A ese proceso se refiere el Presidente de la República cuando señala que en Venezuela se debe dar prioridad a "las carreras que tienen que ver con el desarrollo económico industrial, agroindustrial, agrícola (...) científico, técnico, y tecnológico del país"
La expresión que titula el artículo de esta semana es una metáfora para simplificar la acción destructiva que lleva a cabo el Gobierno nacional en la Universidad autónoma venezolana. Una institución centenaria que consistente y persistentemente ha dejado de lado su crisis académica, organizativa y de funcionamiento para trabajar por el país; para hacerle más llevadera su caótica existencia.
La gestión gubernamental pretende desligarse de los ingentes problemas que mantienen a las universidades en el desamparo total. Al no tener interés en dar respuesta a esas necesidades y demandas se detiene en una de sus funciones esenciales: la formación de profesionales con competencias y habilidades para el trabajo creador y productivo en las diversas aéreas del desarrollo integral del país. Así expresó: “No puede haber universidades con carreras graduando miles y miles de profesionales en carreras que nada tienen que ver con el desarrollo del país” (sic).
No recuerdo en la historia contemporánea venezolana una intención tan abyecta e irrazonable como esta, carente del más elemental argumento, para suponer que hay carreras que sobran en las universidades. ¿Evaluarlas y reorientar el perfil profesional? de acuerdo, pero no veo porque eliminar escuelas, facultades y demás organismos académicos pues las actividades que realizan supuestamente no tienen impacto en el “progreso” nacional según esa particular perspectiva, descartada en la década del 70 porque solo buscaba el crecimiento económico de los países.
A ese proceso se refiere el Presidente de la República cuando señala que en Venezuela se debe dar prioridad a "las carreras que tienen que ver con el desarrollo económico industrial, agroindustrial, agrícola (...) científico, técnico, y tecnológico del país". Esa visión distorsionada del desarrollo fue sustituida por una que conciliaba el crecimiento económico con el desarrollo social; esto es “crecimiento económico en desarrollo social”.
Para el Gobierno nacional, el caos del país no se debe al fracaso del modelo político-económico ni a la incapacidad gubernamental para proporcionar a los egresados universitarios oportunidades de servir a Venezuela en las áreas del conocimiento para el cual se formaron. No, el problema son las universidades porque no responden a la visión político-ideológica y desarrollista del régimen. A la promesa de crecimiento cuantitativo del país previsto en el plan de la patria.
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