Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

miércoles, 25 de julio de 2018

Raffalli: Crisis humanitaria alcanzó niveles alarmantes en 16 estados

La nutricionista y experta en seguridad alimentaria Susana Raffalli, es posiblemente la voz más aguda en exponer la situación alimentaria del país. En los programas en los que participa ya han evaluado a más de 10.000 niños con desnutrición. Raffalli da cuenta de un velo institucional que es rebatido por las cifras que recogen en Cáritas de Venezuela: en junio de este año 16 estados alcanzaron la raya roja que sitúa al país en una crisis humanitaria, al tener un 15% de niños en riesgo de morir por desnutrición.

Con voz pausada y exhausta, Raffalli accede a la entrevista en los espacios de Fedecámaras donde se llevó a cabo la Asamblea Anual de Fedenaga, esto luego de exponer ante el público que el sector salud en Venezuela “sufrió un retroceso de 50 años” y que entre septiembre y octubre de 2017 “pasamos el umbral de 15% que nos ubica en la línea roja”, según los estándares de la Organización Mundial de la Salud. “Esto nos da una crisis humanitaria”, dice.

Ese 15% representa un subregistro que decidió llevar la organización para tener un control de los niños a los que asiste en 51 parroquias de 16 estados; pese a lo cual Raffalli aclara que esto no es representativo de toda Venezuela. “Es imposible saber cuántos niños están desnutridos en todo el país, para ello es necesario una encuesta nacional. Esto es representativo de los estratos más empobrecidos de Venezuela y no damos la situación nacional porque Cáritas no está en capacidad de hacer una encuesta de este tipo”.

Su discurso es conciliador, la activista apela a todos los actores de la sociedad para atajar la crisis que no podrá ser resuelta sin ayuda del Estado. En eso hace énfasis. También en que las ayudas humanitarias son temporales y que estas no pueden socorrer a un país por mucho tiempo.

“El bienestar de Venezuela depende del pacto social entre todos los sectores, tenemos que seguir trabajando juntos, por eso está Cáritas aquí. Hemos tenido el respaldo en nuestros discursos, han mantenido con rigor los datos del sector, las proteínas que hemos ido dejando de consumir. No ha habido una sola llamada que Fedeanaga no me haya contestado, eso ha sido valiosísimo”, expresa.

En febrero de 2017 había un 10% de niños en peligro de muerte por desnutrición, en septiembre de ese mismo año, la cifra se ubicó en 15%, en mayo de 2018 llegó a 16,2%. En junio pasado,la más actualizada, se situó en 15%, en parte gracias al efecto que han tenido las remesas que llegan del exterior. No obstante, Venezuela sigue en la raya roja.

“La diferencia entre crisis humanitaria y emergencia humanitaria es la capacidad de respuesta. Estamos en una situación de emergencia. Esto es una emergencia de instalación lenta, mata por desgaste, la familia se va descapitalizando y los primeros en morir son los niños. No se sabe cuándo declararla, la memoria histórica de dignidad se borra, (genera) desgaste, miedo y desesperanza”, explica.

Según Raffalli, Venezuela atraviesa una “emergencia humanitaria compleja” que no es provocada por guerras o por daños naturales, sino que ocurre en naciones con Estados despóticos donde no hay estado de derecho y donde “no hay a quién recurrir”. Por otra parte, revela que en el país “se están moviendo fondos humanitarios en cantidades importantísimas y de eso puedo dar fe”.
Las trabas para asistir

La debilidad en las instituciones ha generado un mercado negro que trafica desde alimentos hasta salud. En ese sentido, la especialista contó que hace poco en Valencia, estado Carabobo, le vendían en la entrada de un hospital una historia médica para ingresar una niña con desnutrición aguda.

Otra de las trabas que enfrentan son los traslados de los suplementos nutricionales que incluyen en sus programas, motivado a que requieren de guías de movilización que exige la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundde), requisito que según la experta en algunos casos es difícil de conseguir o es muy costoso, como en 2017, cuando les costó unos 30 millones de bolívares. No obstante, sostiene que no pueden darse el lujo de no tenerlas debido a que es un documento esencial para transportar las fórmulas de un lado a otro.

“Si nos exoneraran eso, por ejemplo, que se identifiquen los dos o tres suplementos nutricionales que son importantes para los programas humanitarios del país y se ponga una banda de precios y que el Gobierno nos subsidie, eso sería maravilloso. Nosotros pagamos por la primera lata de superalimento que se les da a los niños Bs. 1,8, ahora creo que cuesta Bs. 48 millones, cada punto que aumenta la inflación sobre un suplemento alimentario de carácter humanitario implica un niño que hay que sacar del programa porque no nos alcanza. Deberíamos actuar en consecuencia a las circunstancias en las que está el país”, mantiene.

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