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Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

miércoles, 1 de octubre de 2025

Stephen S. Roach: China planea, Estados Unidos reacciona


Los dirigentes chinos trabajan duro para dar los últimos retoques al XV Plan Quinquenal del país. Mientras tanto, desde el inicio de su segundo mandato, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha emitido la cifra récord de 205 órdenes ejecutivas y solo ha firmado un puñado de proyectos de ley. La comparación es sorprendente: Mientras que China cuenta con un proceso de planificación estratégica, Estados Unidos no tiene ni plan ni estrategia.

El ejercicio de planificación es un pilar fundacional de la República Popular China. El primer plan se extendió desde 1953 hasta 1957 y estuvo fuertemente influido por la relación posrevolucionaria de Mao Tse-tung con Joseph Stalin. En los años siguientes, los planes se hicieron más elaborados, al igual que el proceso de preparación.

La Comisión Estatal de Planificación que fijaba objetivos industriales al estilo soviético a principios de la década de 1950 fue sustituida finalmente por la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma. Además de seguir las directrices del Partido Comunista de China y basarse en la experiencia de los ministerios que componen el Consejo de Estado, la CNDR consulta con académicos y líderes industriales externos. El periodo de gestación del proceso de planificación chino es largo: En cuanto la Asamblea Popular Nacional aprueba un plan quinquenal, se inicia la elaboración del siguiente.

Los planes quinquenales de China distan mucho de ser perfectos. Los cuatro primeros fueron desastres sin paliativos, dominados por el fanatismo ideológico y la extralimitación de Mao. En el segundo plan (1958-62) se produjo el catastrófico Gran Salto Adelante, mientras que el cuarto (1971-75) estuvo marcado por la desastrosa Revolución Cultural.

No fue sino hasta el quinto plan (1976-80) que introdujo las reformas de Deng Xiaoping y abrió la economía, cuando el proceso de planificación se volvió más proactivo y se centró en impulsar el crecimiento y la prosperidad. El noveno plan (1996-2000) desencadenó una oleada de reformas para sanear las empresas estatales. Los planes undécimo (2006-10) y duodécimo (2011-15) sentaron las bases de la estrategia china de reequilibrio impulsada por el consumo, un punto inacabado de la agenda que muchos esperan que se perfeccione en el próximo plan decimoquinto (2026-30).

En cambio, Estados Unidos aborrece la planificación. La “mano invisible” del mercado, y no los objetivos y directrices del gobierno, asigna los escasos recursos del país. En teoría, los responsables de la política monetaria y fiscal pueden orientar e intervenir en la economía estadounidense, ayudados por la interacción entre la autoridad ejecutiva y la del Congreso sobre el presupuesto federal. Pero en la práctica, ese proceso prácticamente se ha roto debido a la intensificación de la polarización política.

En las últimas tres décadas, las batallas partidistas sobre los recortes del gasto (en la era Clinton), la atención sanitaria (en la era Obama) y el muro fronterizo (en el primer mandato de Trump) han provocado una serie de cierres del gobierno. Ahora, se avecina otra lucha en torno a los recortes de gasto de la ley One Big Beautiful Bill y los billones de dólares que sus recortes fiscales añadirán al déficit.

La política industrial difumina la distinción entre la planificación central al estilo chino y la mano invisible. En China, la política industrial es una extensión lógica del establecimiento de objetivos a largo plazo y ha incluido recientemente el programa Made in China 2025, el Plan de Acción Internet Plus, el Plan de Desarrollo de la Inteligencia Artificial de Nueva Generación y el reciente Plan AI Plus. En comparación, la política industrial estadounidense es reactiva: aborda las prácticas competitivas supuestamente desleales de otros países en sectores que los políticos estadounidenses juzgan de suma importancia.

Profesor de la Universidad de Yale y ex presidente de Morgan Stanley Asia, es autor de Unbalanced: The Codependency of America and China (Yale University Press, 2014) y Accidental Conflict: America, China, and the Clash of False Narratives (Yale University Press, 2022).

https://www.costadelsolfm.org/


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