grupos de WhatsApp de las estaciones de servicio para saber cuándo llegará el combustible y a encontrar las maneras de estirar al máximo su dinero.
"La crisis económica produce molestia e incertidumbre en el votante. El malestar social sin dudas impactará en el comportamiento electoral de la gente", explica José Luis Exeni, expresidente de la Corte Nacional Electoral de Bolivia.
De acuerdo al último estudio Delphi, publicado por la Fundación Friedrich Ebert, más de la mitad de los votantes consultados sienten un alto nivel de incertidumbre sobre lo que pueda llegar a pasar en el país en los próximos seis meses.
Para la rectora de la Universidad Mayor de San Andrés, María Eugenia García, que conoce de cerca a un sector de la población universitaria de Bolivia, la apatía es un ánimo que recorre los pasillos de la universidad y las calles del país.
La crisis económica es la principal preocupación de los bolivianos. Reuters
"Estamos a días de la elección y no se vive en el país un ambiente electoral. Vivimos en un clima de mucha incertidumbre en el que muchos no encuentran una persona en quien identificarse y solo irán a marcar la papeleta", le dice a BBC Mundo.
Los analistas coinciden en que uno de los elementos distintivos de esta elección es el alto grado de incertidumbre, donde el malestar social que produce la crisis económica tendrá un peso clave en el comportamiento electoral.
De todos modos, los analistas destacan que la población mantiene las expectativas en las elecciones como modo de resolución del conflicto. Esto a pesar de la profunda debilidad de las candidaturas, que apenas superan el 20% en intención de voto.
"Frente a esta crisis, los bolivianos podrían haber reaccionado con convulsiones, protestas o violencia, pero no lo han hecho. Por el contrario, quieren resolver las diferencias en las urnas. Esto muestra una profunda vocación democrática", señala Exeni.
Por eso, la consultora Jáuregui entiende que esta elección podría ser leída como una "elección fusible".
Esto es, una instancia que podría poner fin al sistema político boliviano de las últimas dos décadas, para que recién en las siguientes elecciones Bolivia estrene nuevas figuras y una nueva forma de hacer política.
2. Fractura del MAS
Por primera vez en 20 años, el Movimiento al Socialismo llega dividido a una elección.
"Si el MAS va por separado, pierde", le dijo a BBC Mundo a mediados del año pasado el exvicepresidente de Bolivia Álvaro García Linera, quien se mantuvo en silencio durante esta campaña.
De un lado, el presidente Luis Arce decidió retirar su candidatura en mayo pasado debido a su marcada imagen negativa, que lo ubica como el líder peor valorado de América Latina, según la consultora de opinión pública CB Consultora.
Arce respalda a su exministro de Gobierno Eduardo del Castillo, el único que se presenta con la sigla del MAS–IPSP, que de acuerdo a las encuestas no supera el 1.5% en intención de voto.
Abogado de profesión, del Castillo ha sido parte del gobierno desde que Arce asumió la presidencia en noviembre de 2020. En el último mandato de Morales, este militante de las juventudes del MAS fue oficial mayor del Senado, encargado de la gestión interna del Congreso.
Evo Morales está inhabilitado para competir por un un nuevo mandato. Reuters
Por otro lado, Evo Morales, fue inhabilitado por la justicia para postularse a un cuarto mandato. Esta es la primera vez que no es candidato y no respalda a ninguna de las opciones políticas, algo que sí hizo con Luis Arce en 2020.
El Tribunal Constitucional confirmó en mayo pasado que una persona solo puede ser presidente durante dos períodos, sean continuos o discontinuos. En respuesta, Morales denunció la "proscripción" e impulsó una campaña por el voto nulo.
"El voto nulo es una forma de rechazo a una elección deslegitimada y con indicio de nulidad. El voto nulo se convertirá en un referendo electoral", aseguró el líder social desde Cochabamba, rodeado de campesinos indígenas, después de que sectores de su espacio coquetearan con la idea de llamar a quemar las urnas.
Para los analistas, el voto nulo es el modo que encontró Morales para entrar en la papeleta, deslegitimar el proceso electoral y terminar con la candidatura de Andrónico Rodríguez, que depende en gran parte del histórico voto masista.
Si el voto nulo de este domingo no supera al promedio histórico de 3,7%, Exeni explica que Morales no podrá intentar deslegitimar el resultado, que es el objetivo que impulsa al expresidente a lanzar esta campaña.
Morales se encuentra recluido en el Chapare, la región tropical cocalera ubicada en el centro del país, lejos del alcance de la orden de detención que pesa en su contra por un caso en donde se lo investiga por "estupro agravado con trata de personas".
Para Jáuregi, a pesar de los procesos penales que enfrenta el expresidente, existe un "núcleo rural fidelizado, radicalizado y cohesionado" alrededor de la figura de Evo Morales que podría verse reflejado en ese porcentaje del voto nulo.
Morales promueve la campaña por el voto nulo desde el Chapare. Reuters
A la "guerra fratricida" entre Luis Arce y Evo Morales se le sumó a principios de este año la candidatura de Andrónico Rodríguez, a quien ahora Evo llama el "candidato del imperio".
Distanciado de ambos, Andrónico Rodríguez, de 36 años, actual presidente del Senado, se presenta por Alianza Popular y es el único de la izquierda que hasta hace unas semanas despuntaba como una opción competitiva.
No obstante, según los analistas, la ausencia de un claro plan económico para superar la crisis, la falta de un estilo polarizante y su esquiva posición ante la figura de Evo Morales son algunos de los elementos que lo debilitan.
