Sean Duffy, el secretario de Transporte de Estados Unidos, con su ideario libertario por delante, ha preguntado a los ciudadanos, mediante Twitter, qué cambios quieren que se introduzcan para hacer la vida más cómoda a quienes viajan. “Díganme que podemos hacer para que viajar en familia vuelva a ser un placer”.
La mayor parte de los que han contestado, y han contestado muchos, han pedido que se acabe con los controles de acceso en los aeropuertos, para embarcar. Son innecesarios e invasivos cuando hay otras formas de control, argumentan (Trump anuncia que también va a cambiar el control aéreo).
Incluso nada menos que Blake Scholl, el fundador de un fabricante de aviones supersónicos, dijo que estos controles se tienen que abolir, resolviendo la seguridad con mejores aislamientos dentro del avión, con manifiestos de carga, etcétera, manteniendo a los pasajeros siempre con sus maletas de mano, “pero acaben con los controles. Déjennos subir a los aviones igual que lo hacemos en los buses o en los trenes”.
Duffy ha respondido ya que “está claro que la supresión de los controles de seguridad es la prioridad de los pasajeros” que quieren recuperar el placer de viajar. “Lo voy a discutir”, añadió Duffy en otro post.
Desde luego, esta molestia que amarga la vida a los pasajeros y que en muchos casos ha perdido toda lógica y ha olvidado su sentido original, es el peor factor para viajar en avión. Pero la seguridad es importante. Pronto habrá decisiones.
Además, el aeropuerto de Newark, en las inmediaciones de Nueva York, que es uno de los puntos claves de United en la costa este americana, lleva semanas en el caos por una desorganización total en el control aéreo. Sólo United cancela decenas de vuelos diarios por este motivo. Hace unos días, ocurrió lo que fue un desastre inadmisible: durante 90 segundos la torre de control dejó de estar en contacto con todos los aviones, lo que supuso un riesgo incalculable (EEUU comienza a sufrir en serio la pérdida de turismo).
En ese sentido, la Administración Trump ha anunciado que va a transformar “radicalmente” como opera el control aéreo en el país, no sólo en Newark, como revela Preferente.
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