
En una reunión del socialismo tipo siglo XXI, como extensión de la Internacional de ese club mundial, Sánchez se ha presentado en Santiago de Chile, como el gran timonel defensor de la verdadera democracia, atacada por la extrema derecha, un poder judicial politizado y la Iglesia Católica cómplice
Sánchez comanda ahora a los presidentes de su perfil en Hispanoamérica: Gabriel Boric (Chile), Luiz Inácio (Lula) da Silva (Brasil), Yamandú Orsi (Uruguay) y Gustavo Petro (Colombia). Todos, bajo el lema “Democracia siempre”, exigen reformas urgentes en la gobernanza internacional, una diplomacia activa y enfrentar el “retroceso democrático mundial”. Todo en aras de que el mundo sea progresista, feliz y mandado por ellos o sus acólitos. Sánchez se ha presentado allí como el líder alternativo al autoritario modelo de Trump.
Lo ha declarado claramente: “Nuestro objetivo es compartido: evitar una guerra comercial. Pero, si se produce, Europa debe estar a la altura de lo que esperan nuestras empresas”. Palabras al viento, porque Mr. Trump y Von der Leyen acaban de firmar la paz arancelaria. Dicho ante sus colegas de la América del Sur, ofrece una colaboración empresarial con España, su "madre patria" eterna.
Los gobiernos representados en la capital chilena han subido al poder mediante el voto popular. Aunque, sus representantes tienen, en mayor o menor medida, un pasado oscuro. Basta revisar las hemerotecas para ver sus "hazañas", especialmente Petro, el comandante de las FARC, alias Gabriel o Aureliano, recordando a su escritor preferido. O al presidente de Brasil, más conocido como Lula, con un pasado de prisión por corrupción en su anterior presidencia. Sin dejar al propio Sánchez, envuelto en una maraña de corruptela, que lo salpica demasiado cerca.
No obstante, ellos se proclaman los auténticos defensores del sistema democrático, a pesar de que asoman signos de querer reconvertirlo en otra cosa desde dentro. Es el esquema castrista que aplicaron en Venezuela y siguen desarrollando a distintas velocidades, según cada realidad sociológica. Claro, España está en la UE, ellos están en un territorio menos constreñido. Pero, el horizonte es el mismo: Un mundo progresista, hermanado en una peculiar democracia donde el autoritarismo se vaya imponiendo suavemente. Votar sí, pero según mi nuevo orden. La coartada es sentenciar que la democracia, la suya, está en peligro.
Una retórica que recuerda las frases de la obra de George Orwell. "La guerra es la paz”. “La libertad es la esclavitud”. “La ignorancia es la fuerza”. “Todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros”. “Quien controla el pasado, controla el futuro. Quien controla el presente, controla el pasado”. Estas frases contienen el catecismo de esta nueva democracia, que Sánchez proclama amenazada. Esto recuerda a aquel “Gran Hermano te vigila”.
Asimismo, refrendaron en sus declaraciones finales, seguir adscritos a la Agenda 2030, que se acerca con grandes dificultades a cumplir sus postulados, a solo poco más de cuatro años vista. En ese lapso habrá nuevas elecciones –al menos eso está en los calendarios– y los presidentes serán otros parecidos o diferentes. En tal caso, la consigna de este politburó americanista, “Democracia siempre”, pueda tener un significado muy diferente.
En su paso por Uruguay, Sánchez no olvidó visitar a la viuda del recientemente fallecido Pepe Mujica, quien presidió su país como símbolo de honestidad y ejemplo para la juventud, el "comunista bueno", que había sido militante del movimiento insurgente Tupamaro. Esa izquierda continental va creando sus apóstoles laicos. Como bien señaló el padre Ernesto Cardenal, quien, oficiando misas en Solentiname, recordaba en sus homilías que los verdaderos mitos evangélicos de la Teología de la Liberación eran los comandantes guerrilleros, como el Che Guevara o el padre Camilo Torres. Para Sánchez, aquellas prédicas parecen estar aún vigentes y a ello se dedica.
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