Ilustraciones: Fabricio Vanden Broeck |
A diferencia de Colombia, que es un país violento con una cultura política civilista, Venezuela es un país pacífico con una cultura política militarista. Muchos venezolanos les confieren a los militares el papel de “salvadores de la patria”. No es extraño que el rechazo al ajuste estructural de Carlos Andrés Pérez acabara convertido en oportunidad para el golpismo militar en 1992 y luego en la victoria electoral del teniente coronel Hugo Chávez en 1998. El militarismo venezolano de tradición conservadora, vocación autoritaria, pasado represivo y entrenamiento estadunidense, pudo así alcanzar el poder con una narrativa antipolítica como la de Fujimori, para luego asumir una plataforma izquierdista antineoliberal. La pregunta en aquel momento era si Chávez era un nuevo “gorilato militar” o una revolución como él decía.
Ilustraciones: Fabricio Vanden Broeck |
La plata venezolana llegó, así, a los extremistas de izquierda de todas partes: Estados Unidos, Gran Bretaña, España y toda América Latina; se pagaron consultorías a académicos europeos a precios de ejecutivos de Coca Cola, se financiaron partidos políticos, organismos no gubernamentales, campañas electorales, candidaturas presidenciales, convenciones internacionales, se inventó la Alianza Bolivariana de América, se alineó petroleramente a los pequeños países caribeños y con 90 mil barriles diarios de petróleo Cuba logró sobrevivir y ganar tiempo para empezar a transitar gradualmente al capitalismo porque su socialismo ya había fracasado.
El dinero venezolano tuvo tres destinos principales, una parte en políticas sociales, otra en geopolítica de protección y otra para los militares y la elite chavista. Todo esto se hizo con un manejo brutalmente ineficiente, despidiendo a los técnicos y colocando militantes en posiciones de gobierno, hasta alcanzar una burocracia de más de dos millones de personas. Las Fuerzas Armadas pasaron a tener el doble de generales que Estados Unidos ascendiendo a dos mil oficiales a ese rango, con ello tuvieron más cabeza que cuerpo, algo ilógico para una fuerza militar, pero lógico para distribuir corrupción. Compraron armamentos militarmente inútiles bajo contratos que les permitieron hacerse de miles de millones dólares. El desorden en el manejo de los recursos ha sido gigantesco, sin controles y bajo el supuesto de que gobernarían por siempre sin jamás tener que rendir cuentas a nadie.
El dinero era tan abundante que se tapaba el despilfarro con más despilfarro. Si escaseaba comida se compraba más y se la dejaba pudrir sin repartirla. En esa ruta se realizaron expropiaciones que lo mismo perjudicaban a grandes capitales que a panaderías de barrio. Las empresas expropiadas terminaron arruinadas, afectando el mercado, golpeando la estructura productiva y las cadenas de distribución de productos. Cuando cayeron los precios del petróleo estalló el drama del hambre para los más pobres y se les repartió represión como alimento. Los saqueos más violentos y la represión más brutal han ocurrido en antiguos bastiones chavistas, entre éstos, el lugar donde nació Hugo Chávez y el barrio donde vivió Nicolás Maduro cuando era pobre.
Por un momento algunos, aunque nunca estuvimos de acuerdo con la tal revolución bolivariana, pensamos pragmáticamente que, a pesar del desorden, el chavismo podía derivar en inclusión social, generación de nuevas elites y un partido político de izquierda que podía madurar con el tiempo. Pero no hubo ahorro, no hubo transformación productiva, no hubo planes sociales sostenibles, no hubo construcción de institucionalidad, se dejó de realizar elecciones libres cuando se tuvo certeza de perderlas y se inventaron una Asamblea Constituyente partidaria para quedarse gobernando para siempre por la fuerza. Entre el 6 de abril y el 7 de agosto los militares y paramilitares han asesinado a 156 personas y herido a más de 10 mil. Existen más de 600 presos políticos y la tortura se ha vuelto sistemática.
Las revoluciones, equivocadas o no, descansan en procesos sociales en los que se lucha en desventaja contra un poder muy superior. Esto obliga a un despliegue extraordinario de mística, heroísmo, espíritu de sacrificio, capacidad de organización, un extenso voluntariado y un manejo austero de los escasos recursos de que se dispone. Las revoluciones suelen ser por ello un momento muy religioso de la política. Nada de esto estuvo, ni ha estado presente en el ascenso del chavismo. Este llegó al gobierno vía elecciones libres, una vez allí pasó a administrar una abundancia extraordinaria, durante dos décadas reinó políticamente en el continente y gozó de la tolerancia de cuatro gobiernos de Estados Unidos. Es hasta que empezaron a matar, apresar y torturar que se acabó la tolerancia.
En Venezuela se produjo un engendro en el que se combinaron la utopía izquierdista, el autoritarismo militarista de derechas, el oportunismo geopolítico, la ineficiencia de gobierno y el dinero como factor de cohesión. Ni los utópicos, ni los militares sabían cómo gobernar y el resultado ha sido fatalmente destructivo. Corrupción hay en todas partes, pero el problema más grave es que en Venezuela, mientras todos se ocupaban de robar, nadie se ocupaba de gobernar en serio. El engendro derivó en una cleptocracia de gran escala. Más que militancia revolucionaria construyeron redes clientelares, las milicias y “colectivos” son lumpen pagados y la propia dirigencia izquierdista terminó en una descarada corrupción.
Recuerdo que en una ocasión se acusó a Fidel Castro de tener cuentas en el extranjero y éste respondió con mucha firmeza que estaba dispuesto a renunciar si se lo probaban. La aplicación de sanciones personales por parte de Estados Unidos a Nicolás Maduro y otros 22 dirigentes chavistas incluye congelarles cuentas y bienes en Estados Unidos. Ni Maduro ni los principales dirigentes incluidos en estas listas han negado que posean bienes y cuentas. Al vicepresidente Tareck El Aissami se le ha descubierto una fortuna personal de varios cientos de millones de dólares. ¿Cómo fueron tan estúpidos para declararse revolucionarios antiimperialistas y al mismo tiempo abrir cuentas y comprar propiedades en Estados Unidos?
Leer mas: http://www.nexos.com.mx/?p=33480
No hay comentarios.:
Publicar un comentario