Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

sábado, 28 de febrero de 2015

Entre amaneceres - Por Eliana Pineda A. Periodista


Estos últimos días de febrero, apenas empezando un nuevo ciclo, ya llegan nublados, como si el día no quisiera despuntar y a la vez anhelara adueñarse de instantes enigmáticos, lo que genera una batalla permanente entre la dualidad de una madrugada nostálgica que no quiere marcharse y el resplandor de un maravilloso sol que necesita establecerse con poderío y dominio de la situación. Es una guerra titánica por aferrarse a tiempos inexactos, es un conflicto entre poderes ocultos y a la vez manifiestos, es una diatriba entre energías ancestrales y enigmáticas, es un enfrentamiento real, pero soterrado, entre enemigos comprometidos en la búsqueda armónica de constituir mejores horas para todos los que habitamos este territorio impredecible.

Tal y como esta atmósfera maniquea del segundo mes del año, simbólicamente hablando, anda marchando el país. Nuestra nación va más allá, sumergida en artimañas simuladas, construyendo la realidad bajo el imperio del odio y el pánico de sobrevivir en un país de climas menguados, que pone en evidencia que vivimos en una patria contradictoria, involucrada al unísono con el paraíso y el infierno, pero cada vez más cerca del infortunio de una economía en emergencia, en complejidad alarmante.

Esa es nuestra identidad, atrapada en febreros feroces y contextos inútiles. Venezuela enfrenta una economía marcada por una severa escasez de productos, una elevada inflación y una fuerte contracción del PIB que tiende a empeorar como consecuencia de la caída de los precios del petróleo, lo que lleva la indeseable pobreza a 48 por ciento de los hogares venezolanos, el registro más alto de los últimos años, y revela que casi la mitad de las familias está en condiciones críticas.

Los especialistas coinciden en que el acontecer trémulo que envuelve a la nación es consecuencia de la aplicación de medidas erróneas, entre las que destacan los controles de cambio y precios, el incremento del endeudamiento, la expansión del gasto público y la sustitución de la producción nacional por importaciones. Es necesario tomar acciones inmediatas, sin desviar responsabilidades, rectificar profundamente en función de los ciudadanos, abandonando las actuales políticas equivocadas para dar paso a estrategias de recuperación, que sí son posibles a corto, mediano y largo plazo, como ilustran las experiencias de Brasil, Colombia, Ecuador y Perú. Devuélvannos febreros con madrugadas seguras que nos enseñen el ascenso, no la caída fatal de la actualidad.

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