Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

6.12.25

Antonio de la Cruz: La caja negra que cambia la estrategia en Venezuela



Cuando un régimen criminal cree tenerlo todo bajo control, siempre surge una voz que recuerda lo que intentó ocultarse. Y esa voz, cuando proviene de la memoria negra del poder, puede derrumbar más muros que cualquier ejército.

No hay transición política posible —ni siquiera en los regímenes más corrosivos— sin que antes aparezca un personaje dispuesto a dinamitar el pacto del silencio. En la Venezuela de Nicolás Maduro, ese personaje es Hugo “el Pollo” Carvajal: exjefe de inteligencia militar, arquitecto de la vigilancia chavista y operador clave en la fusión entre Estado, Fuerzas Armadas y economías ilícitas. Su carta dirigida al presidente 47 de Estados Unidos no es una súplica judicial ni un gesto moral. Es un movimiento estratégico que desplaza el tablero completo de la relación Washington-Caracas.

El Pollo, a diferencia de otros desertores o colaboradores tardíos, no ofrece relatos inconexos ni indignaciones retrospectivas. Ofrece algo mucho más valioso para un gobierno estadounidense que evalúa sanciones, designaciones de FTO y operaciones encubiertas: inteligencia accionable. Es la memoria operacional de un narcoestado. La caja negra del Cártel de los Soles.

Su carta, leída con atención, no revela nada que un analista de inteligencia no haya sospechado. Pero aporta lo que la política exterior considera oro puro: prueba interna, verificable y de alto valor narrativo, capaz de justificar escaladas diplomáticas, penales y potencialmente militares. En otras palabras: Carvajal convierte lo que era sospecha en evidencia operativa. Y al hacerlo, obliga a Estados Unidos a reconsiderar su posición en el tablero.

Carvajal sale del dominio de pérdidas, Caracas sigue en él

Los estudios más influyentes sobre la psicología del riesgo muestran que cuando un individuo enfrenta pérdidas absolutas, su conducta se desvía con frecuencia de cualquier cálculo racional. La amenaza de un castigo definitivo —sea cadena perpetua o represalias del régimen— empuja a Carvajal a tomar el riesgo mayor: hablar. Su carta refleja el acto de quien deja atrás la pasividad y convierte su propia caída en moneda de negociación.

En cambio, el régimen de Maduro entra en el peor dominio posible: el de pérdidas inevitables. Carvajal no solo revela, certifica. No solo afirma, documenta. Y un régimen criminal expuesto internamente percibe esto no como un desafío gestionable, sino como una amenaza existencial.

Los regímenes que se sienten acorralados —y Venezuela hoy lo está— tienden a comportarse con una mezcla de agresividad irracional, búsqueda desesperada de aliados y escaladas simbólicas que rara vez producen estabilidad. Esta reacción no es política, es psicológica.

Carvajal hace el primer “move” y obliga a Washington a mejorar su posición

En teoría de juegos, los actores evalúan no solo el resultado inmediato de un movimiento, sino las posibilidades futuras del juego una vez que todos hayan reaccionado. Carvajal lo entiende intuitivamente. Su carta no está diseñada para producir un beneficio instantáneo, sino para cambiar la estructura del juego.

El movimiento inicial de Carvajal —la revelación de información estratégica— introduce una inestabilidad que, según la lógica de Brams, obliga a los actores a desplazarse hacia un equilibrio que ninguno pueda mejorar con un nuevo movimiento. Para Washington, ese equilibrio no puede consistir en ignorar la carta, porque hacerlo equivaldría a desechar un activo decisivo en un conflicto que ya desborda las fronteras venezolanas y afecta el tablero hemisférico. Para Caracas, en cambio, no existe un equilibrio más favorable que el ya perdido: cualquier intento de respuesta —sea intimidar, desacreditar o escalar— solo profundiza su deterioro, pues la amenaza que enfrenta no surge de potencias extranjeras, sino de su propio historial delictivo y de la inteligencia que durante años creyó controlar.

