El presidente Donald Trump ha aumentado la presión sobre el líder de Venezuela, Nicolás Maduro, al tacharlo de jefe de una organización terrorista, acumular buques de guerra en el Caribe, afirmar que cerrará el espacio aéreo venezolano y sugerir ataques inminentes contra el país.
Por The New York Times
El gobierno de Trump afirma públicamente que su campaña tiene como objetivo impedir que el gobierno de Venezuela envíe drogas y delincuentes a Estados Unidos. Sin embargo, funcionarios, tanto antiguos como actuales, han dicho en privado que el objetivo final de la Casa Blanca es la salida de Maduro, quien se ha mantenido en el poder a pesar de haber perdido las elecciones presidenciales del año pasado.
“No es una campaña de presión, es mucho más que eso”, dijo Trump a los periodistas el miércoles, en referencia a Venezuela. Y añadió: “No se puede hacer trampas en las elecciones, como hicieron ellos, y ser estúpido”.
Cuando una periodista le preguntó el mes pasado si Maduro tenía los días contados como presidente, Trump respondió: “Yo diría que sí”.
The New York Times ha informado de que el Pentágono ha trazado planes para posibles acciones militares en Venezuela, incluso para que fuerzas de Operaciones Especiales intenten matar o capturar a Maduro.
Personas cercanas al gobierno de Venezuela han dicho que el estrés de resistir la presión de Trump ha cansado física y emocionalmente a Maduro, quien ha reforzado su seguridad personal en respuesta a las amenazas de Washington. Sus funcionarios sugirieron a Washington este año que Maduro podría considerar dejar el cargo en 2027. Sin embargo, el gobierno de Trump ha presionado para que renuncie antes.
Si Maduro acabara perdiendo el poder, su reemplazo se determinaría en gran medida por la forma en que se marche. Una dimisión voluntaria, un golpe de Estado interno o una acción militar externa darían lugar a diferentes contendientes.
La moderada: Delcy Rodríguez, vicepresidenta
La líder económica de Maduro, Delcy Rodríguez, sería la primera en la línea de sucesión para reemplazarlo si Maduro dimitiera o quedara incapacitado, según la Constitución venezolana. Como presidenta interina, Rodríguez estaría obligada a convocar nuevas elecciones, aunque el calendario dependería de cuándo dimitiera Maduro.
Rodríguez, relativamente moderada, es la artífice de una reforma favorable al mercado que ha estabilizado la economía venezolana tras un prolongado colapso. Su privatización de activos estatales y su política fiscal conservadora han dejado a Maduro mejor preparado para resistir esta ronda de presiones económicas de Trump.
Educada en parte en Francia, Rodríguez ha cultivado vínculos con las élites económicas de Venezuela y con inversores y diplomáticos extranjeros, presentándose como una tecnócrata cosmopolita en un gobierno militarista y dominado por los hombres.
Sin embargo, su aspiración a la presidencia se vería debilitada por el fraude electoral de Maduro. La oposición sostiene que Maduro y todos sus cargos ejecutivos son usurpadores.
La línea dura: Diosdado Cabello, ministro de Relaciones Interiores
El principal rival interno de Maduro, Diosdado Cabello, es el rostro del aparato represivo del país, según grupos de derechos, así como la voz de una facción de línea dura enfocada en preservar el gobierno actual a cualquier costo.
Teniente retirado cercano al predecesor de Maduro, Hugo Chávez, Cabello ha sido hasta ahora uno de los mayores ganadores políticos venezolanos de la campaña de presión de Trump.
La amenaza de invasión ha debilitado a los rivales internos más moderados de Cabello, quienes apoyaban un deshielo económico y diplomático con Estados Unidos. El belicismo de Washington también ha servido como contrapunto útil para el cáustico estilo político de Cabello. Ha utilizado sus frecuentes mítines públicos y su programa de televisión para criticar a sus oponentes y congregar a los fieles del partido gobernante contra la amenaza extranjera.
Como ministro de Relaciones Interiores, Cabello reforzó su control sobre las fuerzas de seguridad venezolanas durante el año pasado; instaló a aliados en puestos clave y supervisó detenciones sistemáticas de simpatizantes de la oposición.
Sin embargo, sus tácticas agresivas también significan que Cabello es el funcionario de alto rango con más que perder en una transición política. Al igual que Maduro, se enfrenta a cargos de narcotráfico en Estados Unidos, y hay una recompensa de 25 millones de dólares por su cabeza.
