Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

jueves, 18 de septiembre de 2025

El burdo intento vendernos a Axel Kicillof con la estupidez del mate impostado por Marcelo Duclos


Mediante una entrevista con Carlos Pagni se inició el operativo instalación de un eventual candidato que podría ser una tragedia para la Argentina.
El burdo intento vendernos a Axel Kicillof con la estupidez del mate impostado
Kicillof se presentó con su termo y su mate, en una actitud que ya tiene hartos a los argentinos a los que nos quieren vender al mate como una virtud. Nos desagrada hasta a quienes tomamos mate. (PanAm Post)

Aunque aún falta para las elecciones de medio término de octubre, las discusiones políticas internas ya están cerradas. Es decir, lo que se discutirá políticamente, más allá del Congreso que determinen los argentinos, es quiénes serán los candidatos a presidente en 2027. Dada la complicada interna peronista, con las acciones en alza luego del triunfo del 7 de septiembre junto a sus intendentes, el gobernador bonaerense Axel Kicillof ya está en carrera. Aunque la retórica es contra Javier Milei, el debate es dentro del peronismo por el posicionamiento.

Aunque falta una eternidad en términos políticos, el exministro de Economía de Cristina Kirchner tiene apuro, porque el resultado de octubre es incierto y el gobierno seguramente mejore su performance. Además, como el triunfo de hace poco más de una semana tuvo su impronta, las boletas nacionales están más vinculadas al kirchnerismo cristinista, que lo tienen a él como el contrincante justicialista.

El que prestó la cámara y el micrófono para el desembarco proselitista con semejante anticipación fue Carlos Pagni, de La Nación+. Un periodista que, más allá de sus preferencias entre los políticos, siempre evidenció más cercanía a los políticos de «carrera» en términos generales ante todo lo que significó Milei.

Desde sus editoriales, siempre interesantes y nutridas de información, el periodista fue uno de los que más evidenció la disociación entre lo que sucedía en la calle en 2023 y lo que veían los políticos y los medios. Subestimó sistemáticamente al presidente actual hasta que las urnas decretaron su victoria en el balotaje.

Ahora, desde su programa, muestra a todo el arco político, desde Carrió hasta el kirchnerismo, evidenciando una preferencia casi estética y cultural, que va mucho más lejos que la tradicional pauta publicitaria. Como su colega Marcelo Longobardi, los popes del análisis político nunca entendieron el fenómeno Milei, por lo que evidencian deseos de que esta etapa se termine, con el objetivo volver a recuperar una centralidad perdida.

El primer centro a la cabeza se lo puso apenas comenzó el programa. Kicillof se presentó con su termo y su mate, en una actitud que ya tiene hartos a los argentinos a los que nos quieren vender al mate como una virtud. Nos desagrada hasta a quienes tomamos mate. Históricamente, se percibió a la bebida como un símbolo se sencillez y cotidianidad, que los políticos quisieron aprovechar. Desde Máximo Kirchner a Victoria Villarruel, parece que mostrarse tomando mate es algo que conmueve al electorado. Si sucedió alguna vez, el recurso está tan agotado que causa rechazo. Sobre todo, si se está realizando una entrevista a las once de la noche.

Puede ser comprensible para los conductores y panelistas que deben compartir un programa por algunas horas a la mañana o a la noche, que deseen tomar mate mientras lo realizan. Lo mismo que lo compartan con un eventual invitado al piso. Pero que sea el mismo invitado el que se presente con el mate y el termo bajo el brazo a las once de la noche (como si no pudiera pasar media hora o cuarenta minutos de entrevista sin la bombilla) es ridículamente artificial. Parece que este será uno de los símbolos de una larga campaña, que de seguir, podría ser una de las más extensas de la historia.

Sin embargo, más problemático que el mate, es el establishment se preste a lavarle la cara a un candidato peligrosísimo, solamente por tener un interlocutor tradicional. Kicillof es un convencido de sus ideas estatistas y colectivistas, a diferencia de Cristina y su séquito, que tendrán siempre la ideología de su conveniencia. Es decir, mientras el kirchnerismo utilizó un estatismo agobiante para saquear cajas y obtener prebendas, Kicillof defiende las virtudes de un sistema absolutamente fallido.

Así lo demuestra su provincia de Buenos Aires, el baño de sangre en que se convirtió, la inutilidad absoluta de un Estado tan grande como ineficiente y el saqueo impositivo que padecen los bonaerenses. Su perfil familiero, con el mate a cuestas y de hombre que no se mueve por el dinero ni cuenta con causas de corrupción a cuesta (sí de mala praxis, como el multimillonario juicio por YPF en EEUU), ya entusiasma a más de uno. Hasta la misma Carrió dijo que es un «chico normal», en contraposición a lo que para ella personifica Milei.

Si el experimento del «Alberto moderado» en 2019 con el expresidente Fernández fue un desastre que dejó al país en la ruina, darle el Poder Ejecutivo a un estatista convencido sería una tragedia garantizada. Lamentablemente, mucho de los que comienzan a promoverlo parecen no tomar nota de la situación.

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