Reyes Hernández es un ganadero que era el propietario de la Hacienda El Chaparrlito, una finca que su familia había trabajado por tres generaciones y que ahora fue convertida gracias a Diosdado Cabello en una de las más grandes instalaciones para el tráfico de cocaína, en un trabajo conjunto entre militares, gobernadores, guerrilleros del ELN y con una flotilla de aviones con capacidad de sacar hasta 40 toneladas de droga por semana.
El ganadero vivió la odisea de ser perseguido y torturado por Diosdado y el llamado torturador en jefe de la dictadura, el coronel Alexander Granko Arteaga. El proceso comenzó con una oferta para participar en el negocio del narcotráfico a cambio de una significativa ganancia. Cuando el ganadero se negó, Diosdado le ofreció comprarle la finca. Fue encarcelado cuando le dijo a los enviados del capo que no estaba dispuesto a vender.
Luego vendrían 6 años de encarcelamiento, tortura y un infarto al miocardio. Cuando un juez finalmente le otorgó la libertad por falta de pruebas en la acusación, Reyes Hernández logró escapar a Colombia primero, y luego a Estados Unidos.
Reyes Hernández es hoy uno de los más importantes testigos contra Diosdado Cabello y el Cartel de los Soles. De hecho, forma parte de un amplio grupo de testigos que están colaborando con las autoridades norteamericanas en nuevas acusaciones criminales contra el régimen de Nicolás Maduro.
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