Segun el economista Angel Alayón, el componente importado de los costos de producción de los principales alimentos en Venezuela oscila entre 40% y 70%. En consecuencia, si alguien desea estimar el impacto en los precios de la devaluación del 65% de las importaciones de materia prima, insumos y repuestos de la industria de alimentos, debe multiplicar el porcentaje del componente importado por el porcentaje de la devaluación. Es un error asumir que el precio de los alimentos debe subir en la misma proporción que su componente importado.
Indudablemente, la eliminación del tipo de cambio de 2,60 bolívares fuertes por dólar incidirá en un alza de los costos de producción de los alimentos, lo que repercutirá en el necesario aumento de precio de la comida; alza que algunos analistas y economistas coinciden en estimar en al menos 40%, por ahora.
"El gobierno no puede obviar que a partir de ahora, la importación de materia prima se hará con un dólar 65% más caro, por lo que los alimentos deberán subir en una proporción similar", acotó el presidente del Centro de Documentación y Análisis Social (Cendas) de la Federación Venezolana de Maestros, Oscar Meza.
El porcentaje de aumento final dependerá del costo de la materia prima, que además de estar subiendo en los mercados internacionales, será adquirida con un dólar más caro.
Los precios de los alimentos básicos alcanzaron en diciembre un nuevo récord histórico, según los datos proporcionados por la Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO). El pan y los platos nuestros de cada día cerraron el año 2010 por encima incluso de los máximos registrados durante la gran alerta alimentaria sufrida por varios países durante el verano de 2008, el año cero del nuevo desorden mundial. El indicador de precios de los alimentos de la FAO, que analiza la evolución de 55 materias primas alimentarias, alcanzó en diciembre los 214,7 puntos, frente a los 206 enteros del mes anterior y por encima del anterior tope de 213,5 puntos registrado en junio de 2008.
Este repunte responde más a razones especulativa que de un aumento del apetito de los consumidores, llenos de desconfianza y de raciones de incertidumbre. Pero ya sea por la gula de las nuevas potencias emergentes o por la vieja avaricia de las de siempre, el desenfrenado aumento alcista conduce invariablemente a la meta de la inflación desbocada.
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