"Mira, el temor del Señor es la sabiduría, huir del mal, la inteligencia". Job.
Varias lecciones se desprenden del pasado proceso de primarias del 12-F. La política no se hace respondiendo a caprichos seniles, pero, tampoco es un juego de niños. Lo que el pueblo exige no es un cambio generacional sino un cambio de las viejas prácticas políticas. Lo que están demandando los ciudadanos es darle contenido ético a la política y credibilidad en la conducta del ejercicio político.
Tan importante fue la organización de la militancia política como el despertar de la conciencia del resto de la sociedad civil que fructificó en unos resultados que rebasaron todas las expectativas. No es totalmente cierto que falló la "maquinaria" como despectivamente se quiere referir a los partidos. Las más importantes organizaciones políticas estaban apoyando a los candidatos que polarizaron tan grandiosa demostración de civismo el 12-F, lo cual sumado a la madurez política, el coraje y el compromiso con el futuro, de nuevas y viejas generaciones rebasó el cálculo modesto que se tenía.
Los aspirantes a los distintos cargos en competencia se erigieron en verdaderos líderes y dejaron de ser meros dirigentes. Enseriaron sus mensajes y generaron credibilidad, lo que a su vez produce confianza en el electorado. Del triunfo de Capriles el día 12-F, hay que extraer las señales positivas; este día se erige como un gran hito democrático y civilista para la nación, a la vez que sepulta las pretensiones autocráticas de las que se quiere hacer gala con las celebraciones del fatídico 4-F.
Sin duda, Pablo Pérez fue una gran revelación en este proceso. Obtuvo el reconocimiento nacional e internacional; posicionó su liderazgo en el país y lo consolidó en el Zulia. Demostró temple, hidalguía, seriedad y autenticidad. Tiene su futuro político seguro.
En todo caso, no es tiempo para la arrogancia ni para la intemperancia. Sigue siendo un imperativo histórico la exigencia de una férrea unidad entre todos los venezolanos. Se abre un camino, es cierto, pero cargado de muchos obstáculos, dificultades y peligros. Es la batalla entre las bayonetas y el espíritu y este siempre ha triunfado sobre aquellas, decía Napoleón. Es el espíritu de patria el que nos convoca en este corto y agitado trayecto hasta el 7 de octubre. La Verdad.com
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