Quizás presionados por la impronta dejada por quien descansa cerca de Miraflores o por el hecho impugnador que desde la oposición se viene haciendo, a raíz de las elecciones del 14 de abril, donde la MUD con su ex candidato a la cabeza, insiste en que fue objeto de un fraude masivo para robarle con la anuencia de algunas autoridades, su inequívoco triunfo electoral; el Consejo Nacional Electoral, ha convocado para el domingo 8 de Diciembre las elecciones municipales. Impugnar y participar será el filo de la navaja por donde se desplazará a partir de ahora y hasta la fecha anunciada, el discurso, la táctica y estrategia de la vanguardia opositora.
Debemos recordar que Tibisay Lucena, Sandra Oblitas y Vicente Díaz, continúan en sus cargos, a pesar de habérseles vencidos sus periodos de 7 años, y todavía el ocupado en ordenar trifulcas y puñetazos en el parlamento, no ha anunciado la fecha, ni el cronograma, que arrancaría con la constitución del comité de postulaciones en la Asamblea Nacional, para designar a los sustitutos, de acuerdo con la Ley Orgánica del Poder Electoral. Estará buscando el alto gobierno, con esta mora deliberada del Parlamento, el que la oposición incorpore nuevos elementos, para el cuestionamiento de la legalidad y legitimidad de todas las acciones y decisiones de quienes están ejerciendo estos cargos, y así soterradamente provocar altos niveles de abstención, en un elector opositor que aprendió la lección tan cacareada por el oficialismo, sobre la participación de la sociedad, señalada en nuestra carta magna.
La elección de 335 Alcaldes, 2.366 concejales y 69 representantes indígenas, al entramado municipal del país, reflejan la importancia de este evento y la incomprensión de las autoridades electorales y del propio liderazgo político nacional, al haber suspendido en varias oportunidades estas elecciones. Ahora bien, el hecho cierto es que vamos de nuevo a otra contienda sin haberse esclarecido los resultados de la anterior. Hasta donde el propio Henrique Capriles, estará en capacidad de poder saborear los dos conejos que le pone en el asador el CNE y el TSJ, sin riesgo de quemársele el más suculento y apetecible plato. Sólo los lapsos perentorios de uno y otro proceso lo dirán, y por supuesto, la madurez y la sapiencia política que se le coloque a semejante dilema.
Mientras tanto, y al margen de la decisión que tome la sala electoral del TSJ, en torno a la impugnación interpuesta por la oposición, con o sin nuevas autoridades en el ente rector electoral, los ciudadanos estamos obligados a producir los cambios, que sólo son posibles en democracia. Aquí esta en juego el interés mas inmediato del ciudadano; de manera que ni los retardos, tampoco los artilugios legales y mucho menos las estrategias díscolas y radicales, de cualquiera de los bandos polarizantes, nos debe sacar de la ruta electoral, que le dará a cada pueblo y ciudad, a partir del año que viene, un Municipio remozado en sus autoridades, para seguir por el camino de la participación protagónica y democrática, que nos impone la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario