El billete de mayor denominación, el de 1 millón de bolívares, apenas alcanza para cubrir el costo de un pasaje de ruta interurbana en Caracas. La hiperinflación despojó a toda la familia de billetes del actual cono monetario del poder de compra, una situación que han advertido economistas y especialistas financieros.
Ante el avance de la hiperinflación, que también ha pulverizado el poder adquisitivo de los venezolanos, otra reconversión monetaria, la tercera en los últimos 13 años, está en el horizonte y llegará tarde, de acuerdo con el economista Manuel Sutherland, director del Centro de Investigación y Formación Obrera en Venezuela. Según el Observatorio Venezolano de Finanzas, la inflación interanual alcanzó en junio 2.615%.
«Es absolutamente necesario hacer una reconversión monetaria. De hecho la del 2008 le elimina tres ceros a la moneda, ahorita estamos hablando de seis, es decir, tiene tres ceros de retraso para la eliminación de esa familia dineraria que se había quedado atrasada», detalla Sutherland consultado por El Pitazo.
Por una parte, los billetes actuales no cuentan con capacidad de compra y, en el otro extremo, las transacciones para la adquisición de bienes o materia prima, entre otros, hace que las operaciones sean cada vez más elevadas y engorrosas, son cifras millonarias que dificultan los cómputos y no simplifican las operaciones.
«Si un empresario va a comprar mercancía, materia prima, tiene que pagar miles de millones de bolívares y eso es nefasto para las cuentas, para los costos de cómputos, se hace muy engorroso hacer las transacciones sencillas. La reconversión monetaria debió hacerse hace tiempo, porque es absurdo tener billetes de 500.000 o 1 millón y que no representen ni siquiera un cuarto de dólar», resalta Sutherland.
Muchas personas se preguntan por el impacto que podría tener en lo cotidiano, considerando la hiperinflación, una tercera reconversión monetaria, si se concreta en agosto o septiembre como se ha adelantado de manera extraoficial. Sutherland aclara que ese proceso no implica una mayor o menor devaluación del bolívar frente a otras monedas.
«Una reconversión es un cambio nominal en la cantidad de ceros que tiene una familia monetaria, no implica que el bolívar, con seis o cinco ceros menos, vaya a tener un valor menor o mayor, es simplemente una jugada nominal que permitiría simplificar las transacciones, los trámites y la energía que se usa para computar la cantidad de ceros».
Seis o cinco ceros menos
Eliminar seis ceros, en vez de cinco, en la próxima reconversión monetaria -de acuerdo con Sutherland- sería lo correcto, pues por una parte, ante el avance de la hiperinflación, el nuevo cono monetario tendría un poco más de resistencia en el tiempo, asimismo, la relación del tipo de cambio sería la más acorde.
«Es mucho mejor eliminar seis ceros a la moneda porque el tipo de cambio quedaría en 4,10 o 4,30, que es numéricamente mucho más manejable y accesible para intercambios, compras, ventas y transacciones, que ponerlo en 40; además, todos los tipos de cambio tienen una relación parecida. Hay que aprovechar de quitar estos seis ceros para darle más resistencia al cono monetario y evitar que se agote tan rápido ante la hiperinflación y que lleguemos a los miles», precisa Sutherland.
El economista destaca que el proceso de reconversión monetaria en el horizonte no se diferenciará de las anteriores, de 2008 y 2018, y tampoco está claro si ese plan del gobierno de Nicolás Maduro estará acompañado de una reforma monetaria sólida.
«Ese es el problema fundamental. Mientras se hagan reconversiones y no exista la posibilidad de una reforma monetaria sólida, de un plan de estabilización macroeconómico ampliamente consensuado, las reconversiones monetarias van a ser un gasto enorme para el Estado y para un fisco muy disminuido por políticas económicas desastrosas», advierte Sutherland.
Mientras se hagan reconversiones y no exista la posibilidad de una reforma monetaria sólida, de un plan de estabilización macroeconómico ampliamente consensuado, las reconversiones monetarias van a ser un gasto enorme para el Estado y para un fisco muy disminuido por políticas económicas desastrosas», advierte Sutherland.
ResponderBorrar