No sé si los amables seguidores y los contradictorios lectores lo saben, lo vuelvo a repetir, por si acaso algunos lo han olvidado: la propaganda surgió durante el proceso de la contra reforma cristiana. Se dice que, el brillante San Ignacio de Loyola, fue uno de sus creadores. Al darse cuenta de las confusiones y de los diferentes discursos y temáticas que se debatían, en un momento crucial para la Iglesia Católica, organizó grupos de discusión, a los que se llamó, de “Propagación de la Fe”; de allí surgió lo que posteriormente se conoce como propaganda. La idea de inculcar, inducir y convencer a la gente de la verdad de lo expuesto por Jesús Cristo en sus proclamas, discursos, sermones y demás formas de expresión, para configurar su Iglesia Católica Apostólica Romana. Así logró defender las tesis iniciales de Jesús Cristo. Con pasión y el lema extraordinario, en “Todo amar y servir”, fundó además la Compañía de Jesús, legado extraordinario para la humanidad.
En el siglo XX, mentes retorcidas de nazistas y comunistas, crearon una propaganda densa, fuerte, destinada a transformar a las personas en una especie de autómata seguidor de esas ideologías. En muchos aspectos, pretendieron imitar a la Iglesia. ¿Otra religión? El símbolo más importante de los católicos es la Cruz. Los nazis crearon la esvástica, una cruz, realizada en forma de un cuadrado, representa a la Cruz Gamada. Los comunistas, ateos, crearon el símbolo de la Hoz y el Martillo: la violencia y el trabajo. Con múltiples interpretaciones, fundamentalmente, la representación de un poder nuevo: el Partido Comunista, el ascenso de la clase proletaria al poder y la desaparición de la burguesía, antigua clase dominante.
Está claro que el fracaso de ambas teorías fue absoluto. A pesar de estos brotes izquierdistas, que surgen en América Latina. Y los de los ultra derechistas nazistas en Europa. No hay en el mundo, en este preciso momento, ninguna revolución triunfante: todas han sido destruidas, desaparecidas, desconocidas en medio de múltiples avatares económicos-políticos-éticos-sociales.
¿Cómo hacer triunfar una teoría derrotada, anacrónica y falsa a partir de la propaganda? No es tarea fácil. Hanna Arendt explica, claramente: lo que se busca, es que nadie, crea nada. Ese es el objetivo. La desinformación y la mentira están a la orden del día. Dicen tantas mentiras, falsas noticias, bulos, fakes o como los quieran llamar, y entonces no se cree, tampoco, lo que es verdadero. Prácticamente, no se puede distinguir la verdad de la mentira. En días recientes alguien me preguntó, con sinceridad: ¿lo de la lancha es verdad? ¿murieron once personas? ¡no parece creíble! Otra buena persona, ingenua y confiada, me dijo: “No está pasando nada, eso de los barcos es mentira”. Cuando esto pasa, ellos están logrando su propósito; la gente de buena fe no cree en nada. Tampoco en las torturas, la puerta giratoria de los presos, menos en las desapariciones forzosas y aquellos que no han tenido derecho a la defensa. En ese momento sin duda, logran imponer las dudas y las mentiras ante la realidad y volvemos al tema de la negación, con sus consecuencias.
Otra cuestión refiere a las abultadas mentiras de los regímenes a punto de caer. Cuento lo que ocurrió en Chile. El Partido Comunista Chileno, se ufanaba y lo decía por todas partes, durante el Gobierno de Salvador Allende: “Tenemos 100.000 hombres armados, entrenados y dispuestos a defender la patria”. Pura propaganda. (Cualquier semejanza con los 4 millones y medio de milicianos, ¿causalidad o casualidad?) En aquellos tiempos, década del 70, hace más de 50 años, la tecnología de la seguridad no estaba avanzada como hoy.
Lo que narro, lo contó un militante del MIR chileno. Explicó, los que estaban armados, no alcanzaban a 5.000. La CIA, creyó el cuento, y el día del golpe, salieron en busca de los 100.000 milicianos armados. No los encontraron. Tomaron la decisión, espantosa, de meter en el Estadio Nacional, a todos los que se sabía eran de izquierda, comunistas, miristas o, con fama de izquierda y fusilarlos. Unas 14 mil personas en total, incluyendo artistas y simpatizantes. Los mataron sin piedad, sin dar tiempo a juicios. Un verdadero espanto, en pleno Siglo XX. Horrorizados los demócratas del planeta. No nos cansamos de protestar y llorar por esa gente, entre las que estaba el famóso cantante Víctor Jara. (QEPD) Derramé lágrimas de impotencia en aquellos años, sufrí intensamente. Después cuando el amigo chileno me explicó las Supuestas razones de la barbarie, mi furia, mi molestia fue en contra de los responsables: la CIA por asesinos implacables y los del PCCH y el MIR, por embusteros.[1]
Los amables lectores y los contradictorios, tal vez, se puedan dar cuenta de cómo es terrible la lucha cuando se lleva a extremos. Los chinos dicen: “Cuando se es fuerte, hay que aparentar debilidad; cuando se es débil, hay que aparentar fortaleza”. Sin embargo, el costo de las mentiras puede ser muy alto, como les he contado. La violencia, siempre será el arma de quienes no tienen razón, como se decía en aquellos “Los años terribles de los 60”. Américo Martín, (QEPD) los denominó así en su libro. Ahora, deberemos estar alertas. ¡Dios y la Virgen nos amparen de las mentiras y de las consecuencias de la propaganda!
[1] PCCH= Partido Comunista Chileno.
MIR= Movimiento Independiente Revolucionario.
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