Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

sábado, 1 de noviembre de 2025

CANTAR A LA ESPERANZA Por Douglas Zabala



Alí Rafael Primera Rosell, nació un 31 de octubre de 1942. El Panita Alí, como lo recordará siempre su pueblo, confesó que su primer contacto con la música lo tuvo en el vientre de su madre, y que su primer recuerdo de infancia se lo regaló el campo falconiano: una mata de Semeruco recién cargada de frutos, pequeñas esferas rojas como promesas de vida.


Hoy quisiéramos hablar de nuestro Alí, el cantor, el poeta y su clavel rojo, pero dejemos que sea él mismo quien se exprese, no sólo a través de su canto, sino de sus reflexiones, ahora tomadas de sus propios escritos, compilados en su libro “No solo de vida vive el hombre”.

Allí emerge el otro Alí, el luchador incansable por sus ideales políticos, quien narra cómo, estando preso junto a un grupo de estudiantes de la UCV, comprendió algo que lo marcaría para siempre: “la música cuando se pone a cabalgar en ella versos, donde el protagonista es el hombre hecho combate, cuando el amor que se nombra ya no es tan solo el individual, sino el amor solidario por todos los seres humanos”.

Alí Primera solía decir que era revolucionario y cristiano, y de esa fe militante forjó su credo personal, un credo que rezaba así: Creo en el canto, porque mi pueblo ha sobrevivido cantando, siempre. Creo en el canto, para que no nos llenen de silencios la esperanza. Creo en el canto, porque siempre ha navegado en las venas de esta tierra. Creo en el canto, por la necesidad de multiplicar y hacer inmenso el grito de los humildes. Creo en el canto todo luminoso y solidario.

Hoy, el pensamiento de Alí Primera mantiene una vigencia ardiente. Su lucha por los desposeídos resuena en cada comunidad que exige justicia social. Su solidaridad con los presos políticos es un recuerdo que no se apaga, un recordatorio de que la dignidad humana no puede ser encarcelada.

Y su férrea defensa por la soberanía del país y la voluntad soberana del pueblo venezolano es más actual que nunca. Aunque sus canciones tuvieron su tiempo, se leen hoy como un compromiso eterno de los hombres y mujeres de nuestra patria de cantar a la esperanza de siempre vivir en democracia y libertad

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