Carvajal ha creado un equilibrio movible que favorece a Estados Unidos: más información, más legitimidad para actuar y más capacidad de aislar internacionalmente al régimen.

La caja negra del crimen: por qué Carvajal importa más de lo que parece

En términos de política exterior, el Pollo Carvajal importa por tres razones:

1. Porque vincula, con conocimiento interno, a la élite venezolana con actividades de narcoterrorismo.

Esto no es retórica. Es el tipo de evidencia que sustenta decisiones como la designación de organizaciones criminales, sanciones amplificadas y cooperación judicial internacional.

2. Porque destruye la narrativa diplomática del régimen.

Maduro puede alegar soberanía, legitimidad electoral o conspiración extranjera.

No puede refutar a su propio jefe de inteligencia describiendo operaciones con las FARC, cargamentos vigilados por oficiales venezolanos y protección militar a rutas de cocaína.

3. Porque su testimonio coincide con los intereses estratégicos del presidente Trump y su Consejo de Seguridad Nacional:

Presión total sobre el narcorrégimen.

Disuasión regional.

Debilitamiento de alianzas con Irán, Rusia y Cuba.

Control operativo del Caribe y la fachada atlántica.

Carvajal, en pocas palabras, ofrece el eslabón narrativo y operativo que transforma una política de presión en una estrategia de desmantelamiento.

Washington: de la incertidumbre a la oportunidad estratégica

La política estadounidense sobre Venezuela ha oscilado durante años entre sanciones ambiguas, negociaciones frustradas y operaciones limitadas. Pero el acceso a la “caja negra” cambia la ecuación.

Un actor en dominio de ganancias —como ahora Washington— se vuelve más selectivo pero también más confiado. Esto no implica acción militar inmediata, pero sí su posible ampliación:

*Acciones judiciales contra figuras del régimen,

*Expansión de sanciones financieras y petroleras,

*Cooperación reforzada con aliados regionales,

*Operaciones de interdicción más agresivas en el Caribe.

Lo que Carvajal ofrece no es solo historia; es capacidad de acción.

Caracas: el régimen en su momento más vulnerable

Para Maduro, la carta de Carvajal encarna el peor escenario: el enemigo interno. La paradoja es que el Pollo no es opositor, ni reformista, ni disidente ideológico. Es producto puro del sistema. Fue su constructor. Fue su guardián. Y hoy, su amenaza más seria.

Los regímenes criminales no temen a Washington.

No temen a la DEA.

Temen a quienes conocen sus secretos.

Por eso Carvajal tiene más poder ahora —en manos de la justicia estadounidense— que cuando dirigía la Dirección de Inteligencia Militar en Caracas. Su palabra, sus expedientes y su supervivencia física son ahora parte de un nuevo juego geopolítico donde Estados Unidos tiene opciones que antes no existían.

Conclusión: la política exterior estadounidense enfrenta un momento definitorio

Venezuela ya no es solo un problema humanitario o un caso de deterioro institucional. Es parte explícita de una red criminal transnacional con vínculos operativos con guerrillas, actores terroristas y gobiernos autoritarios. La carta de Carvajal no redefine este hecho, lo certifica.

Para la administracion Trump, la pregunta ya no es si debe actuar, sino qué tipo de acción produce un equilibrio estable en el tablero hemisférico. Y para el narcorrégimen de Maduro, la pregunta es aún más amarga:

¿Cómo enfrentar a un enemigo que no dispara, no vota, no gobierna, pero lo sabe todo?

Los regímenes no caen por sanciones ni discursos. Se desploman cuando la verdad se convierte en arma. Y hoy esa arma está en manos de un hombre que, desde una celda en Norteamérica, ha decidido que hablar es la única forma posible de sobrevivir.

https://www.costadelsolfm.org/

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