No es la primera vez que desde la sala situacional de Miraflores se arman estrategias provocadoras, y tampoco es novedoso que las mismas le hayan sido de gran utilidad para consolidar sus posiciones de poder. Desde el pitazo a la alta gerencia a PDVSA hasta los llamados de desgraciao, desgraciaito al que todavía echa sus paseítos domingueros por las calles de Lima, le han resultado altamente provechosas; pero esta de desgañitarse llamando majunche y cochino al que no le gusta pelear enchiquerao, como que no le va a resultar.
Tampoco les será muy fácil volver a montar la matriz de opinión sobre la salud total y la nueva batalla conquistada; una vez que todavía tirios y troyanos no salen del asombro, que a pocos días de comenzar el combate definitivo, el que se jactaba de haber vapuleado sus males haya anunciado en medio de un vendaval de rumores, sería de nuevo colocado en el trance que le ha generado su propio estrés ofensivo y obsesivo, por tratar de frenar la decisión de una mayoría silente que el 12 de febrero le impuso el ritmo a lo que está por venir.
Calificar de calidad inferior, deslucido y mediocre, que al decir del Diccionario de la Real Academia, es lo que significa el remoquete de majunche, ya de por si había provocado un ruido infinito en los sectores menos radicales afectos al gobierno; y por supuesto con el agregado que ante semejante denuesto el centro de dichos improperios, le había respondido: "yo soy un corredor, soy maratonista. No voy a perder mis energías en una carrera con el que viene al lado que cada día le cuesta correr más".
De tal forma que tendrán que romper el viejo tablero con el que habían puesto a jugar a los sectores de la oposición; porque si bien es cierto la misma se había convertido en un amasijo de errores, brújulas extraviadas y radicalismos inútiles, hoy luce como una gran flecha metálica, dura y flexible, capaz de dar en el centro, tal cual como lo ha venido demostrando desde las elecciones parlamentarias del 2010.
Aquí se impone un nuevo escenario, pero la marcha debe seguir en términos generales como ha estado prevista. No en balde el que va a la vanguardia, a señalado que a partir de ahora, ese ejercito de más de tres millones de electores que echaron el miedo al lado, tiene la poderosa responsabilidad de conquistar y llevar a dos venezolanos más, a dar su aporte en este esfuerzo de buscar el progreso y la conciliación del país.
Sea cual sea el derrotero que asuman en esta nueva coyuntura y sea quien sea el candidato oficialista, este gran ahínco de unidad nacional, que hasta este momento han mantenido todos los actores de la oposición, debe mantenerse. Hoy más que nunca se aclara el panorama, ellos que sigan por esos vericuetos de la desinformación, la ineficacia y la corrupción. Los que activamos del otro lado de la acera, debemos parar el oído a lo que ha dicho el candidato en este arranque de campaña: "En este camino que hemos escogido, a los únicos que vamos a dejar fuera, son a los errores del presente y del pasado".

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