Pasan de doscientos los pueblos visitados por nuestro candidato presidencial Henrique Capriles en toda Venezuela, y faltan unos días más de esta etapa, en la cual se ha concentrado en recorrer la geografía humana nacional, llegando a poblaciones donde nunca había ido un aspirante a la Presidencia o donde eso no ocurría desde hace muchos años. Junto a eso, nuestro abanderado ha estado haciendo propuestas de políticas públicas destinadas a atender los problemas reales de las personas y a crear condiciones para un futuro de progreso para todos.
En eso anda Capriles y en eso andamos todos los de la Unidad, remando en la misma dirección, trabajando por el mismo objetivo. De la acera del frente ya se sabe. Insultos, maniobras recicladas como inventar falsos documentos para llevar el debate a donde no es e intentar confundir a la opinión pública, instrumentadas con el deplorable expediente del mercenarismo. Vergonzoso final para una etapa de la política venezolana que se prometió nueva y limpia.
Las visitas del candidato a cualquier lugar, del Centro o el Occidente, del Sur o del Oriente, tienen las mismas características de presencia multitudinaria y emoción desbordada. Caminatas, concentraciones, asambleas participativas, foros. Nuestras reuniones son cada vez más alegres y optimistas. En el voluntariado de organización y preparación de testigos hay un entusiasmo contagioso. Los temas que se discuten son nuestros temas, porque hablamos d lo que la gente está sintiendo, está viviendo, y de lo que los venezolanos sueñan. Las encuestas serias van mostrando una tendencia que se fortalece con los días y los acontecimientos. Capriles une. En torno al gobernador de Miranda no solo están aquellos que no están de acuerdo con las políticas del presente y quieren un cambio, sino también esos venezolanos que no han tomado partido a favor o en contra del actual mandatario, que sin indiferencia no se decidían a tomar una opción. Y también, cada vez más, venezolanos que confiaron en el actual gobernante, que creyeron en sus promesas, que se ilusionaron con su oferta de ser distinto, pero que hoy se sienten libres de compromiso y quieren buscar otros caminos. Jóvenes y viejos, mujeres y hombres, de la ciudad y el campo. Es un río crecido.
Lo de Capriles es contagioso, y se está contagiando.
Por eso es que cada vez cobra más vida esa consigna que grita la gente en los mítines y en las asambleas: “Se ve, se siente, Capriles Presidente”. http://www.unidadvenezuela.org
