La élite gobernante colombiana, fiel a Francisco de Paula Santander, no pudo tolerar que el 27 de agosto de 1828 Simón Bolívar asumiera la condición de Supremo Dictador para salvar a la República de la anarquía. Menos aún que, en el mismo decreto, se suprimiera la vicepresidencia que ostentaba Santander.
A partir de ese acto de autoridad, los conspiradores iniciaron un plan para eliminar a Bolívar y su gobierno, debatiendo entre el asesinato o el apresamiento y exilio. Se cuenta que el comandante venezolano Pedro Carujo argumentó que lo más efectivo era darle muerte.
Alertados de que sus intenciones golpistas habían sido descubiertas, la noche del 25 de septiembre de 1828 decidieron ejecutar el magnicidio. Entre los principales conjurados, además de Carujo, figuraban civiles y militares como Florentino González y Luis Vargas Tejada.
Tras armarse con la ayuda de soldados traidores, asaltaron el Palacio de Gobierno. Sin disparar un solo tiro, usando armas blancas, sometieron a los centinelas. Los ladridos de los perros del Libertador alertaron a Bolívar y a Manuela Sáenz.
Mientras Carujo custodiaba la entrada, Bolívar, espada en mano, quiso enfrentar a los atacantes, pero la valiente intervención de Manuela lo convenció de huir por la ventana, salvando así su vida y el destino de la Patria.
Este episodio, conocido como la Conspiración Septembrina, no fue solo un atentado contra un hombre, sino un golpe artero contra los ideales de unidad y libertad que él encarnaba.
Hoy, más que nunca, rescatar el pensamiento bolivariano es un imperativo. Significa asumir la defensa irrestricta de la libertad y los derechos humanos de los ciudadanos, valores que aquellos conspiradores intentaron suprimir como hoy lo intentan quienes a nombre de un bolivarianismo ramplón nos gobiernan.
La vigencia de Bolívar reside en recordarnos que la lucha por la justicia, la soberanía nacional y popular es permanente, y que su legado debe guiarnos contra cualquier forma de opresión que amenace la dignidad de los pueblos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario