PABLO Y EL SUR DEL LAGO / OSWALDO BARRETO

Hoy jueves, cuando escribo esta Balanza, estamos a escasas horas de que concluya el proceso de Primarias. Proceso que en su aspecto fundamental, la escogencia de un candidato único para los comicios presidenciales, que no hemos vacilado en calificar de experimento singular. Sí, experimento singular, no sólo en nuestra historia política, sino en la ya secular historia universal de este género de comicios. 

Singular, y en extremo, por dos órdenes de razones, que, distintas en apariencia, son absolutamente inseparables. Por un lado ­el del proceso para elegir un candidato único­ el reino de la pluralidad: precandidatos de diversos partidos y de distinta fidelidad a ellos; políticos de bien distintos currícula, no solo de vida, sino de actuación política; orgullosos todos de las distintas ideologías que han profesado. Pluralidad real y transparente entre los que aspiran a ser el único candidato a la Presidencia. Y del otro lado ­el del adversario al candidato electo en las primarias­Unicidad total. Pues el candidato seleccionado en estas primarias no ha de oponerse a un partido o a un conjunto de partidos, sino a Hugo Chávez. No ha de oponerse al representante de una tendencia económica, religiosa, filosófica, política, sino a su Majestad, Hugo Chávez. 

Se comprenderá, entonces, que todos los que asistimos a este proceso de primarias, estemos conscientes de que en los comicios presidenciales de octubre lo que está en juego es cosa distinta a los sistemas políticas, a las ideologías o a las religiones. Lo que está en juego es lo que han visto los precandidatos: no podemos seguir siendo un país dividido, un país cuyo presidente ni siquiera se ocupa con seriedad de la única fuente de recursos con que cuenta, la producción del petróleo. No podemos seguir siendo un país cuyo presidente se atormente y se desviva por lo que pasa en Siria, Irán o la Conchinchina y no hace nada efectivo por la inseguridad en que nosotros vivimos Y por eso, el llamado para que los apoyemos que nos han hecho los precandidatos se basa en lo que ellos piensan hacer de distinto a Chávez. Primero que todo, que han de gobernar democráticamente y no de manera personal, autoritaria y monárquica como gobierna Chávez. 

Y por las mismas razones, por el deseo que tenemos todos de derrotar este régimen personalista y destructor, vamos a votar por quien nos parezca con mayores posibilidades de derrotarlo. 

Y por estas comunes razones, yo pienso votar por Pablo Pérez. Pero lo escogí a él no por las actitudes comunes que asume para diferenciarse de Chávez, sino por algo que no tiene nada que ver con Chávez: su preocupación por el sur del Lago de Maracaibo y que ha hablado con vehemencia e intensidad de lo que está dispuesto a hacer en ese sur del Lago. 

Es que yo soy de allá, del sur del Lago. Y cuando veo que el maracucho Pablo Pablo Pérez ha sido el único gobernador del Zulia que ha dicho claramente que el Lago de Maracaibo también es andino y que como presidente tratará de estimular la producción de petróleo, de camarones, de bananas y plátanos en todo ese sur, donde cerca de 3 millones de venezolanos tienen que ver con que se les permita producir con libertad, pienso que Pablo Pérez sabe cómo diferenciarse de Chávez en todos los planos. Pablo sabe lo que es descentralización y democracia. Algo que no tiene nada que ver con regionalismo ni con dictadura.