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Las estatizaciones, el control del mercado del dólar, la fijación de precios y la fuerte dependencia de la industria petrolera, que los últimos años ha bajado su producción a 2,3 millones de barriles diarios según la OPEP, están entre las principales causas del deterioro de la economía, señalan los analistas. Claramente es una economía muy por debajo de su potencial, aunque no en ruinas, como señalan sus detractores.
Y aunque la pobreza ha retrocedido en estos 13 años de Chávez, que ha concentrado su discurso y los esfuerzos de su gobierno en favorecer a las clases más pobres, ésta sigue afectando a un tercio de los 28 millones de habitantes de este país que además de petróleo tiene enormes reservas de agua y recursos minerales.
El carismático presidente ha construido un sólido vínculo con las clases populares y es ahí donde radica la fortaleza de su liderazgo. Interpelando directamente al "pueblo" y destinando enormes recursos para programas sociales que han dado salud y educación a sectores deprimidos, Chávez se ha enfocado en dejar muy claro que sólo él asegura el bienestar de la mano de su revolución bolivariana.
"Chávez sigue siendo el dueño del discurso social y, cuando la oposición habla de eso, él se encarga de aclarar que son unos impostores", comenta el sociólogo Ignacio Ávalos. "Puede haber inseguridad, problemas económicos o mal gobierno, pero hasta ahora la oposición no ha logrado romper la vinculación emocional del presidente con las clases populares", añade.
Con un petróleo a más de US$ 100 el barril, el gobierno dispone de enormes recursos para mover la maquinaria electoral. En el último tiempo ha lanzado una serie de programas o 'misiones' para construir viviendas, disminuir el desempleo, favorecer a los adultos mayores o entregar dinero a las familias pobres. Algunos analistas creen que será la campaña más cara de la historia venezolana.
La oposición sabe que no puede competir en recursos con el candidato oficialista y, en todo caso, se ha cuidado de criticar los programas sociales del gobierno, dado que han favorecido a amplios sectores de la sociedad donde puede haber potenciales electores. La apuesta de Capriles es captar a esos desencantados de la política asistencialista del chavismo, proponiendo mejorar la oferta social, fortalecer el empleo y la educación.
"A Chávez no se le puede despachar solamente diciendo que tiene una chequera. En Chávez hay símbolos, afectos, representaciones", insiste Ignacio Ávalos. "Chávez visibilizó al pueblo, lo tomó en cuenta y le dijo que era el gran protagonista. Por eso aún después de 13 años despierta esperanzas".
En el centro de la propuesta económica de Capriles están la inversión privada, el combate a la inflación y el aumento de la producción petrolera. No ha otorgado mayores detalles sobre cómo llevará esto adelante. El economista José Guerra, miembro de su equipo, dice que entre las primeras medidas de un eventual nuevo gobierno estará disminuir el desempleo y la inflación, que es una de las más altas del mundo.
"Lo primero que debería ejecutar es un plan de empleo para dar trabajo a los sectores más deprimidos de la población, fortaleciendo, por ejemplo, la industria de la construcción. Luego debería también anunciar una reestructuración de PDVSA y, en tercer lugar, medidas para disminuir gradualmente la inflación", plantea.
Con olfato político, Capriles se ha preocupado de señalar que nadie será despedido de PDVSA, ni que tampoco llevará a cabo inmediatamente un reajuste del precio de la gasolina en un país donde llenar el estanque de un carro cuesta apenas un dólar, gracias a los fuertes subsidios oficiales.
"Capriles ha sido claro: aquí no puede haber ajustes dramáticos ni shocks en el corto plazo", insiste Guerra, un ex directivo del Banco Central.
"El foco de este gobierno debería ser el desmantelamiento gradual del control de cambio", complementa Alejandro Grisanti, quien además propone atacar el desempleo (que él estima muy superior a la tasa oficial de 6,2%).
Pero el comandante se ha encargado de dejar las cosas claras. "La batalla está planteada en esos términos: la burguesía contra la clase obrera", resumió echando mano del materialismo histórico 1.0. En sus frecuentes apariciones públicas no se cansa de afirmar que la oposición trata inútilmente de imitarlo y de diluir las diferencias políticas. Que si llega al poder, afirma con su acostumbrada elocuencia, la "extrema derecha" eliminará todos los avances sociales de su gobierno.