El gran problema es que estos hechos van degenerando en otros y así nos vamos convirtiendo en una ciudad y en un estado signados por el delito y la violencia
Los confusos sucesos que conmocionaron a la ciudad el viernes pasado, cuando se produjo la pérdida de vidas en un enfrentamiento entre policías y contrabandistas de gasolina, nos deben llamar a la reflexión. Hay varios hechos ciertos que suceden permanentemente y que han ganado terreno porque no se han aplicado correctivos. El contrabando de extracción de gasolina y otros productos es una realidad que sucede ante la mirada desprevenida, complaciente o cómplice de quienes tienen la responsabilidad de resguardar nuestras fronteras. Es un negocio del que se han hecho parte nuestras "autoridades" militares y policiales. No escribo esto con intención de generalizar, pero es indudable que algunos integrantes de esas fuerzas públicas han visto incrementar su patrimonio dejándose sobornar por quienes pasan la frontera para vender a buen precio lo que aquí se consigue casi regalado. Es cierto también que, aunque no sea justificable, hay poblaciones enteras que viven de este delito y hay poderosos que son los que corren el menor riesgo y sacan la mejor tajada.
El gran problema es que estos hechos van degenerando en otros y así nos vamos convirtiendo en una ciudad y en un estado signados por el delito y la violencia. Varios barrios de Maracaibo, sobre todo en la zona noroeste, tienen sus calles como paso a los contrabandistas de gasolina y delitos como la extorsión, el robo, el sicariato y otros, terminan teniendo conexión con el contrabando y se van convirtiendo en parte de lo cotidiano.
Es necesario tener mecanismos policiales, legales y judiciales para perseguir y sancionar los delitos que cometamos los ciudadanos y las faltas por muy pequeña que sea. Es necesario mejorar las condiciones de trabajo y ofrecer más seguridad personal y social a los funcionarios policiales. Es necesario revisar los cuerpos policiales y establecer premios y castigos públicos al buen o mal desempeño policial. Es necesario que promovamos la actividad económica productiva, como palanca del desarrollo, que permita a todos ver negocios rentables lícitos antes que ver el delito como salida. Es necesario que los hermanos wayuu sepan que su ley solo puede ser aplicada en su hábitat, entre miembros de la misma etnia y siempre que no sea contraria a la Constitución, la ley y el orden público. Todo esto es necesario. No esperemos más para actuar. La Verdad.com
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