Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

sábado, 28 de febrero de 2015

La molesta transición - Por Neuro J. Villalobos Rincón / Exrector de LUZ

"En los regímenes inertemente democráticos el despotismo ignora al cuerpo y se ceba con el alma. Porque es al alma a la que quiere encadenar, torturar, suprimir." Oriana Fallaci

La aparente molestia causada al Gobierno por el documento que convoca a los venezolanos a un acuerdo para la transición, suscrito por Leopoldo López, María Corina Machado y Antonio Ledezma, hoy apoyado por la gran mayoría democrática del país, es una señal inequívoca de que aquellos llegaron al poder con la convicción de que lo disfrutarían para toda la vida. La transición es un período durante el cual se opera un proceso de cambio de un régimen a otro procurando que sea lo menos traumático posible y garantizando al máximo la estabilidad institucional.

Por eso se ha insistido en solicitar la renuncia del Presidente. Esa es una figura prevista en la Constitución, de modo que no es una conspiración, sino una aspiración de un grueso sector de la oposición para ponerle término a una situación que se hace insostenible dada la degradación política y el terrible desbarajuste económico que sufre la nación, que al materializarse, da paso a un proceso de transición para que se operen los cambios deseados, ya que el Gobierno no da respuesta a los problemas planteados, por el contrario, cada vez los agrava más, llegando a convertirse él mismo en el verdadero problema.

La interpretación acomodaticia y pérfida que hace el Gobierno de dicho documento solo se explica como justificación para seguir adelante con una estrategia de persecución, intimidación, terror y opresión que ya se tenía preparada para descabezar al liderazgo opositor, tratar de desalentar el voto responsable en las elecciones parlamentarias o provocar un conflicto social de grandes proporciones que obligue a suspenderlas ante el evidente y estruendoso fracaso del régimen, dado el impresionante y justificado rechazo de los venezolanos a su incapacidad, ineptitud e inmoralidad.

Jugar con los valores más preciados del ser humano, como lo son la vida y la libertad por ambiciones de poder, es de hecho muy despreciable. Es revelador de las profundas miserias humanas que animan a quienes detentan el poder circunstancialmente en Venezuela.

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