Durante su acto de fin de año con la FANB, Chávez envió un saludo a Putin y afirmó: "Sin el apoyo ruso seríamos una nación desarmada porque el imperio ha hecho lo posible por acabarnos".
En ese acto se anunció que Rusia, léase Putin, había aprobado créditos para armamentos por $ 9,5 millardos. Se reforzó así la dependencia militar de un autócrata poderoso. Pero ¿qué pretende y quién es Putin? El corresponsal de The Economist en Moscú cuenta sus intenciones.
Afirma que una cosa es clara: Putin regresará al Kremlin como presidente de Rusia y Medvedev como primer ministro después de las elecciones de marzo.
Esta decisión es el resultado de una reunión privada y anunciada por Putin en la conferencia de su partido Rusia Unida habida en septiembre pasado. Las elecciones sólo confirmarán esta decisión.
Su retorno al poder no sorprende ya que nunca lo dejó, ya que Medvedev no fue más que una coartada para eludir la Constitución.
Putin admitió que el enroque fue un arreglo con Medvedev hace varios años.
Tal arreglo demostró desprecio por los electores rusos y el triunfo del contubernio privado sobre las instituciones.
Putin, claramente, intenta gobernar por otros doce años, gracias a una reforma constitucional que alargó a seis años el período. ¿Pero sobrevivirá tanto tiempo el régimen que él creó en Rusia basado en la corrupción y el consumo? Su retorno no significa tanto el pasado como el inicio de un nuevo período en la historia postsoviética, que podría terminar en una crisis o posiblemente en el colapso del Estado.
La economía no luce mal: crecerá un 4% en 2012, la inflación está bajando, así como el desempleo, pero se ha vuelto más dependiente de los precios del petróleo y del gas, que ahora representan 2/3 de las exportaciones. Sus reservas ascienden a $500 millardos y tiene fácil acceso al crédito. Mas la rigidez de la competencia y la falta de garantías harán continuar la fuga de capitales.
Muchos observadores esperan que Putin se reinvente como reformador económico, pero su idiosincrasia va contra una economía abierta y la competencia. Es un nacionalista de viejo cuño soviético. La población ya se cansa de sus corrientes muletillas. El nuevo tema parece ser la integración entre Rusia y las antiguas repúblicas soviéticas, ya que él concibe su rol histórico como el reconstructor de los lazos e influencia que se rompieron con el colapso soviético. Considera que así logrará el equivalente a una Unión Europea fuerte. Pero la gran diferencia con la EU es que los países que la forman son democracias y se unieron voluntariamente. Además las antiguas repúblicas soviéticas son autocracias corruptas.
Esta presión por la reintegración va más allá de la retórica: podría llevar a las más impredecibles consecuencias, que van desde los conflictos militares en el área hasta trastornos en cada uno de esos regímenes. Lejos de reconstruir la URSS, el Kremlin parece determinado a seguir el camino que llevó a su colapso hace veinte años. Tal Cual digital
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