Desde su entorno, confían en que el 5,5% en intención de voto sea solo un piso y que un porcentaje de los indecisos respondan a un "voto oculto" a Rodríguez.
El investigador en comportamiento electoral Julio Córdova sostenía antes de la última encuesta que en el 32% de la suma entre el voto blanco, nulo e indecisos, un 10% podría ser "voto oculto" a Rodríguez.
"El voto nulo o en blanco no es neutral, es un favor a la vieja derecha que privatizó nuestros recursos, excluyó a las mayorías y dejó a Bolivia en el abandono", le respondió Rodríguez a Morales.
Andrónico Rodríguez intenta entrar a la segunda vuelta. AFP via Getty Images
3. Oposición dividida
El 18 de diciembre pasado, los expresidentes Carlos Mesa y Jorge "Tuto" Quiroga se reunieron con Samuel Doria Medina y un representante del gobernador de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho —detenido desde 2022—, para acordar la unidad y definir un candidato único.
En aquel momento, Mesa (2003-2005) sostuvo en nombre de todos los allí reunidos que la oposición debía estar dispuesta a renunciar a las aspiraciones políticas personales a favor del bien mayor.
Pero el respaldo a la unidad duró poco.
Después de que se diera a conocer un estudio de opinión que favorecía a Doria Medina como el favorito para representar la candidatura del bloque, Tuto Quiroga anunció que participaría por separado.
El acuerdo se terminó por romper cuando Mesa informó que no se postularía como candidato y se retiraría de la elección. Una decisión tomada en solitario que, según pudo confirmar BBC Mundo, sorprendió hasta a los propios líderes de su espacio político, Comunidad Ciudadana.
De este modo, la oposición llega a esta elección dividida en al menos dos partes.
El expresidente Jorge "Tuto" Quiroga y el empresario Samuel Doria Medina lideran las encuestas. Reuters
Por un lado, el empresario Samuel Doria Medina, de 61 años, que se postula por Alianza Unidad.
Doria es conocido en el país por su larga trayectoria en el sector privado, principalmente en la Sociedad Boliviana de Cemento y como propietario de la franquicia de Burger King en Bolivia.
Sin embargo, Doria no es nuevo en la política. Fue ministro de Planificación de Jaime Paz Zamora (1989-1993) y candidato a la presidencia en 2005, 2009 y 2014, instancias en las que perdió ante Evo Morales.
En 2020 se postuló como candidato a la vicepresidencia con Jeanine Áñez, aunque finalmente ambos se retiraron de la carrera debido a las malas proyecciones de las encuestas.
A diferencia de Tuto Quiroga, Doria representa un liderazgo técnico y más moderado que el del expresidente.
Es por eso que, en una elección donde la izquierda se presenta dividida, el candidato de Alianza Unidad podría ser capaz de sumar a sectores populares desencantados con el MAS, de acuerdo a los analistas.
A pesar de ser un candidato que carga con demasiadas derrotas sobre su espalda, Doria tiene a su favor una estructura partidaria más sólida y más cohesionada que la de Quiroga, que ha sabido establecer alianzas electorales estratégicas como la que mantiene con Fernando Camacho.
Reuters
Por el otro lado está Jorge "Tuto" Quiroga, de 65 años, un político tradicional con experiencia en la gestión que se postula por Alianza Libre.
Quiroga fue presidente de Bolivia de 2001 a 2002, tras la renuncia por enfermedad del entonces presidente democrático Hugo Bánzer (1997-2001), de quien fue vicepresidente a los 37 años.
Este candidato representa con mayor claridad el anti-masismo. Es el más duro crítico con el partido de gobierno, un punto que puede jugarle a favor entre los más radicalizados, pero que lo limita si lo que busca es ampliar el voto entre los desencantados.
"Tuto es un candidato radicalizado, que no le puede hablar al votante desencantado del MAS como sí puede hacerlo Doria. Pero la gente lo valora como un estadista", apunta Jáuregui.
Entre los opositores, muchos valoran el perfil político de Tuto y el económico de Doria y dicen que deberían unirse. Sin embargo, las diferencias entre programas y la competencia por el liderazgo han mostrado sus límites, un modo de articular que terminará de definirse en el próximo Congreso.
Los actos de campaña de los distintos candidatos reúnen a pocas personas en La Paz.
Además de los dos primeros puestos, el tercer y cuarto lugar en intención de voto también están en manos de opositores.
La sorpresa de la última semana ha sido el crecimiento del senador Rodrigo Paz, hijo del expresidente Jaime Paz Zamora (1989-1993).
A pesar de haber nacido en una familia política y tener una trayectoria en el Congreso, así como de alcalde de Tarija, en esta campaña seduce a quienes quieren salir de las "mismas caras de siempre".
"Lamentablemente, no hay muchas caras nuevas. Son los mismos políticos de siempre, repitiendo promesas. Y quienes tenemos algo de experiencia ya no les creemos demasiado", comenta la costurera María Rosa, que asegura nunca haber votado al MAS y que esta vez se inclinará por Quiroga.
Para muchos, el mérito no es tanto de Paz sino de su candidato a vicepresidente, Edman Lara, un policía retirado, conocido por denunciar la corrupción, que atrae a los votantes del occidente boliviano descontentos con la política.
"En esta elección, vamos a votar al menos peor", dice el comerciante Guillermo Condori, un histórico votante del MAS que este domingo se inclinará sin demasiada convicción por Samuel Doria Medina.
Por todo esto, las elecciones del domingo enfrentan la dualidad de ser unas elecciones inciertas y apagadas que, a su vez, pueden terminar por revertir los últimos 20 años de la política en Bolivia.