Las Naciones Unidas han calificado la represión de las fuerzas de seguridad leales a Cabello y sus aliados de crímenes contra la humanidad. Esto significa que sería el principal objetivo de cualquier campaña de justicia formal o parapolicial que pudiera seguir a la salida de Maduro.
La influencia de Cabello dentro de las fuerzas de seguridad de Venezuela ha complicado las posibilidades de que Maduro abandone el poder sin provocar un golpe militar, afirman los analistas políticos.
El Premio Nobel: María Corina Machado, líder de la oposición
María Corina Machado, política conservadora de larga trayectoria, lideró una campaña electoral de base que logró ganar, y luego demostrar, una aplastante victoria en las elecciones presidenciales del año pasado, ampliamente reconocidas como legítimas en todo el mundo.
Ese esfuerzo le valió el Premio Nobel de la Paz de este año.
La ola de represión que siguió a la votación la obligó a esconderse en el interior de Venezuela. Ha seguido denunciando la toma del poder por parte de Maduro y los abusos contra los derechos humanos en discursos grabados en video.
Machado ha descartado desde hace tiempo cualquier compromiso o diálogo con el gobierno de Venezuela y ha apoyado inequívocamente la estrategia de presión de Trump contra Maduro.
Su valentía y su inquebrantable agenda política la han convertido en la política más popular del país, según las encuestas. Sin embargo, ese mismo rechazo al compromiso la ha convertido en un anatema para las élites gobernantes de Venezuela, lo que complica su camino hacia una transición negociada.
El electo: Edmundo González, diplomático retirado
Edmundo González era un funcionario jubilado poco conocido hasta el año pasado, cuando se convirtió en el improbable candidato presidencial de la oposición. Sustituyó a Machado, quien había ganado abrumadoramente las primarias, pero a quien el gobierno de Maduro prohibió participar en las elecciones.
Al no poder asumir el cargo tras la votación, huyó de Venezuela a España y cedió el protagonismo de la oposición a Machado. En declaraciones ocasionales desde el exilio, ha adoptado un tono más conciliador que su mentora política.
“Sería contrario a mis principios y a mi trayectoria de toda la vida abogar por cualquier tipo de violencia, y mucho menos por un golpe de Estado”, escribió en la revista The Economist el año pasado.
Según los expertos, la victoria electoral de González le otorga la mayor legitimidad legal para aspirar a la presidencia. Sin embargo, sus débiles conexiones políticas le dificultarían mantenerse en el poder en el período de inestabilidad que probablemente seguirá a cualquier transición, añaden.
El Operador: Jorge Rodríguez, portavoz del Congreso
Jorge Rodríguez es el hermano mayor de Delcy Rodríguez y es el principal estratega político de Maduro. Durante años, ha representado a Maduro en las conversaciones con Estados Unidos, incluidas las negociaciones con el gobierno de Trump este año.
Su atribución al poder se derivaría de su cargo oficial como presidente del Congreso de Venezuela. El partido gobernante obtuvo la mayoría en una votación parlamentaria celebrada en mayo, tras presentarse prácticamente sin oposición.
Como jefe de un órgano electo, Rodríguez podría tener legitimidad política en una transición, afirman algunos expertos constitucionales. Otros discrepan y argumentan que no debería desempeñar ningún papel porque las elecciones parlamentarias no fueron libres ni justas.
Aunque es un hábil operador político, Rodríguez carece de apoyo popular, según las encuestas. Su posición dentro del gobierno también se ha visto debilitada por su decisión de seguir adelante con las elecciones presidenciales del año pasado, incluso cuando las encuestas mostraban que Maduro se encaminaba a una derrota decisiva.
El General: Vladimir Padrino López, ministro de Defensa
El oficial de más alto rango de Venezuela, el general Vladimir Padrino López, lleva años con la encomienda de Maduro de preservar la lealtad de las distintas facciones de las fuerzas armadas del país.
En años anteriores, ocasionalmente hizo referencias a favor de la democracia, y algunos medios de comunicación lo implicaron en un intento fallido de golpe de Estado contra Maduro en 2019. Esto ha llevado a comentaristas políticos y periodistas a especular durante años sobre sus reales lealtades.
En público, el general Padrino López ha defendido incondicionalmente a Maduro, y unidades bajo su mando han reprimido protestas antigubernamentales a lo largo de los años.
El general Padrino López no tiene un camino formal hacia el máximo cargo del país. Sin embargo, la posición vital de los militares en la política venezolana significa que podría desempeñar un papel importante en cualquier transición, según analistas y personas cercanas al gobierno.

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