Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

jueves, 6 de junio de 2013

El derrumbe / SIMÓN GARCÍA

Con la gravedad de un retroceso, mientras menos apoyo recibe el gobierno más acude a la arbitrariedad. En una básica reacción compensatoria sustituye el consentimiento popular por una acentuación de su autoritarismo.

Los enchufaos carecen de pericia para resistir los embates del aglomerado de crisis creadas o agudizadas por sus ineficacias. En tiempo record han juntado en un mismo fracaso la precarización de los derechos sociales con la reducción de los derechos políticos. Las libertades escasean igual que la mantequilla.

Chávez estuvo a punto de pasar a la historia como el único caso de imposición de un régimen socialista en condiciones relativamente pacíficas y democráticas. Una peculiaridad que molestaba a Fidel, seguramente por el cuestionamiento que rebotaba hacia su perpetuación autocrática en la isla.

A pesar de sus pataletas, que pudieran suponerse como fríamente calculadas, Chávez supo reconocer formalmente resultados que le fueron adversos, porque valoró como fundamental una cobertura democrática que le permitiera cumplir otro imposible revolucionario: pasar de la conquista electoral del gobierno a tomar todo el poder del Estado.

Una proeza que sí logró llevándose por los cachos el derecho a protestar, a la huelga, a la libre sindicalización o a la contratación colectiva para hablar sólo de los trabajadores.

Ese ciclo se cerró con el empeño cupular de recordar a Chávez para condenarlo a ser apenas un olvido. Su segunda muerte ocurrió cuando bajo la tosca imitación de su voz, sus frases y sus gestos comenzó otro proyecto, comandado por una alianza competitiva entre los enchufaos del alto gobierno y su extensión para-estatal a través de los "empresarios" boliburgueses.

Uno de esos espacios, legalmente vedado por voluntad de Chávez a los banqueros, es la adquisición de piezas claves del sistema comunicacional. En la primera avanzada cayeron Globovisión y la cadena Capriles. Están en la mira Televen y más reacio a doblegarse El Universal.

La operación está absolutamente enfilada contra la democracia. Se trata de liquidar todo vestigio de cuestionamiento a las tentativas totalitarias del nuevo oficialismo, silenciar las luchas populares, segregar a los opositores y hacer invisible al líder de la unidad, Henrique Capriles.

Se pretende apuntalar a toda costa la imagen de un país ficticio y acallar la verdad para intentar conservar los privilegios cupulares ante los cuestionamientos a su origen, a su desempeño y a su perversión ética. Se prohíbe hablar de política.

Si un gobierno viola garantías que la Constitución atribuye a los ciudadanos abandona su condición democrática. Todo empresario, capitalista o enchufao, al gerenciar un medio de comunicación debe cumplir con unas exigencias indispensables en la modelación y formación de un bien social como lo es la opinión pública. Están obligados a asegurar el derecho a la información y a la libertad de expresión dentro del marco universalmente aceptado como democrático.

Los venezolanos están imperativamente retados a luchar por estas condiciones tanto en los medios del Estado como en los privados. Una obligación que no debe dejarse pasivamente en manos de la audiencia.

Pero ahora surge otro doble desafío, estar en los medios proclives a la versión única y abrir formas alternativas de comunicación social. Cuestión de totalitarismo o democracia.

@garciasim

Tal Cual

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