Los tira y afloja de los que aspiran a ser gobernadores en sus
respectivos estados como representantes de la MUD están pasando casi
desapercibidos, lo cual es, en cierto modo de ver las cosas, hasta
conveniente.
Los venezolanos nos hemos distraído con las peripecias de la pareja
Ferrer-Ortega. Y más con las de esta última que con el primero, un ser
más bien anodino. Los tira y afloja de los que aspiran a ser
gobernadores en sus respectivos estados como representantes de la MUD
están pasando casi desapercibidos, lo cual es hasta conveniente. Así
poco nos percatamos de cómo quienes han asumido, unos por liderazgo bien
ganado en la lucha política, otros a punta de zancadillas y codazos,
han logrado colocarse en los tacos de salida de una carrera que
terminará en primarias.
La opinión no termina de unificarse en torno al dilema de si votar o no.
Quienes nos apegamos al criterio de
que al régimen hay que presentarle combate en todos los terrenos
posibles, otros opinan no votar, porque el ente arbitral no es
confiable, como si eso fuera nuevo, y entregar las gobernaciones a la
piara corrupta de quienes arruinaron el país. Así que toda la atención
del país está centrada en un supuesto material que la fiscal de la
república (así, con minúsculas, por favor) se ha llevado en sus maletas a
Colombia, como primera escala de una huida que terminará en el otrora
odiado territorio de Trump.
En un mensaje colgado en las redes, supuestamente de la autoría de Luisa
Ortega, se presenta una larguísima lista de actos de corrupción que
tenía engavetados mientras disfrutaba de los favores del régimen, y que
ahora, repudiada por sus antiguos compañeros de aventura socialista,
amenaza con dar a conocer a las autoridades que luchan contra el
narcotráfico y el lavado de dinero.
Siempre hemos usado el término “engavetado” para referirnos a
expedientes que un funcionario mantiene sin darle el debido curso. La
mayoría de las veces afecta a los interesados que reclaman sus justos
derechos. De manera que los venezolanos y el resto del mundo nos hemos
enterado de cómo la fiscal Ortega tenía “engavetada” información
privilegiada que prueba toda una retahíla de turbios negocios,
realizados por los más encopetados jefes del chavismo con empresas que
pagaron jugosas comisiones para la obtención de fabulosos contratos.
Es una danza de millones que marea a los que nunca hemos tenido ni
siquiera la milmillonésima parte del dinero que esta gente tiene
repartido por todo el mundo, a su nombre o el de familiares y personas
interpuestas. Su cinismo llega hasta a afirmar que donde tenía
“engavetados” los originales de los expedientes que ahora carga en sus
maletas, reposan copias sin valor. A los más humildes sólo nos queda
esperar que la información de Luisa Ortega sea un clavo más para el
ataúd del fracasado socialismo, y que el dinero que resulte incautado
sea devuelto al país.
http://www.panorama.com.ve/
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